Estrategia - Relaciones Internacionales - Historia y Cultura de la Guerra - Hardware militar. Nuestro lema: "Conocer para obrar"
Nuestra finalidad es promover el conocimiento y el debate de temas vinculados con el arte y la ciencia militar. La elección de los artículos busca reflejar todas las opiniones. Al margen de su atribución ideológica. A los efectos de promover el pensamiento crítico de los lectores.

lunes, 21 de septiembre de 2020

La nueva Geopolítica y el Papa Francisco.


COMENTARIO: Se podría afirmar que vivimos una época signada por el manejo por parte de pocos. En la escena internacional, por ejemplo, sobresalen los nombres del Presidente de los EEUU, Donald Trump, el de Rusia, Vladimir Putin y del Jefe del Partido Comunista Chino, Xi Xiping. También, podrían agregarse los nombres, en un segundo plano, de los presidentes de Francia, de Turquía, de la India  y de los primeros ministros del Reino Unido de Gran Bretaña y del Estado de Israel.

Pero, volviendo a las primeras figuras, no nos cabe duda que habría que incluir entre ellas al Papa Francisco. Al margen, de ser el líder espiritual de 1,3 billones de personas. Ha sabido tender puentes con casi todas la religiones, a la par de con los líderes políticos ya mencionados. Pero, aún más importante, ha sabido imponer varios temas de su elección en la agenda mundial. Como el cuidado de la Tierra y los excesos del Capitalismo. 

Sin embargo, la figura del Papa Francisco recibe un alud de críticas. Especialmente, desde los sectores más tradicionalistas de su Iglesia y, también, desde Argentina, ya que se asimilan sus decisiones y posturas a una posición política partidista determinada.

Pero, más allá de estos parroquialismos, es necesario valorar la acción del Papa Francisco desde lo geopolítico y de cómo su accionar concreto puede llegar a influir en la escena mundial

***


La nueva Geopolítica y el Papa Francisco.

por Carlos PISSOLITO


Si se puede afirmar que la Geopolítica nació como una ciencia maldita por su supuesta utilización por parte de los teóricos del III Reich. Los que en realidad nunca la consultaron. También, hay que reconocer que está experimentando, por estos momentos, por una popularidad digna de mejor causa. 

Por ejemplo, ya hay expertos que no dudan en hablar de ella abiertamente, hay algunos que dan un paso más y nos traen a su descendiente del Siglo XXI, la Meta Geopolítica. Una mezcla de Filosofía de la historia, con las neurociencias y de la Estrategia realista clásica que es impulsada por el neurólogo y filósofo Nayef Al-Rodhan del Centro para la Geopolítica de la Globalización y la Seguridad Transnacional con sede en Ginebra, Suiza.

Más allá de sus valores intrínsecos, no era nada nuevo. Pues como veremos, la teoría de Rodhan se basa de una vieja sentencia clásica: todo poder debe basarse en la justicia. No sólo en función de exigencias morales superiores, sino, simplemente, porque de esa forma es más efectivo.

Algo que ciencias tan alejadas como la Economía, la Psicología y hasta la Biología han comprobado por sí mismas y que llaman en inglés: “Moral High Ground” o la autoridad moral, en criollo. Un concepto desarrollado por Robert H. Frank y que sostiene que el egoísmo no siempre es una receta para el éxito. Ya que, en un ambiente altamente competitivos el apego a principios superiores otorga una ventaja para quienes los siguen. Pues, este sujeto se transforma en un asociado más atractivo para otros socios potenciales. Por extensión, el concepto los usan, por ejemplo, movimientos políticos que buscan legitimarse, especialmente aquellos que enfrentan amenazas violentas y que necesitan del apoyo y de la simpatía del medio social en el cual se mueven.

