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martes, 23 de diciembre de 2014

Liderazgo vs. Managment








LIDERAZGO vs MANAGMENT.



Por Carlos Pissolito

En la conducción de las organizaciones hay modas. Como en todas las cosas. Hoy, por ejemplo, está de moda hablar de "managment" cuando alguien se quiere referir al arte y a la ciencia de conducir a una gran organización.
Con ello se indica, preferentemente, a una serie de técnicas y de métodos que le permiten a un directivo, a un gerente o a un CEO, como se lo llama ahora, manejar su empresa y llevarla al éxito.

Es algo que se aprende. Preferentemente en una universidad privada dedicada a las actividades empresariales.

No hay mayores inconvenientes con ello. El problema, sobre el que queremos llamar la atención, es cuando a estas habilidades específicas se las quiere exportar a otros campos. A la administración estatal, a la política, a las mismísimas fuerzas armadas. Y se las toma como un modelo de carácter único.

Es cuando se comienza a hablar de eficiencia, de rentabilidad como los únicos criterios rectores para juzgar el destino de una organización humana.

En contrapartida, el liderazgo o la conducción -como antes de la designaba- se centra en los fines y en las personas que integran a esa organización.

Decimos en los fines porque para el conductor o para un verdadero líder lo importante es cumplir con la misión de su organización. Entendida ésta como la satisfacción de sus fines últimos. Su razón de ser. Allí estará siempre su norte: el hacer lo que tiene mandado hacer.

También, un líder deberá velar por el bienestar de quienes integran su organización. Pero, siempre es algo que vendrá después de cumplir con su misión.

¿Dónde se enseña el liderazgo? Ya dijimos que el "managment" está disponible en varias universidades de sesgo empresariales.  Por su parte, la naturaleza integral del liderazgo exige que el mismo solo pueda ser adquirido en lugares muy especiales. En su mayoría son institutos estatales de carácter militar. Como nuestros liceos o el propio Colegio Militar de la Nación y los institutos similares de la Fuerza Aérea y de la Armada Argentina.

Junto con San Martín, nuestro héroe nacional, en estos lugares se entiende que las virtudes de carácter son más importantes que las intelectuales. No basta con saber qué es lo que hay que hacer (teoría), hay que poder hacerlo y -mejor aún- mandar a través del ejemplo personal.

Es la educación que los reyes elijen para sus herederos. Se basa en los viejos principios de la educación clásica. Una que abarca tanto al espíritu como al cuerpo de los educandos. Porque entiende que el hombre es una unidad de cuerpo y alma. Y que de nada valen los conocimientos teóricos si estos no se encarnan en la persona como hábitos que modifican su interioridad y su conducta.

Lo dicho no implica que los egresados de un instituto militar sean mejores personas que sus contrapartes civiles. Aquí lo que manda son los talentos y la libertad humana. Simplemente. implica que sus alumnos que pasan por su proceso formativo estarán mejor preparados para conducir a otras personas, especialmente en condiciones límite del comportamiento humano.

De allí derivan algunas costumbres que pueden parecer incomprensibles para la lógica de la educación empresarial. Como el régimen de internado y la disciplina militar. Donde una falta individual puede ser sancionada colectivamente.

La larga lista de egresado eximios  de nuestros liceos que han descollado en numerosas actividades civiles, desde la empresa hasta la política, es una buena prueba de lo que decimos.

Es por ello que la educación militar tiene que seguir siendo, precisamente eso, militar. Pretender "civilizarla" no solo no conduce a nada. De paso, nos priva de un valioso capital humano. El de aquellos que saben cumplir con una misión, a la par que saben cuidar de su gente.

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