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lunes, 31 de agosto de 2020

Las religiones: ¿Han vuelto para quedarse?

 



por Carlos Pissolito

Las religiones: ¿Han vuelto para quedarse?  Un cínico nos podría retrucar que nunca se fueron. Pero, los académicos de la Ciencia Política  tradicional dan por sentado que así fue, cuando explican el origen de la historia de la férrea división entre el Estado y la religión que rige en la gran mayoría de las democracias. Según ellos, es una concepción que es hija de la Paz de Westfalia y que en 1648 le puso fin a las cruentas Guerras de Religión que azotaron a Europa por más de 30 años. Como eso sucedió hace unos 300 años, son  muchos los que, hoy, presumen que es la única forma de relación posible entre ambas actividades.

Sin embargo, no ha sido siempre así. Tampoco, por ello mismo, debemos deducir que lo seguirá siendo en el futuro próximo. De hecho, esta tajante división comenzó a perder su rigidez luego de la 2da GM. Ya sea con nuevos Estados que nacieron sin reconocerla como fue el caso de la República Islámica de Pakistán en 1956 o porque luego de miles de años de historia, así lo decidieran sus autoridades como la República Islámica de Irán en 1979 o porque habiendo sido así toda su historia, decidieron, darle una importancia mayor, como las Monarquías del Golfo Pérsico. 


Si este hecho es por demás evidente en el Islam, especialmente, en sus más extremas manifestaciones integristas. También, lo es en el Judaísmo que acaba de ser proclamada la religión oficial del Estado de Israel por su Primer Ministro. Paradójicamente, uno fundado por líderes socialistas y ateos. 

Pero la religión que nos interesa es el  Cristianismo, ya que vienen ocurriendo fenómenos similares, aunque con algunos matices. Por ejemplo, desde el siglo XIX, la Iglesia Católica viene elaborando un cuerpo doctrinario conocido como su Doctrina Social conformado por encíclicas y otros documentos afines.

Pero, pese a su excelencia intelectual, se puede afirmar que ha tenido pocos intentos serios de aplicación práctica. Con las notables excepciones de la Doctrina Justicialista del argentino Juan Domingo Perón, la del Estado Novo de Getulio Vargas en Brasil y la del Desarrollismo del chileno Carlos Ibáñez del Campo, pero todos sucedidos en la década de 1950.

Pero, mucho más recientemente y, concretamente, en los EEUU estamos asistiendo a la aplicación de ciertos principios político-sociales y económicos vinculados con ciertas ideas, a las que podríamos catalogar como similares a las señaladas. Especialmente, a la doctrina del Justicialismo argentino. 

Esto se verifica, inicialmente, en todo lo relacionado a la presencia de un Estado fuerte con herramientas concretas para paliar la crisis. “Estamos hartos y vamos a salvar los puestos de trabajo estadounidenses y a proporcionar ayuda a los trabajadores” proclamó el Presidente Trump el pasado 20 de agosto. Entre las órdenes ejecutivas que emitió (decretos de necesidad y urgencia) se destaca una prestación adicional de 400 dólares semanales para desempleados, una suspensión de los impuestos sobre las nóminas de pago de sueldos y una prórroga de la moratoria para los créditos hipotecarios y personales, entre otras.

Pero, lo que más nos llama la atención, son sus declaraciones públicas en el marco de la guerra cultural desatada por el Presidente Donald Trump y sus seguidores contra lo que se consideran las fuerzas del Globalismo multicultural.

El experimento norteamericano,  aún incompleto, comparte con la postura católica su defensa de los valores tradicionales vinculados a Dios, a la Patria y a la Familia. De allí, su férrea oposición a la agenda neomarxista impulsada por el colectivo conocido como “políticamente correcto”.

Por eso mismo, además, de un acercamiento en el campo de las doctrinas económicas, asistimos, recientemente, a temas más sutiles como en el campo de lo religioso. Y aunque no pueda descartarse su mera utilización política, el solo hecho que se lo haga un presidente en campaña electoral  ya es importante y prueba nuestro punto. Veamos. 

El Presbiterianismo, que es la religión de Trump, tiene su origen en el Calvinismo escocés y es una variante cristiana que no tienen devoción por los santos ni por la Virgen María. Por lo que nos llama la atención, es que en el acto de cierre de la Convención Republicana estuviera entre los oradores principales una monja católica (https://youtu.be/gPBe5u89Iyo) que hizo una ferrea defensa de las dos vidas y de la Vida Eterna. Pero, más importante, fue que al final de la ceremonia se entonó la famosa canción “Ave María” entrelazada con el himno de los EEUU (https://www.youtube.com/watch?v=FcexmnWHk5Q)

No sabemos, en qué grado estas creencias y esta nueva vuelta de tuerca sobre lo religioso, pueden influir en sus decisiones concretas de un probable 2do gobierno de Donald Trump. Sí podemos sopesar que si bien, no  se ha roto el paradigma de la separación entre el Estado y la religión.  Hemos comenzado a apartarnos del Estado religiosamente aséptico que pretendieron sus fundadores hace unos 300 años, cuando firmaron la paz en Westfalia. Para acercarnos, cada vez más a uno nuevo, en el que las religiones tienen algo que decir. Y que por lo tanto, deben ser escuchadas. 


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