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martes, 16 de julio de 2024

DRONES




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por William Lind

Lo último de la guerra son los drones. Algunos los ven como el presagio de una revolución en la guerra. Los veo como un problema diferente en cantidad más que en calidad, aunque soy consciente del viejo dicho ruso de que la cantidad es una cualidad en sí misma.

Lo que los drones están aportando a los campos de batalla es un gran aumento en el número de aviones que participan en el apoyo terrestre. Debido al costo de los aviones de combate modernos, si las fuerzas terrestres se encuentran bajo un ataque aéreo, pueden estar seguros de que terminará rápidamente. Por lo general, significa sólo un cazabombardero enemigo en lo alto; con los helicópteros de ataque, el número puede ser mayor, pero si quieren seguir con vida, los helicópteros no sobrevuelan las líneas enemigas. Disparan muy por detrás de los suyos.

Por el contrario, las fuerzas terrestres pueden encontrarse operando bajo constante ataque aéreo por parte de drones. Esto puede ser nuevo para ellos, especialmente para las fuerzas terrestres estadounidenses, pero la historia lo ha visto antes. En la Primera Guerra Mundial, una zona del frente occidental donde se estaba llevando a cabo una gran ofensiva podía ver muchos aviones, amigos y enemigos, sobrevolando la mayor parte del tiempo. Los alemanes formaron escuadrones completos de aviones de apoyo terrestre especialmente diseñados, como el Halberstadt CL II, cuya misión era ametrallar trincheras. Los aliados también emprendieron esa misión, con aviones de combate ordinarios, lo que les costó muchos pilotos de combate. En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas británicas y francesas que se enfrentaban al Schwerpunkt (1) alemán sufrieron implacables ataques de los Stuka. En Normandía, los cazabombarderos aliados eran tan numerosos que el movimiento de las reservas móviles alemanas se ralentizó considerablemente.

Lo que quiero decir es que los drones no nos plantean un problema nuevo. Dicho esto, ofrecen un serio desafío a la defensa aérea de todas las fuerzas terrestres. Entonces, ¿cuál es la respuesta?

La primera respuesta se basa en el viejo dicho del Cuerpo de Marines: "Todos los marines son fusileros". Ahora necesitamos que cada infante de marina o soldado sea también un artillero anti-drones. Los drones livianos que presentan la mayor cantidad de amenazas (porque son baratos) son vulnerables al fuego de un fusil. Y la mayoría de las tropas disfrutan disparando a cosas que están en el aire.

A largo plazo, cada ejército necesita algún tipo de dispositivo de “limpieza del cielo”, tipo Raid, que elimine todos los insectos de la habitación. Las posibilidades van desde aerosoles hasta pequeños globos de bombardeo y armas de energía dirigida. Cualquiera que sea la tecnología, la característica más importante de estas defensas anti-drones debe ser que no tienen que apuntar a drones individuales. Higienizan, durante un tiempo, una amplia zona.

La proliferación de drones en el campo de batalla terrestre (hablaré de sus implicaciones para la guerra naval en una columna futura) enfrenta a los Estados Unidos con algunos problemas únicos. Primero, debido a que nuestro Ejército y Cuerpo de Marines enfatizan estar siempre a la ofensiva (contrariamente al consejo de Clausewitz), tenemos que estar en pie y en movimiento, lo que hace que sea mucho más fácil para los drones apuntarnos. Al menos en esta etapa de su desarrollo, los drones favorecen la defensa.

Nuestro segundo problema singular es que la enorme burocracia de I+D y adquisiciones a través de la cual compramos equipo militar, siempre de un cártel de unas pocas grandes empresas (porque sólo ellas pueden sortear las infinitas y arcanas regulaciones de adquisiciones), hace imposible que el DOD pueda rápidamente adquirir cualquier cosa o conseguir sistemas baratos, sencillos y necesarios en grandes cantidades. Para poner este último requisito en perspectiva, Ucrania está trabajando para construir 1.000.000 por año. Pueden hacer eso. No podemos.

Finalmente, la forma en que el Ejército y el Cuerpo de Marines de Estados Unidos probablemente emplearán drones es para centralizar aún más la toma de decisiones. Nuestro vasto cuartel general se deleitará en controlar cada movimiento de cada soldado o infante de marina, cada uno de los cuales puede ser observado individualmente a través de transmisiones de drones. El ritmo de nuestro OODA Loop (2), que ya es lento, se hará más lento. La parálisis por demasiada información será cada vez más común. Los comandantes se convertirán en administradores en lugar de líderes, como ya lo son muchos. Los drones de reconocimiento son el sueño de todo servicio armado de segunda generación.

El problema de los drones es grave pero no es novedoso. La historia apunta a algunas respuestas, la tecnología a otras. En la medida en que los drones favorezcan a nuestros enemigos, será en gran medida debido a nuestras propias debilidades sistémicas.

Traducción y notas: Carlos Pissolito

Notas:

(1) Punto de gravedad, en alemán en el original.

(2) El ciclo OODA es un sistema de toma de decisiones que privilegia la velocidad y que basado en la Observación, la Orientación, la toma de una Decision y el pasaje a la Acción.

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