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jueves, 17 de junio de 2021

¿Ganó Hamas?





por William S. LIND


Cohetes lanzados por Hamas
se enfrentan al Iron Done israelí

En el último enfrentamiento entre Israel y Hamas (unos cientos de muertos no es una guerra), Israel parece haber triunfado una vez más. Hamas sufrió alrededor de diez veces más bajas y los daños a la propiedad corrieron, aproximadamente, en la misma proporción o, quizás, mejor, para Israel.

Sin embargo, esta evaluación es cuestionable. En mi opinión, las acciones de Hamas e Israel fueron impulsadas por sus políticas internas, como suele ser el caso en la política exterior. El verdadero objetivo de Hamas era la OLP, que acababa de cancelar las elecciones, por enésima vez y que probablemente ganaría Hamas. Al atacar a Israel, Hamas profundizó su apoyo a Cisjordania y disminuyó, aún más, la casi total perdida de legitimidad de la OLP. Eso es una victoria. La respuesta desproporcionada de Israel fue parte del impulso de Netanyahu para seguir siendo el Primer Ministro israelí, ya que si no está en ese puesto, hay muchas posibilidades de que vaya a la cárcel por corrupción. Hasta ahora es una victoria para él.

Pero si miramos el conflicto entre Israel y Hamas a través del lente de las guerras de cuarta generación (G4G), vemos, un espectro emergiendo de los escombros, lo que parece una victoria estratégica para Hamas. ¿Cómo es eso? En las G4G, el objetivo más valioso es la patria del enemigo. A veces, como en el 11 de septiembre, puede ser golpeado físicamente. Más a menudo, y de forma más potente, el objetivo es alcanzarlo en el nivel mental o, mejor aún, en el moral. El ataque ideal pasa por alto las defensas del enemigo por completo y va directo a su suave vientre.

Eso parece haberlo logrado Hamas y no con sus cohetes. Por primera vez, los israelíes lucharon entre sí en las calles, árabes israelíes contra judíos, en una extensión del conflicto externo. Esto es el yin de Hamas, mientras que la guerra de cohetes contra bombarderos fue el cheng. En la G4G y también en las de 3ra Generación, el yin, no el yang, suele ser decisivo. (1) Hamas no obtuvo una victoria decisiva esta vez, pero su éxito en generar un conflicto civil en Israel señala el camino hacia una estrategia que podría ganar de manera decisiva: exacerbar las tensiones dentro de Israel hasta el punto en que no sólo los árabes israelíes luchan contra los judíos, sino que los judíos luchen entre ellos. 

Hasta que fui a Israel, no me di cuenta de lo profundamente divididos que están los judíos israelíes. Como la mayoría de los estadounidenses, pensé que la historia y la fragilidad de Israel se combinaban para crear unidad. Una vez allí, rápidamente, encontré divisiones que son sorprendentemente viscerales. El principal abismo es el que existe entre los judíos seculares y los ultraortodoxos. Ambas partes miran al otro con amargo desdén y no se desconocen los estallidos de enfrentamientos físicos. Entre los  ultraortodoxos, nuevas divisiones crean fisuras, potencialmente, más peligrosas.

Permítanme agregar que disfruté de Israel. Me gustó el lugar y la gente. Tengo amigos israelíes. No quiero ver a Israel destruido, ni desde dentro ni desde fuera. Pero el ejército israelí todavía opera dentro de un marco mental de Estado versus Estado y no en el de una G4G. Eso es peligroso en cualquier lugar, y, especialmente, en el vecindario de Israel. Escribo esta columna para llamar su atención sobre el peligro.

Para ganar de manera decisiva, Hamas debe encontrar formas de aumentar estas fricciones. Esa es una tarea difícil y hasta ahora hay poca evidencia de que Hamas esté dirigido por pensadores estratégicos profundos. Por eso todos deberíamos estar agradecidos. Pero cualquier estrategia de este tipo se centraría en el nivel moral de la guerra, donde el gobierno de Netanyahu parece casi completamente ciego. Para usar la analogía de Martin van Creveld, es un adulto que golpea prolongadamente a un niño pequeño en un lugar público. Curiosamente para los judíos, no parece darse cuenta de que al final, Goliat siempre pierde.

En términos de sus objetivos principales, tanto Hamas como Netanyahu ganaron. Hamas aumentó su legitimidad, como el único pueblo dispuesto a luchar contra Israel, en comparación con la OLP y Netanyahu sigue siendo el Primer Ministro de Israel. (2) Pero en el conflicto entre Israel y Hamas, Hamas tiene motivos para pensar que ganó estratégicamente. Golpeó la unidad de Israel en casa, trasladando su conflicto interno más allá del sistema político para luchar en las calles. Es típico en las G4G que los Estados no tengan la unidad interna que tienden a presumir en las guerras, al menos en las breves. Pero pocos Estados comprenden este o cualquier otro aspecto de las G4G. Si Israel y las FDI no se enfrentan pronto a ellas, Hamás y sus otros enemigos de las G4G pueden ganar en grande.

PD: Es posible que las FDI quieran echar un vistazo al Manual de G4G, con especial atención a “la cuadrícula”. Podría ayudarlos a salirse del camino de perder ganando. (3)

Traducción y notas: Carlos Pissolito

Notas:

(1) En el marco de la filosofía taoista, el  yin es la fuerza pasiva/sutil, femenina, húmeda y el yang es la fuerza activa/concreta, masculina, seca. Ambos representan el dinamismo de la naturaleza, el origen de todas las cosas manifiestas o existentes. No se los debe confundir con la dualidad de extremos opuestos e irreconciliables como "bien vs mal".  

(2) Al momento de publicarse esta nota en nuestro blog, B,. Netanyahu ha dejado de ser el primes minsitro de Israel. 

(3) Al respecto puede verse del mismo autor: "4th Generation Warfare Handbook", editado en formato Kindle por Amazon.  

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