William Márquez
En su afán de responder a los ataques de 11-S, Estados Unidos
efectuó un cambio de prioridades geopolíticas enfocadas hacia el Medio Oriente y
Asia central que han ocupado su atención durante los últimos diez años en lo que
algunos historiadores han llamado "la década perdida" de EE.UU.
Además de otros factores de cambio en el escenario internacional, América
Latina aprovechó esta distracción del coloso del norte y socio tradicional para
estirar sus alas y buscar diversos rumbos en lo político, diplomático y, sobre
todo, económico.
El resultado es que varios países de la región eligieron gobiernos menos
maleables para el gusto de Washington, establecieron relaciones con otras
naciones que en el pasado hubiesen sido consideradas demasiado "exóticas" y
priorizaron el intercambio comercial con éstas, especialmente China.
Los expertos siguen debatiendo las causas y efectos prolongados de este giro, pero lo cierto es que la región reafirmó su sentido de identidad e independencia, muchos países revitalizaron sus economías y salieron relativamente ilesos de la crisis financiera de 2008 que continúa afectando a EE.UU. y Europa.
Siguieron la pauta -guardadas proporciones- gobiernos como el de los Kirchner en
Argentina, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, entre otros en Sudamérica, así como en Centro América lo hicieron Daniel Ortega en Nicaragua y Mauricio Funes de El Salvador.
Larry Birns reconoce que esta tendencia de la llamada "izquierda" latinoamericana pudo haber estado en gestación desde antes, pero las consecuencias del 11-S aceleraron su auge.
La consolidación de este cambio se ve en organismos multilaterales como Unasur, que excluyen a Estados Unidos y Canadá de sus gestiones diplomáticas en la región.
"La región está emergiendo como un importante epicentro de política exterior", asegura el director de COHA. "América Latina ya no es sólo un consumidor de eventos, sino un generador de éstos también".
Donde más se nota la pérdida de hegemonía de EE.UU. en la región es en la
economía, con el establecimiento de sólidos y crecientes lazos comerciales con
otras potencias emergentes y bloques económicos.
Ahora, aunque la falta de atención de Washington a su tradicional "patio trasero" le ha costado el privilegio automático de ser el primer socio comercial de los países de América Latina, las razones son variadas y coincidentes.
Para empezar, los pactos comerciales de los años 90 como NAFTA (entre EE.UU., México y Canadá) y CAFTA (para Centro América) fueron solo parcialmente exitosos y, a finales de esa década y comienzos de los 2000, la región empezó una diversificación hacia Europa.
Luego, la iniciativa para crear una gran zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia conocida como ALCA nunca se materializó, al tiempo en que varios pactos bilaterales entre EE.UU. y otros países se debilitaron o no se han podido implementar.
Lo más significativo, sin embargo, fue cuando el sureste Asiático empezó a
perfilarse como el nuevo polo de crecimiento.
"El ingreso de China en la economía mundial es posiblemente el evento más importante en este período económico que estamos viviendo", afirmó Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
Al comienzo, la emergencia de China produjo efectos adversos en las economías de México y Centro América porque los empezó a desplazar en los mercados de EE.UU. y se creía que esa iba a ser la tendencia en toda la región, explica de la Torre.
No obstante, la fase de desarrollo en la que se encuentra China -de un país de ingreso per cápita bajo a uno de mediano ingreso en ascenso- supone un proceso muy intensivo en el uso de las materias primas o "commodities".
Es así, continúa el alto funcionario, como los países de Sudamérica que presentan una estructura productiva complementaria a las necesidades chinas empiezan a ser jalados por el gigante asiático. Estos incluyen Brasil, Perú, Chile, Argentina, Venezuela, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.
A esta ola se han integrado Panamá -como puente en el comercio internacional, aprovechando la posición geográfica de su canal- y Costa Rica -en la producción de componentes de microchips-.
"Se empieza a notar que la actividad económica de estos países empieza a
palpitar más con el ritmo de China que con el de Estados Unidos", señaló el
economista del Banco Mundial, "hasta el punto en que China es ahora el socio más
importante para algunos países como Perú".
Pero el comercio de materias primas es una espada de doble filo, pues ha sido
para América Latina "tanto la fuente de su prosperidad como la de sus
angustias", según de la Torre.
Para evitar el vaivén de bonanzas y colapsos económicos que han tipificado los países de la región como "repúblicas bananeras" se necesita una política económica dedicada a la diversificación, competitividad y establecimiento de "conectividades" que permita un crecimiento a largo plazo y en variadas direcciones.
