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jueves, 2 de mayo de 2019

Hundimiento del Belgrano: lecciones no aprendidas 2.







por Carlos Pissolito

Hoy se cumplen 37 años del hundimiento del crucero ARA “Grl Belgrano” por parte del submarino nuclear de ataque HMS “Conqueror”.

Este importante incidente marcó el fin de las negociaciones de buenos oficios que llevaba adelante el Presidente de Perú, Fernando Belaúnde Terry, para evitar un conflicto armado entre la Argentina y la Gran Bretaña en ocasión de la recuperación de nuestras Islas Malvinas.

En todos estos años se ha discutido si fue un acto de guerra lícito por parte de Gran Bretaña el mencionado hundimiento, cuanto que el buque estaba fuera de la Zona de Exclusión Total (ZET) decretada por ese país.



Ante la ausencia de eventos oficiales, y de la prensa en general para recordar estos hechos, me propongo realizar unas breves reflexiones para reivindicar la memoria de quienes murieron en ese acto bélico en cumplimiento de su sagrado deber militar. Pues, considero que el extraer las correspondientes lecciones aprendidas, como el mejor de los homenajes posibles.

Empiezo diciendo que de todo hecho bélico, especialmente, de uno desafortunado, se pueden y se deben extraer valiosas experiencias. A mi criterio, estas deberían ser las siguientes:

1. Lecciones físicas: Todo comandante de una fuerza militar, buque, aeronave, etc. que deba desplazarse -ya sea dentro de un TO o en las proximidades de uno o durante una crisis, mucho más aún durante un conflicto; lo tiene que hacer con todos sus medios de combate alistados para actuar en forma inmediata.

La imprecisión y la incertidumbre que generan estas situaciones no debe traducirse en el relajamiento de estos procedimientos; sino en todo lo contrario.

Tal como parece haber ocurrido por expresa orden de su capitán, quien había ordenado navegar a baja velocidad y con buena parte de su tripulación descansando. Cuando se sabía de la presencia de submarinos enemigos y de lo volátil de la situación.

2. Lecciones psicológicas: La historia de la guerra enseña que las fuerzas militares de la Gran Bretaña cada vez que tuvieron que usar la violencia trataron de hacerlo bajo el amparo de un paraguas legal. Aunque, en no pocas veces, la interpretación de ese marco legal pudiera ser catalogada de forzada y hasta de parcial. Por otro lado, casi siempre respaldaron sus dichos políticos con acciones militares.

Por lo que cualquier apreciación en el sentido de que no intervendrían militarmente o que usarían sus medios militares sólo como un elemento disuasivo renuente de pasar a los hechos concretos; debió ser descartada de plano, desde un principio. Y en consecuencia, nuestras fuerzas debieron haberse preparado y alistado para el peor de los supuestos. Vale decir, la guerra.

3. Lecciones políticas: Si bien el hecho se produce efectivamente fuera de la ZET decretada por la Gran Bretaña, sucede dentro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), establecido legalmente por las autoridades argentinas.

Si tenemos en cuenta que un TO es el espacio fijado por la política para el desarrollo de operaciones militares. Vemos  que se debe tener en cuenta que se trató de un hecho que tuvo lugar en lo que para el agredido (es decir para nosotros), era nuestro teatro de operaciones.

Por lo tanto, debe ser considerado como un acto de guerra lícito. Por otro lado, esta ha sido siempre la posición oficial de nuestra Armada.

4. Lecciones metapolíticas:  Para tratar evitar un conflicto que se hacía inminente, y para el cual no se estaba preparado, el Proceso militar invocó el artículo 3 del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) un pacto de defensa mutua interamericano firmado el 2 de septiembre de 1947 en Río de Janeiro.

“(...) un ataque armado por cualquier Estado contra un Estado Americano, será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.”

Como tal el TIAR estaba enmarcada en la doctrina norteamericana Truman que buscaba una alianza panamericana contra cualquier ataque extracontinental, especialmente, a cargo de la URSS.

Hoy la doctrina Truman ha sido reemplazada por la doctrina Monroe y sus sucesivos corolarios que buscan garantizar el dominio de los EEUU sobre el continente sudamericano.

Hecho que se hace evidente en la campaña orquestada desde el gobierno de los EEUU para deponer al régimen del presidente Nicolás Maduro en Venezuela.  Frente a lo cual, los argentinos tenemos que apelar a nuestras doctrinas históricas.

Las denominadas doctrinas Drago y Calvo. La 1ra fue anunciada por un canciller argentino y establece la imposibilidad del cobro de una deuda nacional por medio del uso de la fuerza armada y la 2da por un diplomático uruguayo que prohíbe la injerencia extranjera en los asuntos internos de otro Estado.

Les pido que no volvamos a repetir estos errores para que quienes entregaron su vida no lo hayan hecho en vano.

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