por Carlos PISSOLITO
En una ya lejana década de 1990. El profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Martin van Creveld, pronosticaba que todos los Estados nacionales del Mundo estaban bajo ataque. Agregaba, que si bien el fenómeno era de naturaleza universal, el mismo se desarrollaba a distintos ritmos. Destacaba dos particularidades. La de la sociedad japonesa, por su resiliencia frente a estos cambios y el carácter violento que adquirirá en los EEUU cuando estos se dieran.
Pues, el momento ha llegado. Aquello que parecía lejano hasta de imposible cumplimiento. Lo estamos presenciando en los noticieros internacionales.
Otro experto sobre el tema, el poeta y ensayista alemán, Magnus Enzensberger. También, más o menos por la misma época. Especificaba que los Estados estaban siendo demolidos desde adentro por lo que denominó una “guerra civil molecular”. Especificó que participarían de ella, en forma protagónica, cuatro tipos humanos. A saber:
- Revolucionarios antisistema.
- Exintegrantes renegados de las fuerzas de seguridad y de las fuerzas armadas.
- Delincuentes.
- Excluidos.
De la observación y seguimiento que realizamos de este conflicto, creemos que hay que agregar una 5ta categoría. La de los “contrarevolucionarios antisistema”.
No es la primera vez que ocurre, pero esta vez ha quedado, claramente, registrado por una cámara en Kenosha, Wisconsin (https://twitter.com/i/status/1298502384654651392) Se trata de civiles fuertemente armados que se dedican a combatir contra los revoltosos y si es necesario usar fuerza mortal. Nada sorprendente dirán algunos. Lo sorprendente es que se los ve abrir el fuego muy cerca de policías antidisturbios que se limitan a presenciar la escena. Es más, los tiradores cuando pasan cerca un auto policial se limitan a levantar sus manos y seguir con sus actividades.
Decimos que son contrarevolucionarios antisistema porque la ideología que guía a estos grupos son diversas teorías anarquistas. Y es, justamente, por ellas que se oponen por el vértice, pero no contradicen a las cuatro categorías iniciales señaladas por Enzensberger.
Lo que nos lleva a la situación paradójica que el Estado bajo ataque no atina a defenderse; ya que se encuentra aferrado a su ideología de lo políticamente correcto y ha perdido el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Y, en consecuencia, no tiene más remedio que tolerar que sus defensores sean estos contrarevolucionarios antisistema.
Históricamente, el surgimiento del 5to actor que señalamos ha estado presente en todos los procesos revolucionarios contemporáneos. Bajo la forma de la resistencia católica en la Vendée, durante la propagación de la Revolución Francesa y del denominado Ejército Blanco en la rusa.
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