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por William S. Lind
Al momento de escribir esto (martes 15 de febrero), Rusia no ha invadido Ucrania. Dudo que lo haga. ¿Por qué? Porque Rusia tiene más que ganar no invadiendo que asumiendo todos los riesgos que conlleva la guerra.
En la superficie, puede que no parezca ser el caso. Rusia ha gastado una gran cantidad de dinero en posicionar a sus fuerzas armadas para una invasión. Al no seguir adelante, podría parecer débil, al menos a los ojos de los tontos. Los neoconservadores y de "Blob" (1), el establishment de la política exterior de Washington, afirmarán que las amenazas de sanciones estadounidenses obligaron al presidente Putin a dar marcha atrás, a pesar de que ha dicho, repetidamente, que no tiene intención de ir a la guerra.
Eso apunta al primer beneficio para Rusia al no atacar: Putin parecerá ser un hombre de palabra, mientras que "Blob" habrá sido expuesto como un fraude histérico. Eso no dañará a "Blob" a nivel nacional: él y sus lampreas neoconservadoras se han equivocado en todo desde el final de la Guerra Fría y aún permanecen en el poder, pero el resto del mundo tomará nota. Será menos probable que reaccione la próxima vez que "Blob" le ladre al oso.
Para Rusia, la mayor recompensa de no invadir es haber demostrado que puede hacerlo. El ejército ruso habrá llevado a cabo (bastante bien) una movilización, completamente, convincente para un conflicto en Ucrania. Nadie duda de que, si se ve obligada a hacerlo, Rusia puede tomar Kiev en dos semanas. No existe la posibilidad a corto plazo de que Ucrania se una a la OTAN, por lo que Rusia no tiene necesidad de actuar en este momento. Pero ahora todos saben lo que puede hacer el ejército ruso.
Mientras tanto, el costo financiero para Rusia de su amplia movilización se paga fácilmente con la inteligencia que ha reunido. ¿Inteligencia sobre qué? Sobre lo que la OTAN y especialmente de lo que los EEUU pueden y no pueden ver. El pánico de "Blob" ha llevado a Washington a revelar una gran cantidad de inteligencia, que a su vez apunta a las fuentes. Los rusos ahora tienen una imagen clara de lo que la inteligencia estadounidense puede percibir y, lo que es aún más importante, de lo que no puede percibir. "Maskirovka" (enmascarar o camuflar acciones planificadas, especialmente la concentración de fuerzas antes de una ofensiva) ha sido durante mucho tiempo un principio central de la guerra en Rusia. Rusia, pero no los EEUU, sabe por lo que revelamos dónde funcionó su "maskirovka". Puede hacer más de lo que funcionó mientras trata de hacerlo mejor en otros lugares.
Finalmente, Rusia le habrá recordado al mundo los límites del poder militar estadounidense. En el continente euroasiático, las potencias continentales son dominantes y las potencias marítimas, incluido los Estados Unidos, son actores menos importantes. Afortunadamente, el presidente Biden se dio cuenta de que no podíamos hacer nada efectivo y descartó enviar tropas estadounidenses a Ucrania. Pero lo que hizo en su lugar, el envío de un puñado de paracaidistas a Polonia y a Alemania y unas pocas unidades blindadas ligeras a Rumania, mostró cuán débiles somos en el continente, no cuán fuertes. Debido a nuestra escasez de transporte aéreo y marítimo y al enorme tren logístico que requieren las unidades estadounidenses, todo lo que podemos contribuir a una gran guerra continental son algunos baches.
Como he dicho en columnas anteriores, toda esta situación era fácil de evitar. Todo lo que los EEUU tenía que hacer era asegurar al presidente Putin, por escrito, que los EEUU se oponían y se opondrían a cualquier cambio en los estatutos de la OTAN. Esos estatutos prohíben que cualquier país que tenga una disputa fronteriza con un vecino se una a la OTAN. Eso le devolvería la papa caliente al regazo de Ucrania, ya que poner fin a sus disputas fronterizas con Rusia significaría aceptar la propiedad rusa de Crimea, algo que ningún gobierno en Kiev puede hacer. Problema resuelto.
En el otro lado del libro mayor, el presidente Putin debe saber que el curso y el resultado de las guerras nunca son predecibles. Rusia probablemente podría salirse con la suya cortando una esquina de Ucrania, lo suficiente como para conseguir un puente terrestre a Crimea. Pero más que eso significaría navegar en aguas desconocidas, aguas donde el estado ruso podría encallar.
Al final, Rusia tiene más que ganar al no invadir Ucrania que al ir a la guerra. Esta es una de las raras situaciones en las que el curso de bajo riesgo ofrece más ganancias que una empresa de alto riesgo. Sospecho que el presidente Putin lo vio así desde el principio. Ahora está bien posicionado para ganar con su táctica, y no solo en el centro de Europa.
Traducción y nota: Carlos Pissolito
Nota:
(1) Blob, en inglés significa una suerte de mancha sucia y pegajosa. Lind lo usa como un término despectivo.
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