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sábado, 5 de enero de 2019

¡Viva el presidente Trump!

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por William Lind


Finalmente, el presidente Trump está haciendo lo que se eligió para hacer, es decir, poner fin a nuestra participación en las guerras en todo el mundo en las que no tenemos intereses en juego. El presidente Trump fue elegido como presidente de paz. Prometió traer a los muchachos a casa. Su oponente, Hillary Clinton, fue una intervencionista progresista/neoconservadora. Él ganó, ella perdió.



Trump no ganó porque es un pacifista progresista que apeló a la izquierda. Su distrito electoral era y sigue siendo los estadounidenses del corazón de los EEUU cuyos hijos luchan y mueren en estas guerras. No entienden por qué estamos involucrados en el conflicto entre musulmanes sunitas y chiítas en Irak y en Siria, y yo tampoco. Ellos saben por qué fuimos a Afganistán después del 9/11, pero no por qué seguimos luchando allí diecisiete años después. Nuevamente, yo tampoco, aunque entiendo que la incompetencia militar en los niveles superiores tiene algo que ver con eso. El establishment de Washington tiene carreras y presupuestos en juego, por lo que, por supuesto, quiere que continúen las guerras. Eso no es una gran discusión en el resto del país.

Las decisiones del Presidente de salir de Siria y de Afganistán no solo son sabias sino necesarias. En Siria, si nos quedábamos mucho más tiempo, tendríamos que elegir bandos entre los kurdos y los turcos. Turquía va a perseguir militarmente a los kurdos sirios, nos guste o no. Si nos ponemos del lado de los kurdos, nos encontraremos en la inconveniente de ir a la guerra con un miembro de la OTAN. También perderemos, simplemente por la geografía: el conflicto sería en la frontera de Turquía con Siria, donde nuestras líneas de logística solo pueden apoyar a una pequeña fuerza estadounidense. Si nos ponemos del lado de los turcos o tratamos de permanecer neutrales, perderíamos a nuestro único aliado local que realmente puede luchar. Llegado ese momento, nuestras fuerzas en Siria estarían rodeadas de muchos enemigos sin nadie a quien ayudar. Como diría el presidente Trump, "No es bueno". Por lo tanto, necesitamos salir, ahora.

En Afganistán, nuestra posición se está deteriorando a un ritmo cada vez más rápido. El presidente Trump está tratando de negociar con los talibanes por el único resultado posible de que no sea una catástrofe, una salida ordenada y segura de nuestras fuerzas. La alternativa es una ruta de sauve qui peut (1) donde nuestras pérdidas podrían ser graves. Pregúntenle a los británicos.

El establishment se queda girando en círculos, gritando y gritando. Es divertido verlo. Su última causa de pánico fue la renuncia del secretario Jim Mattis. Francamente, hay pocas razones para lamentar su partida.

Conozco poco al general Mattis. Tuvimos una reunión cuando él dirigía la "Universidad del Cuerpo de Marines" en Quantico (Como les va a las universidades, tiene más en común con McDonald's que con Harvard). No se saqué nada en limpio de esa reunión.

Mattis es indudablemente un persona bien leída y tenía grandes esperanzas para él como Secretario de Defensa. Pero demostró no ser mejor que sus antecesores menos leídos. No hizo nada para reformar ni a las FFA. Promovió la idiotez estratégica de rechazar la preparación para las guerras de 4ta Generación, las guerras del futuro y, en cambio, convertir a Rusia y a China en nuestros enemigos preferidos. ¿No sabe que ambas son potencias nucleares? ¿No sabe por qué tanto los EEUU como la Unión Soviética evitaron los enfrentamientos directos con las fuerzas del otro durante la Guerra Fría, ya que cualquiera que estuviera perdiendo sentiría una presión inmensa para usar armas nucleares? Al Pentágono le gusta esa "estrategia" porque los "competidores equivalentes" justifican grandes presupuestos y programas, pero se supone que el Secretario de Defensa representa el mundo real, pero Mattis no lo hizo.

El secretario Mattis comenzó una iniciativa que merece continuar después de su partida. Llamada el "Grupo de trabajo de letalidad para el combate cercano" (CCLTF, por sus siglas en inglés), su propósito es proporcionar más recursos y una mejor capacitación para los hombres que porducen la mayoría de los muertos, la infantería. Reciben una miseria de los recursos dedicados, por ejemplo, al apoyo aéreo. El CCLTF pretende cambiar eso, y sería una pena que muriera porque su patrocinador se fue. El concepto actual para el CCLTF tiene cierta debilidad, que abordaré en una columna futura. Pero la necesidad es real.

¡Así que viva el presidente! Está terminando las guerras estúpidas en Medio Oriente y en Afganistán, tratando de arreglar las divisiones con Corea del Norte y quiere una buena relación con Rusia. Todas esas iniciativas son de gran interés para los Estados Unidos. ¿Podría ser por eso que el establishment de Washington lo odia tan amargamente?

Traducción y notas: Carlos Pissolito

(1) En francés en el original. Sálvese quien pueda. (N.T.)

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