Específicamente, Nayef Al-Rodhan sostiene que la vieja idea geopolítica de usar sólo el hard power, vale decir, los medios militares, para conquistar el “lebensraum” o lo que sea, ha pasado definitivamente de moda. En esta evolución, se le sumó, en la década de 1990, el soft power, enunciado por el profesor de la Universidad de Harvard, Joseph Nyle. Uno compuesto por herramientas de conquista “blandas”; tales como: la economía, la cultura y la diplomacia pública. La combinación de ambos poderes, el duro y el blando, dio -posteriormente- lugar a la lógica del denominado “poder inteligente”. Aun así, Rodhan sostiene que éste no es aún suficiente.

Por eso propone, él mismo, el “poder justo”. Uno que no sólo sea inteligente, uno que, también, tenga en cuenta las exigencias de la justicia. Al menos en sus formas básicas. Como puede ser el respeto de las normas del Derecho Internacional. En definitiva, un poder que pueda ser sustentable porque respeta la dignidad de las partes, sean estos individuos, entidades colectivas o Estados.

Llegado a este punto surgen lógicas comparaciones. ¿No es acaso lo que propone el Papa Francisco para las relaciones internacionales? Seguro que sí. Las coincidencias son obvias. Ya que como lo expresa el Papa en sus propias palabras:

"Una auténtica fe -que nunca es cómoda e individualista- siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos. Si bien el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”. (24 de noviembre de 2013.)

Por otro lado, hay que agregar algo que no es nuevo en su pensamiento. Ya que como buen integrante de su orden religiosa, la Compañía de Jesús, Francisco se inspira no solo en San Francisco de Asís, sino en otro Francisco, uno nacido en Javier (Navarra), pero que murió misionando en la China. Un dato no menor, el de la muerte de este Francisco en 1552; ya que nos debería dar una pista sobre el tema que estamos tratando. Ya que si falleció allí fue porque había elegido misionar Japón, China, la India y Mozambique. Todos lugares alejados de las bases del Catolicismo de su época.

A la pregunta de qué lo llevó a misionar a un lugar tan lejano. Una respuesta sencilla sería que lo hizo impulsado por su Fe. Una más debatible, pero comprensible, podría argumentar que fue enviado allí por su orden religiosa para extender su influencia por todo el mundo.

La siguiente pregunta es: ¿Cómo lograron los jesuitas evangelizar a pueblos tan lejanos? No solo en lo geográfico, también y especialmente en lo cultural. Bueno, podemos empezar diciendo que debieron emplear algo parecido de lo que Rodhan califica como el “poder justo” o el “poder sustentable”. Al respecto, sabemos que lo primero que hacían era aprender la lengua de sus interlocutores. Luego, les enseñaban algún oficio o arte propio de su cultura occidental (desde música hasta técnicas empresariales). En pocas palabras, los respetaron y los trataron dignamente.

También, les debe haber ayudado su formación y el espíritu del que estaban imbuidos. Sabemos que su fundador, Ignacio de Loyola era un militar de profesión y que les transmitió a sus seguidores el estilo de vida que les es propio a los soldados. Su orden fue aprobada por el Papa Pablo III en 1540, la que tuvo un éxito inmediato. Muy probablemente, merced al celo puesto por sus integrantes, uno que deriva de los famosos Ejercicios Espirituales ideados por Ignacio para endurecer su carácter. Y a la completa formación que recibían sus miembros, una en la que no eran excluidos los conocimientos aportados por las ciencias del Renacimiento de la época.

Como no podía ser de otra forma, este éxito atrajo envidias. Pronto se los estigmatizó como simples buscadores de poder. Se llegó a hablar de instrucciones secretas (la Monita Secreta) que circulaban en la Orden. De hecho, uno de sus miembros de la rama inglesa de la Orden, Henry Garnet fue detenido, torturado y ahorcado por su supuesta participación en la Conspiración de la Pólvora dirigida por Gay Fawkes. Y quien diera origen a la conocida historieta “V de Vendetta”, cuya máscara blanca y con una sonrisa sardónica se usa hoy como un símbolo en todas las marchas de protesta alrededor del mundo.

