por Carlos Pissolito
Que el 2020 y el 2021 han sido los años de la Pandemia, ya no hay quien lo niegue. Resta ver cómo sigue la saga en el 2022, ¿será el año del fin de ella? Veamos.
En principio, varias vacunas han sido aplicadas en grandes cantidades, incluso más allá de lo previsto. Sin embargo, un núcleo duro de réprobos se mantiene, especialmente, en los países más desarrollados.
En un principio, la misma pretensión, le puso límites a la ambición y a la idea de que pronto podría lograrse algo parecido a la enunciada inmunidad de rebaño. Al menos en la mayoría de los territorios. De hecho, hay, hubo y habrá muchas diferencias, entre los países ricos que pueden comprar las dosis necesarias para inmunizar a su población, de los que no puedan.
Más recientemente, se ha sumado la paradoja de que ni, aún, los territorios más intensamente vacunados estaban libres de las nuevas variantes de la Pandemia. Sí hay que reconocer que más allá de los inconvenientes causados por las vacunas, especialmente, las basadas en el ARN mensajero, han logrado disminuir las tasas de hospitalización y de mortalidad.
Por sobre todas estas dudas, cada día hay más certeza respecto de que será el eterno Orden Natural quien terminará haciéndose cargo de todo. Ya sea que el virus del Covid 19 haya sido una creación humana o una mutación natural; las aguas de la Naturaleza volverán a ocupar el irresistible curso de la vida que todo lo controla. Pues, todo puede evitarse, menos las consecuencias de lo antinatural.
Otra certeza es que, tantos los Estados como las megacorporación han aprovechado la Pandemia para reforzar sus mecanismos de ingeniería social destinados a mejorar la vigilancia y el control que ya venían ejerciendo sobre las masas
Lo que queda por verse en este 2022 que recién empieza, es si estos mecanismos, se irán desarmando a medida que la Pandemia vaya disminuyendo en peligrosidad o si permanecerán en su lugar o si incluso se incrementarán a la espera de futuras pandemias o, simplemente, por esta es la intención de las elites.
Finalmente, queda por verse un más completo develamiento de las consecuencias que dos años de Pandemia producirán en la geoeconomía. Especialmente, a la de los países más desarrollados. Los que ya comienzan a sufrir las consecuencias de sus políticas expansivas puestas a punto para combatir los efectos negativos de la Pandemia. Por lo que tanto la inflación como la recesión económica, sus lógicas consecuencias, parecen destinadas a quedarse con nosotros por un tiempo.
En resumen: un escenario plausible para el 2022 sería el un mundo que continuará experimentado, por una lado, las consecuencias naturales de la Pandemia; como los intentos de las élites de aprovecharlas para mejorar sus mecanismos de vigilancia y control, por el otro.
***
P.S.: Oswald Spengler en "La Decadencia de Occidente" sostenía que en una cultura decadente, existen tres tipos de personas: los románticos que quieren volver a un pasado mejor; los estoicos que contemplan la realidad sin intervenir activamente; y los escépticos que no creen en nada ni nadie. De mi parte, le he agregado que Julius Evola vislumbraba otra posibilidad. Creo que más realista. La de tratar de cabalgar el tigre de la decadencia. Un realismo con ideales o, al menos, con esperanza. En eso estamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario