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viernes, 23 de marzo de 2012

El Papa, Cuba y la de Dios es Cristo

 

Por Carlos Alberto Montaner 





En 1998 Juan Pablo II fue a Cuba. Entonces, hace prácticamente una generación, gobernaba Fidel y la situación, como siempre, era muy crítica. Era el primer papa que visitaba la Isla y el conjunto de la sociedad lo recibió con una mezcla de ilusión y temor.
Se atribuía al papa polaco una gran responsabilidad en el fin de las tiranías comunistas del este de Europa y existía la secreta esperanza de que su presencia desatara un proceso de cambio. En eso consistía la ilusión. El temor, claro, lo generaba la represión del gobierno.
Catorce años después, el papa Benedicto XVI viajará a Cuba. ¿Algo ha cambiado? Sí, es otro país y otra generación, pero el mismo gobierno, ahora presidido por Raúl, mientras Fidel, decrépito y enfermo, se entretiene orientando al mundo por internet enfundado en un curioso chándal deportivo. La diferencia fundamental es que ya no hay esperanzas de que cambie el miserable destino de esa sociedad. La dictadura se empeña en mantener los rasgos esenciales de un modelo totalitario, brutal e improductivo, maquillado con algunos vestigios menores de propiedad privada, y ya todo el mundo sabe que el experimento está condenado al fracaso.

No obstante, todos ganan y pierden con la visita. La dictadura y Raúl Castro buscan legitimidad y demostrar que el gobierno es abierto y tolerante con cualquier país o institución (la Iglesia Católica es ambas cosas) que no cuestione el modelo político. Pero Raúl tiene a su derecha a unos pocos tipos encharcados en el dogma que no ven con buenos ojos la presencia del papa, y por su izquierda una inmensa mayoría de reformistas que desearían enterrar de una vez ese viejo disparate de difuntos sin flores que es el comunismo.

Remover ese avispero no le conviene a la dinastía militar de los Castro. Y lo está haciendo.
A la Iglesia Católica le sucede algo parecido. La visita del papa junta y divide al mismo tiempo. Roma y la Iglesia quieren, en primer lugar, divulgar la fe y predicar el cristianismo. Desean ampliar el número de fieles, hoy sustancialmente empequeñecido por la enorme masa de cubanos refugiados en diversas creencias africanas: santeros, paleros, abakuás y otras sectas. Ansían, también, que los dejen enseñar y formar ciudadanos, y que les permitan tener órganos de comunicación para participar en el debate social. Hasta ahora no hay el menor síntoma de que los vayan a autorizar, pero, mientras tanto, escriben con buena letra para ver si lo logran.

En segundo lugar, como buenos cristianos, se horrorizan de las consecuencias del sistema, pero dentro de la jerarquía eclesiástica cubana también existe una amarga división que ahora se exacerba. De una parte están el cardenal Jaime Ortega y algunos obispos, dispuestos a ejercer la compasión con las víctimas sin tratar de eliminar las causas a cambio de aumentar la presencia y la influencia de la Iglesia, mientras otros obispos, numerosos curas y religiosos y los laicos más comprometidos, como las Damas de Blanco, Dagoberto Valdés y Oswaldo Payá, saben que es inútil alimentar ancianos desvalidos y pedir piedad para los presos enfermos si no se cambia de una vez el modelo político causante de la pobreza y del terror que mantiene las cárceles llenas y a las turbas apaleando demócratas en las calles y en sus casas. Para ellos, como para la mayor parte del país, la solución no está en el alivio parcial del mal, sino en su erradicación definitiva por métodos pacíficos.
Para la oposición democrática, por último, la visita del papa es una oportunidad única de hacerse oír. Durante 48 horas el mundo, por medio de centenares de periodistas y todos los medios de comunicación importantes, tendrá sus ojos puestos en Cuba. Por eso las Damas de Blanco, casi todas católicas fieles, han pedido al papa un minuto, sólo un minuto, para que las conforte, como debe hacer el vicario de Cristo en la Tierra, porque sufren mucho y les pegan, las encarcelan y las vejan constantemente, y para entregarle un video en el que explican muy claramente las tribulaciones que padecen los cubanos. Por eso, otros disidentes, totalmente desesperados, criticados por algunos de sus compañeros, han comenzado a tomar iglesias, como se ha hecho en varios países de América Latina, porque esos recintos son espacios mínimos de libertad y allí pueden manifestar sus denuncias, al menos por un rato.

Supongo que el papa regresará al Vaticano más confundido de lo que llegó a Cuba. Les suele pasar a quienes viajan a esa isla. Habrá que exorcizarla.
 

2 comentarios:

carlos pissolito dijo...

Andrés Oppenheimer

La visita del papa Benedicto XVI a Cuba empezará en medio de un clima enrarecido: los grupos de derechos humanos están consternados por la reciente decisión del cardenal cubano Jaime Ortega de llamar a la policía para desalojar a trece disidentes que habían ocupado pacíficamente una iglesia.

Según un comunicado oficial de la Iglesia Católica de Cuba, publicado en el diario del régimen cubano, Granma, el 14 de marzo el cardenal Ortega le pidió a la policía que desalojara a los 13 disidentes que se habían refugiado en la iglesia Nuestra Señora de la Caridad de La Habana.

Tras su desalojo forzoso por policías antimotines en uniformes negros y armados con lanza gases, los disidentes, incluyendo a un hombre de 82 años, dijeron que fueron golpeados y llevados a una comisaría, donde fueron interrogados durante cinco horas antes de que les concediera libertad condicional. Según dijeron a los periodistas, habían querido entregarle una petición al Papa, y expresar sus demandas de democracia y derechos humanos.

¿Qué tan usual que un cardenal llame a la policía para desalojar a manifestantes pacíficos de una iglesia?, les pregunté a algunos de los principales grupos internacionales de derechos humanos y a varios expertos en derecho internacional.


Claudio Grossman, decano de la Escuela de leyes de American University y ex director de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, me dijo que “el uso de los lugares religiosos como asilo es una antigua costumbre, y puede considerarse parte del derecho consuetudinario. Desde esa perspectiva, esta actitud causa consternación. Contradice el rol que la Iglesia ha desempeñado tradicionalmente”.

Los grupos de defensa de los derechos humanos de Cuba están igualmente consternados. Elizardo Sánchez Santa Cruz, director de uno de los principales grupos de derechos humanos de la isla, dijo a Associated Press poco después del incidente que “no puedo salir de mi asombro” por lo ocurrido.

Mi opinión: La jerarquía de Ia Iglesia cubana ha cometido un gran error. Una cosa es no antagonizar abiertamente al régimen para poder seguir abriendo gradualmente espacios para la Iglesia en un sistema totalitario, y otra cosa muy diferente es llamar a la policía para desalojar a disidentes pacíficos.

A menos que haya una sorpresa durante la visita del papa Benedicto XVI —y a diferencia de lo que ocurrió en Chile, El Salvador y Polonia– este episodio contribuirá a que el cardenal cubano pase a la historia como cómplice de los represores, en lugar de como defensor de los oprimidos

Fuente: Miami Herald, 23 Mar 12.

carlos pissolito dijo...

Un portavoz de la Santa Sede negó que Benedicto XVI tenga en sus planes recibir al caudillo venezolano. La visita a la isla del Sumo Pontífice, que se iniciará mañana, coincidirá con la estancia del bolivariano para continuar con su tratamiento contra el cáncer.

"Fue una sorpresa. Acabo de enterarme ahora que va a estar en Cuba", dijo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en una rueda de prensa tras ser consultado sobre la sorpresiva llegada a la isla de Hugo Chávez , quien arribó este domingo desde Caracas para comenzar con nuevas sesiones de radioterapia.

Lombardi declaró además que no está programado ninguna reunión entre Benedicto XVI y el caudillo venezolano, desmintiendo las informaciones desde medios oficiales venezolanos que daban por hecho que el Sumo Pontífice recibiría al bolivariano.

Por su parte, el Papa, quien se encuentra en México para una visita de tres días, dijo el viernes que el comunismo ya no funciona en Cuba y que la Iglesia Católica está dispuesta a ayudar a la isla a encontrar nuevas formas de avanzar en nuevos modelos sin "trauma".

En declaraciones en el avión que lo trasladó desde Roma hacia México, el Sumo Pontífice dijo a los periodistas que "hoy es evidente que la ideología marxista en la forma en que fue concebida ya no corresponde a la realidad".

"Nuevos modelos deben ser encontrados con paciencia y de forma constructiva. Nosotros queremos ayudar", expresó.

Benedicto XVI, que está previsto que llegue a Cuba el día de mañana, llamó a la libertad de conciencia y a la libertad de culto en la isla, donde rige un férreo sistema comunista desde hace más de 50 años.

El Sumo Pontífice ofreció la ayuda de la Iglesia para lograr una transición pacífica en Cuba y dijo que el proceso requeriría de paciencia y también de "mucha determinación".
Fuente: Infobae, 25 Mar 12.