El diagnóstico del Banco Mundial es que, con algunas excepciones, ha mejorado la capacidad de las sociedades latinoamericanas para administrar sus recursos debido a la mejora de sus instituciones.
En este sentido Augusto de la Torre destaca a Chile, que ha sabido manejar
los ingresos del cobre de "una manera muy sabia y prudente", ahorrando en fondos
de estabilización que fueron desembolsados para mantener la economía activa
cuando vino la crisis financiera global.
Igualmente Brasil, que tiene una riqueza mineral enorme, muestra buenas perspectivas de administrar bien esas riquezas por la madurez de sus instituciones.
Esto no está del todo garantizado y analistas como Larry Birns de COHA aluden problemas serios de liderazgo, cifras récord de criminalidad y una corrupción endémica a nivel gubernamental que aún se deben superar.
Pero, para un beneficio a largo plazo, quizás lo que más hace falta es cómo
transformar la riqueza derivada de las materias primas en una "riqueza del
conocimiento", como la tilda de la Torre.
Sería seguir el ejemplo de Japón -después de la Segunda Guerra Mundial- ,y ahora de China, de extraer de su comercio con países avanzados las nuevas tecnologías y avances científicos inherentes en lo que compran y venden.
"Cuando a China va el iPod para que lo ensamblen", explicó el economista, "hay una gran cantidad de ingenieros chinos que están estudiando cómo diablos se hace esto para ellos hacer lo mismo y mejor".
La metodología crea un ciclo ascendente de mayor preparación y destreza en la fuerza laboral y capital humano que, a su vez, genera productos más sofisticados e impulsa al país a otros niveles de comercio.
Pero esa fue una relación comercial que América Latina no aprovechó cuando los vínculos económicos con Estados Unidos estaban en su máxima intensidad.
"Todavía no desarrollamos las capacidades de absorción de tecnología, de innovación, de aprendizaje y no ponemos nuestras políticas nacionales al servicio de estas cosas de manera tan vigorosa como lo hacen los asiáticos", indicó Augusto de la Torre.
Naturalmente, lo que puede absorber América Latina de China todavía es limitado porque el grado de desarrollo del país asiático no está al nivel de una potencia industrializada.
A pesar de eso, la curva de aprendizaje en China es muy empinada. Mientras continúe así y la relación con América Latina siga intensificándose, la región la podría aprovechar para generar nuevas redes de actividad económica.
Todos los analistas reconocen que ha habido un distanciamiento, pero el
pronóstico general es que los vínculos continuarán siendo fuertes, tanto en lo
político como lo económico, aunque con otra perspectiva.
"América Latina quiere ampliar sus opciones", manifestó Geoff Thale, director de programas de la Oficina en Washington para América Latina, WOLA, una ONG que promueve las relaciones equilibradas entre EE.UU. y sus vecinos.
"Muchos países aprendieron las lecciones de su dependencia política y económica con Estados Unidos y quieren diversificar sus relaciones", expresó Thale.
No obstante, el analista recalca que los vínculos continúan siendo clave y mutuamente beneficiosos.
"En 2003, en los peores momentos entre Venezuela y Estados Unidos, no se
cortó ni un instante el suministro de petróleo porque ambos dependen de eso",
recordó a BBC Mundo.
Thale asegura que, a pesar de la retórica, todos los gobiernos de América Latina, tanto de derecha como de izquierda, quieren tener una buena relación con el gran vecino.
Pero destaca que con el proceso de diversificación de mercados los vínculos económicos y políticos se podrían relajar a mediano plazo, lo que estima que sería desventajoso para EE.UU.
Para volver a engancharse, opina el director de programas de WOLA, Washington tendría que volver su atención a la región e invertir más capital político en ella.
El cambio está dado y algunos sospechan que es irreversible.
Larry Birns, director de COHA, considera que los lazos están ahí, pero no tan elásticos.
"Una cosa es cierta: el estatus quo que se daba por sentado, aquello que existía antes de 2001, ese mundo ya no existe", concluyó.
"El 11 de septiembre de 2001 marca más o menos el momento en que América Latina nació como una verdadera entidad independiente" Larry Birns, director de COHA
Los expertos siguen debatiendo las causas y efectos prolongados de este giro, pero lo cierto es que la región reafirmó su sentido de identidad e independencia, muchos países revitalizaron sus economías y salieron relativamente ilesos de la crisis financiera de 2008 que continúa afectando a EE.UU. y Europa.
