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miércoles, 9 de mayo de 2012

LAS LECCIONES DE LA “BATTLE OF THE FALKLAND ISLANDS”.



El valor de tu enemigo te honra.

Proverbio árabe.

INTRODUCCIÓN

Oleo de la batalla por W. Wyllie (1931).
Recientemente, publicamos en el blog Espacio Estratégico unas breves lecciones sobre el hundimiento del ARA “Grl Belgrano” por parte del submarino nuclear de ataque RMS “Conqueror”, en la Guerra del Atlántico Sur. Remarcando la necesidad de estudiar la historia militar inglesa a los efectos de conocer a nuestros adversarios. Una regla sine qua non si uno pretende vencerlos. Hace pocos días, uno de nuestros lectores nos envió una lección extraída de un hecho bélico similar, aunque anterior, al mencionado por nosotros. La denominada “Battle of the Falkland Islands” ocurrida durante la PGM, en ese mismo escenario, entre fuerzas navales alemanas e inglesas.  De inmediato, valoramos esa contribución como muy importante. Nos despertó la curiosidad ya realizar una pequeña investigación sobre esa batalla. Grande fue nuestra sorpresa cuando encontramos que no había una, sino varias lecciones a aprender. Todas con un denominador común: nos permitían entender mejor la personalidad combativa de nuestro adversario histórico: el inglés.



Una breve puesta en situación: la “Battle of the Falkland Island”

La batalla de las "Falkland Island", fue en realidad una victoria de la Marina británica sobre la Marina Imperial Alemana. Tuvo lugar el 8 de diciembre de 1914 durante la PGM, en proximidades de nuestras Islas Malvinas.  Sucedió un mes después de la derrota sufrida por los británicos en la Batalla de Cabo Coronel, esa vez próxima a las costas de Chile. Las fuerzas navales alemanas estaban a cargo del Almirante Graf von Spee y  conformadas por dos cruceros pesados (los SMS Scharnhorst y Gneisenau), 3 cruceros livianos (los SMS Nürnberg, Dresden y Leipzig) y 3 buques auxiliares que buscaban apoderarse de Puerto Stanley. Se lo impediría una fuerza naval británica superior que había amarrado unos pocos días antes allí mismo. La que estaba compuesta por los cruceros pesados (los HMS Invincible e Inflexible) y los cruceros livianos (HMS Carnarvon, Cornwall, Kent, Bristol y Glasgow).

Después del éxito de Coronel, la situación de la flota de Spee era precaria. Solo le quedaba menos de la mitad de su dotación de munición y se estaba quedando sin carbón. Todo ello a miles de millas del puerto amigo más cercano. Por otro lado, la inteligencia que disponía sobre su adversario –como luego quedaría demostrado- era deficiente. Ya que ubicaban al grueso de los buques británicos en proximidades del Río de la Plata. En contra del consejo de sus oficiales de regresar a Alemania, Spee decidió atacar Stanley. Su objetivo era ocupar brevemente las instalaciones portuarias a los efectos de reaprovisionarse de carbón, del que estaba corto; a la par de cumplir con la finalidad última de su misión. Cual era hostigar el tráfico marítimo de la Gran Bretaña.

Por su parte, las fuerzas navales británicas presentes en el Atlántico Sur, tenían la misión de patrullar las costas de América del Sur. Las mismas que como ya vimos, habían sido duramente vapuleadas en el enfrentamiento de Coronel. Donde sus cruceros Good Hope y Monmouth resultaron hundidos, contabilizándose la pérdida de 1.600 marinos, incluidos su comandante. Cuando estas infaustas noticias llegaron a Londres, el Almirantazgo ordenó que dos cruceros pesados abandonaran a la Home Fleet que defendía las Islas Británicas y se dirigieran a sumarse a la fuerza inicial, a los efectos de perseguir, alcanzar y castigar a los osados germanos.

