por William S. Lind
El mapa muestra las escasas dimensiones de la penetración ucraniana. |
Para quienes conocemos el frente oriental de la Segunda Guerra Mundial, ver a Kursk en las noticias es como volver a sentir una sensación de déjà vu. En aquel entonces, la batalla no sólo tenía importancia operacional, sino estratégica, ya que destruyó la reserva de vehículos blindados alemanes que el general Heinz Guderian había creado con gran esfuerzo. Alemania nunca volvió a conseguir una reserva de ese tipo.
La cuestión con respecto a la actual ofensiva ucraniana hacia Kursk es si ésta y la posible respuesta de Rusia tienen importancia operacional o sólo táctica. La invasión ucraniana de Rusia en sí misma al principio parecía no ser más que una incursión. Desde entonces se ha ampliado y, según el "Wall Street Journal" del 23 de agosto, ha evolucionado hasta convertirse en un intento de cercar a unos 3.000 soldados rusos. Según los estándares de la Segunda Guerra Mundial, esa es una cifra trivial, pero con los ejércitos más pequeños de hoy no lo es del todo, aunque las tropas en cuestión parecen ser en su mayoría reclutas mal entrenados y equipados. Aun así, por sí sola es poco probable que una Kesselschlacht (1) de ese calibre tenga importancia operacional.
El objetivo operativo de Ucrania parece ser alejar a las unidades rusas de mayor calidad del Donbass oriental, donde avanzan lentamente, para hacer frente a la invasión ucraniana. Eso no parece estar ocurriendo, al menos hasta ahora.
¿Cuáles son las oportunidades operacionales que enfrentan ambas partes? Como he escrito antes, una maniobra operacional que podría ganar la guerra para Ucrania sería avanzar hacia Rusia, como lo ha hecho ahora, luego girar hacia el sur y avanzar entre la línea del frente rusa en el Donbass y la frontera rusa. El ejército ruso que se encuentra en el frente del Donbass probablemente se desintegraría en una derrota a gran escala.
La oportunidad operativa rusa es aislar y rodear a las fuerzas ucranianas en Rusia. Para hacerlo, tendría que introducir dos fuertes fuerzas blindadas en Ucrania, tal vez con la ciudad ucraniana de Sumy como punto de encuentro. Es poco probable que un cerco más superficial tenga éxito. El 23 de agosto, el "Wall Street Journal" escribió:
En Kursk, Ucrania está ampliando la amplitud de su incursión en lugar de buscar un avance más profundo que sería más fácil de cortar, dijo Mick Ryan, estratega militar y general retirado del ejército australiano.
Ambas opciones dependen de tener grandes reservas operacionales de fuerzas móviles. He aquí la lección para el ejército estadounidense: las reservas son a menudo el factor ganador de la guerra. Tanto el ejército como el cuerpo de marines tienden a desestimar la importancia de las reservas. Las unidades mantenidas en reserva son hasta cierto punto avergonzadas, como si no fueran lo suficientemente buenas para ser enviadas al frente. Esta es una actitud falsa y peligrosa. Especialmente a nivel operacional, el bando con la última gran reserva a menudo gana porque cuando compromete esa reserva, el enemigo no tiene nada con qué contrarrestarla. Francia en 1940 ofrece uno de los muchos ejemplos históricos: después del avance alemán hacia el Canal, Churchill voló a Francia para reunirse con el Estado Mayor francés. Le preguntó al Jefe del Estado Mayor francés (creo que Weygand en ese momento): "¿Dónde está la reserva operacional?" El comandante francés respondió: “No hay ninguna”. Churchill escribió más tarde: “En ese momento supe que habíamos perdido”.
No sé si Rusia o Ucrania tienen suficientes reservas operacionales para que la ofensiva de esta última en Rusia o la respuesta de Rusia sean operativamente significativas. Sé que esa es la pregunta clave.
Ucrania tiene otra oportunidad potencial de ganar la guerra. Rusia tiene una larga historia de guerras fallidas que resultaron en intentos de golpe de Estado o revoluciones. Si Ucrania tiene suficientes reservas operacionales para avanzar entre las líneas rusas en el Donbas y la frontera rusa, la derrota rusa podría ser tan grande como para crear agitación política dentro de Rusia.
En términos de los intereses de los Estados Unidos, eso no sería algo bueno. Si Putin se va, es probable que sea reemplazado por alguien más duro, no más blando. Peor aún, la propia Federación Rusa podría desmembrarse, creando una región sin Estado con miles de armas nucleares y sistemas de lanzamiento que pueden llegar a Estados Unidos. Ese sería el peor resultado posible desde nuestra perspectiva. Esperemos que alguien en Washington pueda comprender esto y actuar en consecuencia.
Traducción y nota: Carlos Pissolito
Nota:
(1) Embolzamiento, en alemán en el original.
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