Manifestantes frente a la Casa de
Gobierno de Mendoza
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En muy pocos días, la provincia de Mendoza, vio como sus legisladores (de los 2 partidos mayoritarios) modificaban una ley para permitir el uso del cianuro para tareas relacionadas con la minería. Luego, vio crecer una protesta popular contra esa ley, como pocas veces se había visto antes. También, vio a su gobernador, pasar del apoyo irrestricto a la norma, a no querer reglamentarla y, finalmente, a solicitar su derogación.
El hecho saliente que queremos resaltar no tiene que ver con la minería. Sino como se están modificando las formas de legitimidad política.
Si antes bastaba, tal como lo prevé nuestro marco constitucional que una ley fuera votada por nuestro sistema legislativo, para que la misma fuera considerada como tal y acatada, en consecuencia. Eso ya no alcanza.
Como lo expresó el mismo gobernador hace falta que para que una ley sea ley cuente con el debido consenso social.
Este hecho está lejos de ser uno aislado. Nos marca el camino de lo que se viene.
Ya que cada día con más intensidad grupos sociales descontentos con el "sistema" han elegido no solo hacer escuchar sus reclamos, también, parecen estar dispuestos a exigir su cumplimiento.
Esto que empezó en varios lugares del Mundo, hoy, se expresa en forma muy violenta en lugares tan disimiles como Bagdad, Hong Kong o Santiago de Chile.
Es más, creemos que si nuestros desprestigiada clase político no se abre a estas corrientes y empiezan por reducir sus privilegios y siguen por gobernar en el sentido de lo que sus pueblos vienen exigiendo, puede tronar el escarmiento.
Pues, como sostenía un conocido icono de la política argentina: los pueblos le están pidiendo a sus dirigentes que marchen a la cabeza de sus reclamos o, caso contrario, ellos están dispuestos a hacerlo solos, pero con las cabezas de éstos en sus manos.
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