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sábado, 29 de septiembre de 2012

Los conflictos políticos en Asia.

       
por Rosendo Fraga - 27 Set 12
 
 
Mientras la asamblea de la UN muestra la falta de liderazgo global para encauzar conflictos como los de Irán y Siria, estos siguen escalando en Asia. La disputa entre China y Japón por las islas Senkaku-Diaoyu (el primero es el nombre chino y el segundo el japonés) fue escalando a lo largo de septiembre. Se trata de un archipiélago desabitado pero ubicado estratégicamente en las rutas marítimas, rico en petróleo y con hidrocarburos en el subsuelo de su entorno. Ahora se ha sumado un tercer actor en la disputa, que es Taiwán, que también las reivindica como herencia china. Este país envío esta semana decenas de pesqueros y patrulleros navales a la zona en disputa. Estratégicamente, Taiwán es un aliado militar de Japón frente a China y los dos primeros tienen sólidos compromisos militares con los EEUU, que incluyen la garantía de protección nuclear. Por esta razón, el conflicto que surge entre ambos complica la estrategia de Washington en la región, ya en dificultades por el conflicto entre Pekín y Tokio por estas islas. La compra de tres de las islas por parte del gobierno japonés a un particular desató el conflicto chino-japonés, que la semana pasada llegó a manifestarse con mayores protestas contra empresas japonesas en territorio chino.

Al mismo tiempo, el 25 de septiembre China botó su primer portaaviones, confirmando su intención de ser potencia militar global. Son muy pocos los países que tienen en servicio este tipo de armamento aeronaval que permite la proyección del poder militar a grandes distancias. Lo tienen las tres potencias militares occidentales -EEUU, Francia y el Reino Unido (aunque los dos que tiene esta última están fuera de servicio y en proceso de modernización), y lo tenían hasta hoy tres de las cuatro potencias del grupo BRIC (Rusia, India y Brasil). En el pasado también lo tuvieron países como Holanda, en función de la herencia estratégica de su pasado imperial. China era el único de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad que no lo tenía. El portaaviones chino es uno viejo vendido por Ucrania -heredó gran parte de la flota soviética del Mar Negro- que ha sido modernizado. El gobierno chino ha dicho que sólo será usado para instrucción, pero hay evidencias que aviones de combate ya podrían operar desde la cubierta del buque, que tiene 300 metros de extensión. El portaaviones se llama Liaoning, el nombre de la provincia china donde se encuentra la base naval más importante del país. Frente a las dos flotas de los EEUU ubicadas entorno a China -cada una de ellas tiene como eje un portaaviones, que son los más modernos del mundo-, el portaaviones chino parece sólo un símbolo. Pero muestra el desarrollo de una estrategia militar china del largo plazo que contempla que la puja entre Pekín y Washington por el control del Pacífico será el gran conflicto estratégico del siglo XXI.
Todo esto sucede cuando los conflictos políticos internos en China alcanzan la mayor dimensión en décadas. La purga contra la corriente neomaoísta -opuesta a las reformas económicas que impulsa el actual gobierno y el que lo sucederá a comienzos de 2013- se profundiza. Ha sido condenado a 15 años de prisión el ex jefe de policía provincial (Lijun), que era la mano derecha de Bo Xi Lai, el defenestrado líder de dicha corriente que ganó popularidad en un gobierno local con campañas contra la corrupción. Su mujer ha sido condenada a cadena perpetua acusada del asesinato de un empresario inglés y su marido podría ahora ser acusado por encubrimiento y encarcelado. Ello sucede al mismo tiempo que tienen lugar fuertes protestas obreras en el país por los salarios y las condiciones de trabajo. La más relevante, en cuya represión se registraron 40 heridos y numerosos detenidos, tuvo lugar en una empresa taiwanesa que está en Pekín, que es la principal proveedora del iPhone que acaba de lanzar Apple. En septiembre los disturbios en China contra las empresas japonesas y los conflictos laborales contra otras de origen taiwanés se dieron en paralelo con la llegada al plano militar -el envío de patrulleros navales- por parte de los tres países con costa al Mar Oriental de China por las islas en conflicto.
La disputa con China por el comercio crece en la campaña electoral de EEUU y la potencia asiática mantiene su prudente rol como actor global. El 22 de septiembre Obama volvió a acusar a China por comercio desleal, buscando captar votos de la clase media y media-baja blanca empleada en la industria. Washington ha llevado sus denuncias ante la OMC, profundizando este conflicto. Hablar contra China hoy es popular en los EEUU, como ha dejado de serlo hablar contra Rusia, como erróneamente hizo Romney en el inicio de su campaña. Al finalizar la semana pasada una nueva cumbre anual entre la potencia asiática y la UE -esta vez en Bruselas-, el primer ministro chino expresó que su país seguiría comprando bonos europeos ante el pedido de asistencia de los gobiernos de Europa que lidian con la crisis financiera. El peso de China en el mundo en desarrollo sigue en aumento y los préstamos que otorga al mismo superan los del Banco Mundial. En América Latina, la oposición venezolana ha acusado al gobierno chino de involucrarse en la campaña electoral en apoyo de Chávez, al haber firmado varios acuerdos de significación en septiembre durante las semanas previas a la elección presidencial. Pero lo más significativo en la región se da en México, donde el aumento de los salarios registrado en la mano de obra china ha hecho que dicho país vuelva a ser competitivo en el mercado de EEUU, donde había sido desplazado en la primera década de este siglo. Pero no sólo México con el 25% del PBI latinoamericano tiene el 50% de las exportaciones industriales -más del 80% dirigidas a los EEUU-, sino que incluso empresas multinacionales están optando por radicarse en México como alternativa a China. Un fenómeno similar se registra en el Asia, donde parte de la industria textil china se traslada a Bangladesh por sus menores salarios.
En conclusión: mientras la asamblea de la UN muestra la falta de liderazgo global para encauzar conflictos como Irán y Siria, los problemas siguen escalando en Asia; el primer portaaviones chino no altera ningún equilibrio militar en el corto plazo, pero evidencia que la disputa con EEUU por el control del Pacífico es el gran conflicto del siglo XXI; al mismo tiempo, se agudiza la sorda lucha por el poder dentro del Partido Comunista chino con la purga del sector neomaoísta y hoy es popular en EEUU hablar contra las exportaciones chinas, como lo muestra Obama, pero ello sucede cuando ellas comienzan a tener problemas de competividad por sus salarios más altos.

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