La batalla comenzó cuando los cruceros alemanes Gneisenau y Nürnberg se aproximaban a Stanley, donde la flota británica, surta en el puerto, se reaprovisionaba. Pese a la desventajosa posición de estos buques. Spee, sorprendido por su presencia, y sin munición suficiente para el combate, decidió romper el contacto y dirigirse a mar abierto. Con sus bodegas completas los cruceros británicos salieron en su persecución. Corto de carbón, los alemanes estaban imposibilitados de ir a “toda máquina”. Por lo que, a poco de andar fueron alcanzados. Spee, entonces, decidió que era mejor enfrentar a su adversario solo con sus cruceros pesados, dándole a los livianos la chance de eludir el combate y sobrevivir.

A pesar de ciertos éxitos iniciales de los alemanes, que se veían favorecidos por la dirección del viento; el blindaje y el armamento superior de los ingleses terminó por imponerse. Como resultado del desigual encuentro: los cruceros Gneisenau, Nürnberg, Leipzig y Scharnhorst fueron hechos a pique. Del mismo solo sobrevivieron unos pocos marinos alemanes. Por su parte, los británicos solo sufrieron pérdidas –tanto materiales como humanas- menores. Como principal consecuencia de esta batalla, sostienen los historiadores, que la estrategia alemana de hostigar las rutas de abastecimientos marítimas de Gran Bretaña pudo ser neutarlizada. Quedando, en la práctica limitada a acciones menores, a cargo de corsarios.

La 1ra de las lecciones: “con la razón o sin ella”

Va a continuación el comentario de nuestro lector con la primera de las lecciones:
Campana del Dresden recuperada
por la Armada de Chile y donada a
la Alemana.

“En este sentido quiero hacerle un aporte, para reforzar lo que Ud. expresó con respecto a estas lecciones: los militares tienen que estudiar Historia Militar, particularmente de quienes pueden ser nuestros potenciales enemigos. En este sentido, hay un libro de la Biblioteca del Oficial, el volumen 411, de enero de 1953, "Canaris", de Karl Heinz Abshagen, que en su relato sobre la biografía del almirante cuenta lo siguiente, refiriéndose a los combates en el sur de nuestro continente durante la primera guerra mundial:”

"No fue muy prolongado el momento de respiro logrado por la escuadra de Graf Spee con su victoria de Coronel. El comandante naval británico había puesto en movimiento todas las palancas para borrar esa derrota infligida al prestigio británico. La escuadra alemana se topó el 8 de diciembre delante de las islas Malvinas con fuerzas de combate británicas muy superiores. En el combate naval que se produjo fueron echados a pique todos los barcos alemanes, sólo el Dresden pudo escapar, gracias a su gran velocidad. El resto del verano de 1914/15 de las antípodas, el barco se mantuvo oculto en los golfos, caletas y canales fueguinos, debido a la escasez de carbón y a la falta de provisiones. Recién después de haber logrado reaprovisionarse pudo pensar el comandante en participar nuevamente en forma activa en la guerra. Pero tampoco esta vez tuvo éxito el Dresden. El 9 de marzo de 1915 fondeó en aguas territoriales chilenas en Mas a Tierra, por falta de carbón. Sorpresivamente apareció el crucero inglés Glasgow, cuya artillería era muy superior y abrió fuego contra el barco alemán. El Teniente Canaris fue destacado por su comandante como parlamentario a bordo del barco británico. Era una situación dramática y un original epílogo de los combates de Coronel y las Malvinas. El Glasgow era el único buque británico que se había salvado en Coronel y el Dresden el único barco alemán que se había salvado en el combate de las islas Malvinas. La conversación que mantuvo Canaris con el comandante británico también fue dramática; Canaris le hizo notar que el Dresden se hallaba en aguas neutrales chilenas y que al abrir el fuego el Glasgow contravenía el derecho internacional. La respuesta del capitán británico fue breve y concisa. Dijo: "Tengo orden de hundir al Dresden donde lo encuentre. Todo lo demás lo arreglarán los diplomáticos de Gran Bretaña y Chile". Canaris regresó a su barco y el combate fue reanudado. Ante el fuego abrumador del Glasgow el Dresden se hundió. Su comandante ordenó abrir las compuertas. Las autoridades chilenas internaron la tripulación, entre la cual estaba también Canaris".


