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domingo, 6 de septiembre de 2020

La VISIÓN GEOPOLÍTICA de las USURPACIONES de TIERRAS.

 







por Carlos Pissolito

El objeto de estudio de la Geopolítica:  es la relación que se establece entre el espacio (Geografía), con una acción humana transformadora a lo largo del tiempo (Política). 

Por lo tanto, siempre le ha interesado quien o quienes son los dueños de la tierra. Sea esta de alcance global, regional o nacional. 

Por lo general, ella no está directamente interesada en las cuestiones legales o vinculadas con el derecho de propiedad o con los de soberanía; ya que le interesa más lo fáctico. Quien tiene la tierra, cómo la usa y cómo puede expandir o perder esos dominios. 

Entiende la cuestión desde un punto de vista orgánico. Presupone que todo organismo vivo, por el simple hecho de serlo, desde el hombre individual hasta los imperios tienen, a la par, de la necesidad y el derecho a disfrutar de un espacio en el que desarrollar sus actividades vitales En consonancia, poco le interesa la legalidad de los procedimientos que se empleen para obtener, mantener o acrecentar estos espacios. 


La Historia muestra que los hombres y las organizaciones humanas han apelado a todo tipo de argumentaciones a los efectos de justificar de la mejor forma posible, tanto la posesión como la conquista de tierras para satisfacer sus propósitos. Ya sea desde el derecho divino hasta  los contratos orales, pasando por la leyes escritas. 

En este sentido, he entendido siempre que para que una ley tenga efectos reales son necesarias dos variables. Que sea justa, lo que facilita su mantenimiento a lo largo del tiempo  y que pueda ser obligado su cumplimiento, lo que la hace, realmente, efectiva.

Como el caso que nos interesa es el argentino, no vamos a mencionar sus inmensas reservas naturales ya que asumimos que el lector tiene, al menos, una cierta conciencia sobre las mismas. Pero, si queremos traer a colación que nuestros país, según los datos del Registro Nacional de Tierras Rurales (RNTR), dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, dispone de  267 millones de hectáreas de tierras rurales con posibilidad de explotación agropecuaria, ganadera o minera. Lo que implica una superficie equivalente 15 veces la del  Uruguay, 9 veces la de Italia o 5 la de España. 

Luego de esta breve introducción estamos en condiciones de analizar el problema de las usurpaciones en la Argentina. Las que como veremos no se limitan a una supuesta minoría étnica, sino a otros actores de nivel nacional, regional y global.

  • Los usurpadores globales: No es un hecho inusual en la Geopolítica la adquisición de tierras mediante el simple expediente de la compra. El caso más conocido, tal vez, sea la compra de Alaska por parte de los EEUU a Rusia en 1867. Una acción que recientemente, su Presidente Donald Trump, quiso repetir ofreciendo la compra de Groenlandia a Dinamarca.

En el caso que nos interesa, que es el argentino, sabemos que a caballo del default de nuestra deuda pública en el 2001, Norman Bailey, (1) consultor político en Washington, ex miembro del Consejo Nacional de Seguridad con responsabilidades en América latina y organizador de la reciente visita de Duhalde a Washington, propuso el canje de nuestra deuda externa por la propiedad de tierras públicas. (2)

  • Los usurpadores trasnacionales: Un escalón por debajo de los anteriores se encuentran aquellos actores internacionales que pretenden y en ocasiones logran usurpar con éxito tierras nacionales por diversos procedimientos irregulares. El caso de la usurpación de los terrenos fiscales de “La Remonta” en la provincia de Mendoza por parte del poderoso grupo económico francés Rothschild/Dassault nos ilustra, perfectamente, sobre este punto.  Por lo que recomendamos la lectura de nuestro artículo: "El largo brazo de la baronesa" para no tener que extendernos sobre este punto. (3)

En forma paralela a estos procedimientos irregulares hay otros que pretenden estar revestidos de cierta legalidad, ya que violan las normas establecidas por la Ley de Régimen de Protección al Dominio Nacional sobre la Propiedad, Posesión o Tenencia de las Tierras Rurales. Sancionada en diciembre de 2011 y destinada a frenar “la extranjerización de nuestra tierra.” (4)

De acuerdo con el libro “Tierras SA”, de los periodistas Andrés Klipphan y Daniel Enz, entre los grandes terratenientes argentinos hay conocidos extranjeros como Luciano Benetton y Joseph Lewis. Pero, también, otros propietarios que son ignotos, ya que sus nombres verdaderos se ocultan detrás de sociedades offshore. En el país, casi 2 millones de hectáreas están en manos de firmas radicadas en paraísos fiscales, según los datos provistos por el RNTR.

  • Usurpadores locales: Si bien existe una ley que reconoce la entrega de tierras a los denominados pueblos aborígenes, (5) no son extraños los episodios  violentos de toma de tierras, ya sean estas de origen fiscal como el caso de los terrenos del INTA en El Bolsón o pertenecientes a grandes terratenientes como el norteamericano Lewis y el reclamo por la servidumbre de paso a Lago Escondido o por la Estancia Leleque de la familia Benetton, que trajo aparejada la muerte de Santiago Maldonado durante un operativo de la Gendarmería Nacional con todas las consecuencias y transtornos institucionales que ocasionó y que sigue ocasionando. (6)
Actualmente, tenemos noticias de numerosas usurpaciones que se están llevando a cabo en el interior de la provincia de Buenos Aires, principalmente, pero sabemos de otras en otras provincias argentinas.

