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lunes, 5 de marzo de 2018

¿Qué tienen en común la antigua Grecia y la Pampa Húmeda?

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Un investigador de la FAUBA encontró grandes similitudes entre las malas prácticas agronómicas que se realizan hoy en la cuenca del Río de la Plata y aquellas que determinaron, hace nueve siglos, el fin de Mileto, una ciudad que fue clave para el comercio entre Asia, Europa y África.



POR: SEBASTIÁN TAMASHIRO
La antigua ciudad griega aprovechaba su ubicación
en la costa para desarrollar el comercio.
Hoy en día se encuentra a 10 kilómetros del mar.
(SLT-FAUBA) ¿Cómo una ciudad con cinco puertos termina a diez kilómetros de la costa? Mileto, una antigua ciudad griega, era el punto de encuentro del comercio entre Asia, Europa y África y tuvo más de 15 mil habitantes. En ella florecieron la filosofía y las primeras explicaciones físicas de procesos de la naturaleza. Paradójicamente, hoy son ruinas en Turquía ya que la sobreexplotación de los recursos modificó el paisaje a tal punto que la ciudad quedó despoblada. En la cuenca del Río de la Plata ocurren procesos similares. ¿Qué tienen en común Mileto, el Delta del Paraná y Troya?




En Mileto, a orillas del río Meandro, floreció la filosofía, el comercio y el diseño de ciudades. Tras su abandono, la escasa pendiente todavía facilita que las ruinas de la antigua ciudad griega se inunden. Foto: terraqueoscopio.blogspot.com.ar

Mileto fue una ciudad muy importante a lo largo varios siglos hasta su abandono. “Por su establecimiento en una península y su ubicación geográfica, unió tres continentes a través del comercio. Fue la primera ciudad que se trazó con el modelo de cuadrícula y, en ella, la filosofía encontró grandes exponentes como Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Ellos buscaron explicaciones físicas que dejaron atrás el mundo de los dioses. Sin embargo, manejos productivos excesivos provocaron que el río Meandro, que atravesaba la ciudad, sentenciara su abandono”, contó Fabio Solari, profesor a cargo de la cátedra de Topografía de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).

“El río naturalmente llevaba el suelo arenoso de la zona y, a través esos sedimentos, generaba un nuevo territorio. La acción de los humanos intensificó este proceso: río arriba, el desmonte de los bosques de robles dejó el suelo desnudo y susceptible a la erosión de los 2000 mm de lluvia. Además, se introdujeron cabras que sobrepastorearon y dejaron el suelo desnudo. Estos impactos provocaron que la tierra avance literalmente a partir de la sedimentación y convierta la península en un lugar en el medio del territorio”.

El pastoreo y el desmonte río arriba dejaron el suelo desnudo. Las lluvias abundantes llevaron los sedimentos e hicieron avanzar la tierra de forma lenta, pero constante durante siglos. Foto: modificada de Wikipedia.

“El río Meandro dejó marcas permanentes que llegan hasta la materia Topografía que dictamos en la facultad. Como tenía poca pendiente y gran cantidad de sedimentos, depositaba muchas partículas hasta que llegaba un período seco. Cuando retomaba su flujo, tomaba otro cauce y formaba una curva. En nuestras clases usamos el término meandroso como adjetivo, de un curso de agua que tiene muchas curvas y contra curvas”, explicó el docente.

Solari se dedicó a estudiar estos aspectos de Grecia a partir del dictado de sus materias: “El teorema de Tales de Mileto es uno de los fundamentos geométricos que utilizamos, por ejemplo, para enseñar a los alumnos de Jardinería a medir la altura de un árbol, o a los estudiantes de Agronomía a hacer el cálculo de un ángulo del potrero de un campo. Por otra parte, en un viaje de turismo a Turquía conocí Mileto y me interesó investigar su historia por la importancia que tuvo y sus similitudes con algunos de los contenidos de las materias que dicto.”

Problemática mundial y atemporal

La erosión y la sedimentación son procesos naturales. La práctica de agricultura y ganadería en ambientes frágiles las intensifica. Foto: cortesía del investigador

La erosión y la sedimentación diluyeron a Mileto en la llanura. Al perder el puerto, la ciudad fue abandonada. En otras latitudes y tiempos, sucedieron y suceden casos muy similares. “Actualmente, en la Argentina, el río de la Plata tiene el color oscuro por las arcillas que transporta el río Bermejo, que viene desde Bolivia y que se mezcla con el Paraná. Esta carga de partículas generó las islas del Delta en cuanto baja la pendiente y disminuye su velocidad. Si bien no resultó en una gran llanura como en la actual Turquía, formó un territorio cultivable. Es un proceso donde se entremezclan procesos naturales con la intervención del ser humano en la naturaleza”, destacó Solari.

En este sentido, agregó: “A pesar de la menor cantidad de sedimentos de los ríos del NOA y de la región Chaqueña, el desmonte para realizar agricultura intensifican la erosión y la sedimentación. Si fuera por la sedimentación, los puertos de Buenos Aires y de Rosario colapsarían en pocos años, pero se los draga constantemente. La velocidad de deposición de sedimentos es cada vez más alta. Esta herramienta no la tenían los griegos”.

Determinación de las fechas del proceso de sedimentación en la “Costa Turquesa” del Mediterráneo. Foto: gentileza del investigador

Además, el docente resaltó: “Ciertas represas hidroeléctricas tenían una expectativa de vida de 80 ó 100 años, pero a los diez años de funcionamiento ya están llenas de sedimentos que dañan su funcionamiento. Esto se debe a que en los estudios iniciales, la carga de partículas de los ríos era relativamente baja. Sin embargo, a partir del proceso de agriculturización desmedido aumentan la erosión y la cantidad de sedimentos. El dique Paso de las Carretas de la provincia de San Luis es un ejemplo”.

La morfología y la historia
Los cambios en el paisaje ocurren lentamente pero de forma constante a lo largo de la historia. Como ejemplo, Solari se refirió a la ciudad de Troya. Los arqueólogos buscaron la antigua ciudad cerca de los mares ya que el libro “La Ilíada” de Homero cuenta cómo las naves griegas se acercaban a sus muros. Fue por ello que los arqueólogos profesionales no creyeron cuando un arqueólogo amateur dijo encontrar Troya a 16 kilómetros del mar. Finalmente, el aficionado Schliemann pudo comprobar que tenía razón.

“El error de los arqueólogos fue pensar que la geografía no había cambiado en 2000 años. Este tipo de modificaciones son tan dinámicas que ya se documentaron muchos antiguos puertos de Europa que, tras el paso del tiempo, terminan siendo ciudades internas, como Éfeso o el Puerto de Palos. Estos tipos de procesos siguen sucediendo y con más intensidad por la acción del ser humano”, concluyó.

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