Heraldos
"El 11 de septiembre de 2001 marca más o menos el momento en que América Latina nació como una verdadera entidad independiente", declaró a BBC Mundo Larry Birns, director del Consejo sobre Asuntos Hemisféricos, COHA, un centro de análisis de tendencia izquierdista con sede en Washington.
Los heraldos de la nueva postura fueron los gobiernos de Lula da Silva en
Brasil y Hugo Chávez en Venezuela, el primero ejemplarizado por su dramática
campaña en pos de un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y,
el segundo, por su desafiante populismo radical.Larry Birns de COHA |
Siguieron la pauta -guardadas proporciones- gobiernos como el de los Kirchner en
Argentina, Rafael Correa en Ecuador y Evo Morales en Bolivia, entre otros en Sudamérica, así como en Centro América lo hicieron Daniel Ortega en Nicaragua y Mauricio Funes de El Salvador.
Larry Birns reconoce que esta tendencia de la llamada "izquierda" latinoamericana pudo haber estado en gestación desde antes, pero las consecuencias del 11-S aceleraron su auge.
La consolidación de este cambio se ve en organismos multilaterales como Unasur, que excluyen a Estados Unidos y Canadá de sus gestiones diplomáticas en la región.
"La región está emergiendo como un importante epicentro de política exterior", asegura el director de COHA. "América Latina ya no es sólo un consumidor de eventos, sino un generador de éstos también".
Palpitando al ritmo de China
Ahora, aunque la falta de atención de Washington a su tradicional "patio trasero" le ha costado el privilegio automático de ser el primer socio comercial de los países de América Latina, las razones son variadas y coincidentes.
Para empezar, los pactos comerciales de los años 90 como NAFTA (entre EE.UU., México y Canadá) y CAFTA (para Centro América) fueron solo parcialmente exitosos y, a finales de esa década y comienzos de los 2000, la región empezó una diversificación hacia Europa.
Luego, la iniciativa para crear una gran zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia conocida como ALCA nunca se materializó, al tiempo en que varios pactos bilaterales entre EE.UU. y otros países se debilitaron o no se han podido implementar.
"El ingreso de China en la economía mundial es posiblemente el evento más importante en este período económico que estamos viviendo"
Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina del
Banco Mundial
"El ingreso de China en la economía mundial es posiblemente el evento más importante en este período económico que estamos viviendo", afirmó Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
Al comienzo, la emergencia de China produjo efectos adversos en las economías de México y Centro América porque los empezó a desplazar en los mercados de EE.UU. y se creía que esa iba a ser la tendencia en toda la región, explica de la Torre.
No obstante, la fase de desarrollo en la que se encuentra China -de un país de ingreso per cápita bajo a uno de mediano ingreso en ascenso- supone un proceso muy intensivo en el uso de las materias primas o "commodities".
Es así, continúa el alto funcionario, como los países de Sudamérica que presentan una estructura productiva complementaria a las necesidades chinas empiezan a ser jalados por el gigante asiático. Estos incluyen Brasil, Perú, Chile, Argentina, Venezuela, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.
A esta ola se han integrado Panamá -como puente en el comercio internacional, aprovechando la posición geográfica de su canal- y Costa Rica -en la producción de componentes de microchips-.
¿No más repúblicas bananeras?
Para evitar el vaivén de bonanzas y colapsos económicos que han tipificado los países de la región como "repúblicas bananeras" se necesita una política económica dedicada a la diversificación, competitividad y establecimiento de "conectividades" que permita un crecimiento a largo plazo y en variadas direcciones.
El diagnóstico del Banco Mundial es que, con algunas excepciones, ha mejorado la capacidad de las sociedades latinoamericanas para administrar sus recursos debido a la mejora de sus instituciones.
"Todavía no desarrollamos las capacidades de absorción de tecnología, de innovación, de aprendizaje de manera tan vigorosa como lo hacen los asiáticos"
Augusto de la Torre, economista en jefe para América Latina del
Banco Mundial
Igualmente Brasil, que tiene una riqueza mineral enorme, muestra buenas perspectivas de administrar bien esas riquezas por la madurez de sus instituciones.
Esto no está del todo garantizado y analistas como Larry Birns de COHA aluden problemas serios de liderazgo, cifras récord de criminalidad y una corrupción endémica a nivel gubernamental que aún se deben superar.
Riqueza de conocimiento
Sería seguir el ejemplo de Japón -después de la Segunda Guerra Mundial- ,y ahora de China, de extraer de su comercio con países avanzados las nuevas tecnologías y avances científicos inherentes en lo que compran y venden.
"Cuando a China va el iPod para que lo ensamblen", explicó el economista, "hay una gran cantidad de ingenieros chinos que están estudiando cómo diablos se hace esto para ellos hacer lo mismo y mejor".