Llegado a este punto, y como lo decíamos al principio, la Geopolítica trata de tener una visión realista sobre esta problemática. Una que no descarta al marco legal vigente; pero una que no le otorga una prioridad absoluta ni que le asigna realidad pétrea que no pueda ni deba ser modificada. 

Al respecto, creemos que prevalecen las visiones que disponen de una mayor perspectiva conceptual, ya que son las que están destinadas a perdurar, pues creemos que el tiempo siempre vencerá al espacio. 

Entre las varias que podrían optarse por vocación y por decisión propia, optamos por la visión de la Doctrina Social de la Iglesia. La misma establece como criterio rector el de la solidaridad, a la que define como:  “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (Sollicitudo rei socialis, 38 Juan Pablo II-1987). De este principio se derivan una serie de criterios de juicio para con la acción social y política. A saber:

1) Que “se satisfagan ante todo las exigencias de la justicia, no vaya a ser que se ofrezca como don de caridad lo que es debido por justicia”;

2) Que “se eliminen no solo los efectos, sino también las causas (estructurales) de los males” y,

3) Que “se regule la ayuda, de tal modo que quienes la reciban vayan liberándose, poco a poco, de la dependencia de los demás y lleguen a bastarse por sí mismos” (cit. Apostolicam actuositatem, n. 8).

Por su parte, el Papa Francisco ha dicho que “reclamar tierra, techo y trabajo no es sino reclamar derechos sagrados” y los derechos sagrados están por encima de cualquier otro derecho positivo. Por lo que la ocupación de los “sin tierra” de un lote vacante es justa (antes que legal) por morosidad del Estado y por solidaridad social.

Como somos personas prácticas bien sabemos que de esta ola de ocupaciones ilegales, por más legítimas que sean, a nada bueno y duradero pueden conducir. Por lo tanto, sostenemos que debe ser el Estado quien debe crear las condiciones “para que los hombres vivan en amistad” (Santo Tomás de Aquino).

Por lo que se debe imponer una política de Estado destinada a permitir el  acceso a la tierra a todos los habitantes mediante la ejecución de diversos planes que contemplen las exigencias individuales frente al bien común. Sean estos grandes empresarios nacionales deseosos de desarrollar un emprendimiento comercial o simples familias en busca de un techo propio.

La Argentina cuenta a su favor con la tremenda extensión y riqueza de su territorio. Para colmo de males, se trata de uno mal poblado, con ciudades altamente hacinadas y con grandes extensiones vacías, como contrapartida. Un tema que daría para varios estudios y exposiciones. Pero, que no trataremos aquí por razones de brevedad y de espacio.

Podríamos continuar especulando, pero creo que un ejemplo de nuestra historia bien vale mil argumentaciones. 

Al finalizar su conocida Campaña al Desierto, el General Julio A Roca procedió al reparto de las tierras conquistadas entre sus oficiales, suboficiales y tropa en distintas proporciones relacionadas con sus grados y merecimientos. Mutatis mutandi la masa de esas tierras pasaron a las manos y a la propiedad de los cantineros que acompañaban al ejército, ya que la masa de sus soldados había gastado su pobre soldada en la compra de avituallamientos a estos buhoneros. (7) Vale decir una buena intención no se concretó porque falló algo en su implementación. 

Hoy como ayer, no es necesario realizar una campaña militar destinada a conquistar tierra porque ya las tenemos. Son nuestras, solo se trata de facilitar su acceso desde empresarios nacionales hasta pequeños grupos familiares que las necesitan para edificar su vivienda. Pero, debemos hacerlo bien. Desde el punto de vista moral (la solidaridad), psicológico (hay que hacerlo legalmente) y físico (hay que hacerlo en forma efectiva). 

Notas:

(1) https://www.lanacion.com.ar/politica/eeuu-condiciona-la-ayuda-a-la-argentina-nid363771/

(2) https://www.infobae.com/opinion/2020/09/06/el-papa-la-toma-de-tierras-y-los-movimientos-populares/

(3) https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/08/el-largo-brazo-de-la-baronesa.html




(7) “Roca dejó el camino expedito para entregar las tierras a los nuevos propietarios...” “...en 1885 se cancelaron con tierras las deudas acumuladas con los soldados desde 1878, ya que llevaban 7 años sin cobrar, pero como tanto los oficiales como la milicia necesitaban efectivo, terminaron malvendiendo sus partes a los mismos que habían sido los financistas primitivos, de manera que toda esa superficie pasó a manos de 344 propietarios a un promedio de 31. 596 ha cada uno. "Apropiación de la tierra a los aborígenes y genocidios en el Río de la Plata", Fernando Del Corro, periodista y docente de la UBA. 

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