La 2da de las lecciones: “Nunca te des por vencido”.

En los preliminares de la batalla un hecho fortuito colaboró con el triunfo británico. El buque auxiliar HMS Ortega que viajaba desde Valparaíso a Montevideo se topó con el crucero liviano alemán HMS Dresden cuando ambos se encontraban navegando el Estrecho de Magallanes con rumbos paralelos. Pese a sus inferiores capacidades (casi no tenía armamento y era más lento que su contraparte) el capitán del Ortega no acató las indicaciones del Dresden de detenerse y huyó hacia los estrechos canales de la zona. Dentro de los cuales su perseguidor no podía seguirlo. Con esta audaz acción no solo salvó su pellejo,  –además- le permitió a su capitán cumplir con su misión, y lo que es más importante, informar a su comando superior que la flota alemana abandonaba el Pacifico para ingresar al Atlántico.


La 3ra de las lecciones: “Más vale maña que fuerza”.

Después de la derrota los historiadores navales alemanes, incluido el Káiser Guillermo II, se preguntaron el porqué de la fatídica coincidencia de ambas flotas en un espacio vacío tan amplio como lo es el Atlántico Sur. Inicialmente, se atribuyó esto a la mala fortuna ayudada un juicio equivocado de Spee. Quien en contra del consejo de sus oficiales, necesitado de carbón, decidió dar el fatídico golpe de mano. Sin embargo, hoy se sabe que la flota alemana fue atraída a Stanley por una artimaña británica. Así lo prueban las investigaciones del oficial naval alemán Franz von Rintelen. Quien en 1925 entrevistó al Director de Inteligencia del Almirantazgo Británico, el Almirante William Hall. En esa entrevista, Hall reconoció que todo fue posible porque un código secreto alemán había sido previamente descifrado por sus criptógrafos. Si bien el uso mesurado que hicieron los británicos de esa fuente privilegiada hizo que los alemanas no lo advirtieran. Ya que según lo comenta el Contraalmirante británico Herbert Hope, usar un código vulnerado viola la política de contrainteligencia británica. Pero, como el mismo lo hace notar: “en unos pocos meses obtuvimos un buen conocimiento de la organización, operaciones y la logística de la flota alemana. A pesar de las directivas existentes al respecto del estado mayor, no podíamos guardarnos toda esa información con los movimientos de sus submarinos, campos minados, barreminas, etc. No debíamos obsesionarnos con la noción de secreto, quedándonos con toda esa información bajo la manga, sabiendo que solo deberíamos usarla en una gran ocasión, por ejemplo cuando la flota alemana decidiera salir a combatir en masa. En otras palabras, el estado mayor estaba determinado a usar esta información en forma defensiva no ofensiva.” (Beesly, Patrick. British Naval Intelligence 1914-18, pag 41.)
La 4ta, una de los alemanes: “Respeta a tu adversario y no cantes victoria antes de tiempo”.

Almirante von Spee.
La 4ta y última experiencia no es de los ingleses es de los alemanes. Que con certeza mucho debieron aprender de todo aquello. Cuenta la historia que poco después de la batalla de Cabo Coronel. Spee con sus acorazados ingresó al puerto chileno de Valparaíso para efectuar las necesarias reparaciones. Allí, fue recibido como un héroe por los residentes alemanes. Sin embargo, Spee no consideró prudente sumarse a los festejos. Y cuando una dama le presentó un ramo de flores, replicó que las mismas se verían muy bien sobre su tumba. Sabias palabras de quien moriría un mes más tarde en su puesto de mando, yéndose a pique con su barco y con dos de sus hijos que servían en su flota a sus órdenes. Un gesto, que sería considerado hoy seguramente como poco mediático. Algo de otra época y de otra ética.



CONCLUSIONES

Dejamos a nuestros lectores la tarea de la extracción de las mismas. Hay material suficiente para ello.

                                                                                                             EL ADMINISTRADOR.

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