La Caída del Imperio

 

por Carlos Pissolito

Ramsay Macmullen en su obra “Corruption and the Decline of Rome”, editada en  Nueva York, en 1988, luego de analizar las relaciones entre los distintos grupos sociales, concluyendo que algunos de ellos, se constituyeron  en enemigos internos del Imperio, tales como: desertores, rebeldes, bandidos, etc.

Tomas Cole. "Destrucción". Oleo. 

Considera que el factor clave del fracaso del Imperio fue su creciente burocracia política  (la que pasó de unos 200 cargos a 6000) y se comenzó a ejercer en forma totalitaria, con el poder absoluto que fue pasando de las manos del Emperador a la de los funcionarios civiles y militares. Los que  solo velaban por sus intereses personales, se corrompían,  abusaban de su poder y desarrollaron una creciente incapacidad para enfrentar, adecuadamente,  los problemas administrativos y militares. 

Para el autor la causa principal de la caída del Imperio Romano es la corrupción, materializada en los siguientes factores:

• El empleo de favores y violencia coercitiva por parte del Gobierno.
• La ambigüedad de las leyes.
• El totalitarismo de los burócratas.
• El aislamiento del Emperador.

El efecto más visible fue  el deterioro del ejército, con una progresiva barbarización de la tropa, la falta de equipo militar y la corrupción de sus mandos militares. Bajo la administración de emperadores fuertes, el Estado se mantuvo firme, pero con el ascenso al poder de personajes débiles,  declinó rápidamente, lo que llevaría al caudillismo militar.

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Ningún evento concreto, a pesar de su abundancia, determinó por sí mismo el fin del Imperio Romano.  Ni los sucesivos saqueos de Roma, ni la llegada de  los hunos de Atila, ni el derrocamiento de su último emperador, Rómulo Augústulo. Pero, sí jalonaron un proceso de relativa larga duración, marcado por una grave dislocación política, económica y social del Imperio que dio paso a una nueva era, una totalmente diferente, la denominada como la Edad Media. 

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Si los EEUU sufrirán una guerra civil molecular, no lo sabemos con certeza, todavía. Pero, la magnitud de las consecuencias de su ocurrencia, nos obliga a considerarlas.

Tal como ocurrió con el Imperio Romano de Occidente, su caída produjo, no solo consecuencias en Roma, que era la sede de su poder, también, en toda la Península Itálica y, además, en todo los lugares del Mundo que de una forma u otra se beneficiaban con la denominada Pax Romana.

Igualmente, un suceso de la magnitud de una guerra civil molecular en las principales ciudades de los EEUU, tendría consecuencia inmediatas, no solo en la gobernabilidad de ese país, también, en los lugares en los que llegan los beneficios de la denominada Pax Americana, tales como Europa occidental, Israel, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Australia, solo por mencionar a los más importantes.

Por el contrario, en la periferia de esa paz, donde residen los poderes antagónicos a los EEUU (básicamente China y Rusia, pero, también, Irán), se produciría un auge y un avance de los mismos sobre los espacios vacíos a crearse por el abandono de la influencia norteamericana. Cobrando especial atención: el Sudeste asiático,  la región del Caúcaso, los Balcanes y Europa Oriental, por un lado y Levante, África y la América del Sur, por el otro. 

Estos sucesos geográficos tendrían un correlato virtual que afectaría al Mundo entero. Especialmente, en tres de sus dominios principales:

1ro En el financiero, ya que el dólar estadounidense es la moneda preferida para los intercambios financieros y para las transacciones del comercio internacional. Por lo tanto, debería ser reemplazada por alguna de las existentes o la creación de una nueva al efecto. 

2do En el ámbito de la tecnología, especialmente, aquella relacionada con la información, las comunicaciones y la navegación se verían afectadas. Por lo que no habría que descontar interrupciones en sus prestaciones, ya que los principales servidores se encuentran en EEUU. 

Otras áreas más problemáticas que podrían citarse, son el del arsenal nuclear norteamericano, en particular y en el de la energía nuclear, en general.  

3ro También, habría que considerar el posible colapso o, como mínimo, reacomodamiento de organizaciones multinacionales como la ONU, el FMI y el Banco Mundial, entre los más importantes que podrían citarse. Ya que los EEUU son tanto su principal impulsor como aportante financiero.

Avanzar más allá de estas especulaciones carece de valor, ya que la historia nos ha demostrado en muchas oportunidades de que la realidad supera a la ficción. 

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