Pero, más allá de las leyendas y de las historias comprobadas, los jesuitas siempre trataron de cambiar al mundo en función de sus ideales. Obviamente, algo de lo que Francisco no puede ser excluido. Mucho más si consideramos su vida sacerdotal en la Argentina antes de ser coronado Papa. Al respecto, ver el excelente artículo de Pascual Albanese: “Francisco, el peronismo y la doctrina social de la Iglesia.” (1)

Volviendo a nuestro título, nos preguntamos qué necesidad puede existir hoy de frecuentar áridos textos geopolíticos. Llenos de explicaciones esotéricas. Como los de Rudolf Kjellén, Halford Mackinder o Friedrich Ratzel. Para tratar de comprender una realidad mucho mejor explicada en las obras clásicas de Tucídides o de Francisco de Vittoria. Conocimientos puestos en acto por Ignacio de Loyola y su orden religiosa. Y quién sabe, probablemente, por el Papa Francisco. Ya que como decía un viejo y querido profesor, repitiendo al genial Miguel de Unamuno: “para novedades, los clásicos.” 

Pero, si ustedes no son lectores asiduos y estos textos los aburren, les propongo que vean la famosa película de “La Misión”. Una que explica bellamente como se ejerce el poder desde la más absoluta inferioridad física y numérica. Solo apelando a un conocimiento superior.

Claro, si la ven. Tendrán que elegir si quieren ser como el jesuita blando (Jeremy Irons) o como el duro (Robert de Niro).

Nota:

(1) http://agendapolitica.com/2211-el-papa-francisco-el-peronismo-y-la-doctrina-social-de-la-iglesia.html



1 comentario:

carlos pissolito dijo...

"l peronismo no es un subproducto de la doctrina social de la Iglesia sino que es dicha doctrina la que coincide, en algunos aspectos, con la del peronismo.
En ese sentido, todo el último movimiento de estos días, de hacer coincidir la doctrina peronista con la última encíclica Laudatio Si, descubre un mecanismo de manipulación, buscando beneficios que desconozco.
El remedo de libro de uno de los tres generales buenos que tiene la CGT es prueba de ello.“
No entiendo la prioridad que usted plantea en la relación entre las doctrinas. Si es tan amable me gustaría comprender los fundamentos.
Le respondo: La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) se inaugura modernamente con la Rerum Novarum de León XIII en 1891 y es continuada por la encíclica Quadragessimo Anno de Pío XII de 1931. Y recién a partir de la encíclica Mater et Magistra de Juan XXIII de 1961 y la Populorum Progressio de Paulo VI de 1967 la DSI comienza a ser conocida y consultada por los investigadores, periodistas y agentes políticos.
Mientras que Perón fija los ideales de su doctrina en el texto de la Comunidad Organizada de 1949. De modo que temporalmente no hubo ninguna influencia de la DSI sobre el peronismo. Pero además la doctrina peronista posee una prioridad ideológica sobre la DSI pues, mientras que ésta limitaba en la Quadragessimo anno y en Rerum novarum los sindicatos a una tarea social, limitando a cero su actividad política el peronismo atribuye a los sindicatos una actividad política. Cosa que recién es reconocida por la DSI en la encíclica Laborem Exercens de Juan Pablo II de 1981. Esto es, treinta años después la Comunidad Organizada.
La influencia de la DSI se transformó desde los años 60-70 sobre el peronismo en una fake news creada por la monserga peroniana de las frases hechas y de pensamiento nulo, porque como afirmó Jorge Rulli no tuvo la capacidad de incorporarse a la polémica contemporánea de las ideas. Muchas gracias por su pregunta porque me permitió extenderme sobre un tema tergiversado. Le mando un afectuoso saludo
Post Scriptum: aprovecho la oportunidad para dar a conocer esta carta a un pequeño y selecto grupo de amigos interesados sobre el tema."
Albert Buela