La metodología crea un ciclo ascendente de mayor preparación y destreza en la fuerza laboral y capital humano que, a su vez, genera productos más sofisticados e impulsa al país a otros niveles de comercio.
Pero esa fue una relación comercial que América Latina no aprovechó cuando los vínculos económicos con Estados Unidos estaban en su máxima intensidad.
"Todavía no desarrollamos las capacidades de absorción de tecnología, de innovación, de aprendizaje y no ponemos nuestras políticas nacionales al servicio de estas cosas de manera tan vigorosa como lo hacen los asiáticos", indicó Augusto de la Torre.
Naturalmente, lo que puede absorber América Latina de China todavía es limitado porque el grado de desarrollo del país asiático no está al nivel de una potencia industrializada.
A pesar de eso, la curva de aprendizaje en China es muy empinada. Mientras continúe así y la relación con América Latina siga intensificándose, la región la podría aprovechar para generar nuevas redes de actividad económica.
Nueva relación con EE.UU.
¿Dónde queda, entonces, la relación con Estados Unidos?"América Latina quiere ampliar sus opciones", manifestó Geoff Thale, director de programas de la Oficina en Washington para América Latina, WOLA, una ONG que promueve las relaciones equilibradas entre EE.UU. y sus vecinos.
"Muchos países aprendieron las lecciones de su dependencia política y económica con Estados Unidos y quieren diversificar sus relaciones", expresó Thale.
No obstante, el analista recalca que los vínculos continúan siendo clave y mutuamente beneficiosos.
"En 2003, en los peores momentos entre Venezuela y Estados Unidos, no se cortó ni un instante el suministro de petróleo porque ambos dependen de eso"
Geoff Thale, director de programas de
WOLA
Thale asegura que, a pesar de la retórica, todos los gobiernos de América Latina, tanto de derecha como de izquierda, quieren tener una buena relación con el gran vecino.
Pero destaca que con el proceso de diversificación de mercados los vínculos económicos y políticos se podrían relajar a mediano plazo, lo que estima que sería desventajoso para EE.UU.
Para volver a engancharse, opina el director de programas de WOLA, Washington tendría que volver su atención a la región e invertir más capital político en ella.
El cambio está dado y algunos sospechan que es irreversible.
Larry Birns, director de COHA, considera que los lazos están ahí, pero no tan elásticos.
"Una cosa es cierta: el estatus quo que se daba por sentado, aquello que existía antes de 2001, ese mundo ya no existe", concluyó.
1 comentario:
El artículo titulado: "América latina saca provecho de la "década perdida" de EE.UU." La lectura profunda del título de un cuidadoso lector impone formularse algunas preguntas como aspectos que desea conocer. Pregunta Nº 1: ¿Cuál y por qué es la "década perdida"? (falta una definición y fundamentación sobre ella, aún cuando cada uno pueda imaginarla y sobre tal suposición ¿será una década o se extenderá?, a la luz de los acontecimientos que cualquier persona instruida puede apreciar en los aspectospolítico-estratéficos y sus consecuencia ecónomicas, principalmente) Tal aspecto es el contexto, fundamental para entender el texto. Pregunta Nº 2: ¿Cuáles fueron o son los "beneficios o utilidades conseguidas u originadas (RAE # 1) por tal contexto? Frente a tales preguntas ¿con qué se encuentra el lector?
a. La respuesta a la Pregunta Nº 1, parece encontrarse, como un extraordinario descubrimiento que "EE.UU. efectuó un cambio de prioridades geopolíticas enfocadas hacia el Medio Oriente y Asia Central que han ocupado su atención durante los últimos 10 años". Concepto que contiene un gran error porque por algo Bush (p) defendió Kuwait y atacó a Irak (Sadam Hussein) en la famosa operación "Tormenta del Desierto", con una coalición. Por otro lado la carrera nuclear entre India y Pakistán, ambién fue objeto de su preocupación, por el conflicto territorial de Cachemira. Conclusión parcial: mala base de partida.
b. La respuesta a la Pregunta Nº 2 es más difícil,en tanto se vierten la opinión de un gran número de intelectuales, cuya orientación profesional e ideológica le resta seriedad a lasreflexionesque realiza Larry Birns (COHA), Augusto de la Torre (Banco Mundial), Geoff Thale (WOLA).
c. Por último falta la síntesis, la conclusión referida al tema para ser reemplazada,en el último párrafo, por un cuestión de Perogrullo, ajeno al Texto.
C.L.
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