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sábado, 2 de febrero de 2019

Tontas





Martin van Creveld

Cada vez que sigo a los medios de comunicación, me sorprende la cantidad de mujeres que afirman haber sido engañadas y explotadas por esas criaturas diabólicamente inteligentes, los hombres. Ahora se trata de hombres que usan un nombre falso y fotografías falsas para entablar relaciones, más o menos ilícitas, con una cantidad de mujeres. Secuencial o simultáneamente, no importa. Ahora, un hombre afirma ser dueño de una agencia de modelos o trabajar como fotógrafo de moda para lograr el mismo objetivo. Ahora pretende ser un héroe de guerra, lo que le otorga prestigio a los ojos de las mujeres. Ahora, puede ser un psicoterapeuta o un médico, que le brinda la oportunidad de estar a solas con ellas, hablarles de la forma en que les gusta que les hablen, sentirlas y quizás tener relaciones sexuales con ellas. Y ahora les hace falsas promesas de todo tipo sobre trabajos remunerados en países extranjeros, solo para esclavizar a sus víctimas cuando llegan.




Hace años se publicó un volumen titulado, "Mujeres que aman demasiado". Como lo han demostrado los experimentos en Tinder, muchas mujeres mantienen la relación incluso después de que el hombre en cuestión ha sido descubierto o se confiesa que es un picaflor, un pedófilo, un proxeneta o lo que sea. Son tan necias muchas mujeres que habiéndose acostado con un hombre, a veces, les lleva diez o veinte o treinta años, así como tratamiento psicológico, comprender que, en la "realidad", fueron violadas o abusadas o lo que sea. Justo cuando estaba escribiendo este artículo, abro el diario principal de Israel y me entero de un hombre que había "abusado de la difícil situación mental de las mujeres para acercarse a ellas y obtener millones [de shekels] de ellas".

A juzgar por los medios de comunicación, mientras que las mujeres nunca dejan de presentar quejas sobre los hombres, que ocurra lo contrario es relativamente raro. ¿Se debe a que los hombres son más inteligentes que las mujeres y tienen menos probabilidades de ser engañados? Francamente, lo dudo. Las hormonas sexuales se encuentran entre los persuasores más poderosos. En personas de ambos sexos, a menudo tienen prioridad sobre los cerebros, especialmente si la personas en cuestión, también, sufre de soledad o está en algún tipo de problema. Pregúntenle a Sisara o pregúntenle a Holofernes, quienes perdieron la vida a manos de una mujeres traidoras. (1) Sin mencionar la escena de "Basic Instinct"  (1992) donde una mujer usa un arma para matar a un hombre durante el mismo acto sexual. Estoy más inclinado a pensar que los hombres son mucho menos propensos a quejarse por incidentes de este tipo. Y por una buena razón, porque en caso de que se quejen, es mucho más probable que se conviertan en objetos de burla.

Una mujer que siente que ha sido engañada o explotada por un hombre normalmente puede abrir las canillas y dejar que las lágrimas fluyan. Si es necesario, incluso puede exponerse, como muchas lo han hecho a lo largo de la historia y muchas, sin duda, lo continuarán haciendo. Al hacerlo, pueden contar con la ayuda, tanto de hombres como de mujeres, ¿qué hombre no sueña con desempeñar el papel de salvador y que luego recibirá su recompensa apropiada? Y de sus hermanas feministas. No tan hombres. Como lo dijo un juez inglés del siglo XVII, Thomas Egerton: "Él no se sentó allí para cuidar a los tontos o los buitres, que no podían guardar su dinero de sus esposas". (2)

Por sus propias culpas, las mujeres son fácilmente influenciables. También son irremediablemente débiles, irremediablemente insensatas, irremediablemente incapaces de resistir las depredaciones de esas criaturas malvadas, los hombres, que siguen burlándose de ellas. Al reconocer esta situación, los abogados idearon una estrategia, conocida como la defensa Svengali (después del personaje masculino principal en la novela de Maurier en 1895) (3), con la intención de salvar a las mujeres acusadas y echarles la culpa a los hombres que las rodeaban. Cómo esas criaturas miserables pueden exigir "igualdad", está más allá de mi comprensión.

Para evitar que surjan más problemas, aquí hay una serie de propuestas que se pueden poner en práctica de inmediato.

1. Las mujeres deben estar confinadas al hogar. En caso de que salgan, solo podrán hacerlo con el  permiso masculino y con escolta masculina.

2. Todos los contactos de mujeres con hombres extraños deben ser supervisados ​​o quedan suspendidos.

3. Las mujeres deben ser expulsadas de la red, así como todas las demás formas de comunicaciones electrónicas. Su correo debe ser censurado.

4. Debe prohibirse a las mujeres tener cuentas bancarias.

¿Crees que no se puede hacer? Se puede. Solo mira la historia. Y a Afganistán, por supuesto.

Traducción y notas: Carlos Pissolito

(1) Sísara fue un comandante del ejército cananeo, mencionado en el libro de los Jueces. Tras haber sido derrotado por las fuerzas de Israel fue asesinado por Jael, que le hundió una estaca en la sien. Holofernes aparece en el libro del Deuteronomio como un general asirio a las órdenes de Nabucodonosor II. Concretamente, durante el sitio de Betulia, Judith, una bella viuda judía, se introdujo en su campamento, compartió un banquete con él,  lo embriagó y lo decapitó mientras dormía. 

(2) Thomas Egerton fue un notable juez inglés, bien conocido, especialmente, por sus sentencias relacionadas con temas de familia. 

(3) Svengali es un maestro de música que tiene la habilidad de hipnotizar a las mujeres. Precisamente, logra dominar la voluntad de Trilby, una modelo nudista que se convierte en una exitosa cantante por voluntad de Svengali. 

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