COMENTARIO:
En los últimos meses se ha hecho cada vez más evidente que nos acercamos a una definición respecto de la disputa por la hegemonía global. No sólo por la promocionada crisis entre los EEUU, la OTAN y Rusia respecto de Ucrania; también de otros temas, tales como:
Para empezar, la UE, especialmente Alemania y Francia, cada día están más preocupados por la probabilidad de un conflicto armado en su región. Lo que la está llevando a un lento pero progresivo distanciamiento de los dictados de Washington.
Para seguir, en el mundo islámico (el que siempre ha soñado con deshacerse de la hegemonía estadounidense), con países como Irán, Turquía y Pakistán a la vanguardia de este movimiento. También, en África donde tanto China como Rusia están desarrollando una agresiva agenda de penetración, fundamentalmente, económica.
Para terminar, nosotros, la América del Sur, especialmente nuestro país, que están mudando, por ahora en lo comercial, sus viejos pactos con los EEUU y la EU, por otros nuevos con los mercados chinos.
Respecto de la reciente gira de nuestro presidente, precisamente, por Rusia y por China, podemos discutir infinidad de detalles. Incluso regodearnos en varias desprolijidades. Pero hay hechos mayúsculos geopolíticos que son evidentes para quien los quiera ver. El 1ro es que China ya es una potencia mundial. El 2do, es que los EEUU, Gran Bretaña y la UE se encuentran en franco declive.
En función de todo ello, Argentina necesita cambiar su sistema de alianzas como lo habíamos adelantado en este artículo en agosto del 2020 y cuanto antes lo haga es mejor y menos doloroso será. No hay porque sentir nostalgia por abandonar el sistema actual. En poco tiempo podemos encontrarnos con un mundo con otro equilibrio geopolítico. Ya nos equivocamos, tras la 2da GM cuando seguimos atados a Gran Bretaña y Brasil se nos había adelantado con su apoyo bélico a los EEUU y que era la nueva potencia emergente. Fruto de eso obtuvieron Volta Redonda y el puntapié inicial para su desarrollo industrial.
Como conclusión, mal o bien, la Argentina se está realineando en función de esos hechos, como lo está haciendo Brasil y Chile. Porque lo único permanente son los intereses nacionales y la única verdad es la realidad. Nada dura para siempre. Para sobrevivir hay que adaptarse.
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ENROQUE
(Publicado en agosto del 2020)
El que se aburre en esta cuarentena es porque quiere VIII.
por Carlos A. PISSOLITO
Del ajedrez a la Estrategia: Siempre me ha gustado más el go que el ajedrez, la Estrategia antes que la Táctica. Pero, también, hay que reconocer que la 1ra marcha, siempre, sobre los hombros de la 2da. Como parecería ser el caso de nuestra estrategia económica, entrampada frente a los cuernos del dilema que nos plantea el pago de nuestra deuda externa.
Mal si pagamos, mal si no pagamos. Por eso es que ha llegado el momento de hacer un enroque.
El enroque es un movimiento especial del ajedrez, por el cual el Rey cambia su posición con una de las torres. Como tal es una jugada excepcional, ya que es la única que permite mover dos piezas al mismo tiempo. Generalmente, se la lleva a cabo cuando el Rey está a punto de caer y de perderse la partida. Es una jugada de último recurso.
Hoy por hoy, ja Argentina prorrogó hasta el 22 de mayo el plazo que se había fijado para llegar a un acuerdo con los tenedores de bonos internacionales para reestructurar más de 65 mil millones de dólares de su deuda externa, luego que los principales grupos de acreedores rechazaron la oferta del gobierno la semana pasada. El 22 de mayo también es el final de un período de gracia por aproximadamente 503 millones de dólares en el pago retrasado de intereses.
En muy pocas palabras: si no se llega a un acuerdo o no se realiza el pago, se producirá el noveno default de nuestra historia.
El conocido historiador económico inglés, Niall Ferguson, nos dice que: “La primera crisis de deuda latinoamericana comenzó en 1820. Fue en un mercado emergente, el de Argentina, y llevó a la quiebra de la Casa Baring en 1890.” (“The Ascent of Money. A Financial History of the World”. New York, Penguin Press, 2008.)
En todo su libro, Ferguson, no le pierde pisada a la Argentina. Es más, afirma que de tantas crisis recurrentes, bien podría surgir la solución de las permanentes crisis del sistema capitalista.
Una de las principales tesis de la interesante obra de Ferguson es la conexión que se establece entre los grandes conflictos de la historia, como la 1ra y la 2da GM y los cambios en los patrones de moneda de sus respectiva épocas.
La Guerra Irrestricta o el Manual de Instrucciones: Entonces, ¿Qué podría pasar si nos encontráramos transitando por los pasillos o por la antesala de la 3ra GM? Una que ya habría empezado como lo ha proclamado el Papa Francisco. Una que se libra a pedacitos y en forma irrestricta. Sin ejércitos, por ahora.
Cuando A. Hitler escribió y publicó en 1925, en “Mi Lucha”, lo que sería su plan de gobierno; pero nadie le creyó ni se lo tomó en serio. Análogamente, los coroneles del Ejército de Liberación Popular Chino, Qiao Liang y Wang Xiangsui hicieron lo propio con su manual para la “Guerra Irrestricta” en 1999. ¿Por qué no tomarlos en serio? ¿Qué es lo que anuncian?
El libro expone como China podría derrotar a un oponente tecnológicamente superior, como los Estados Unidos, mediante una guerra librada en todos los ámbitos de poder más allá del militar. Una que en lugar de centrarse en la confrontación militar directa, preconiza el empleo de medios alternativos. Tales como: el uso del derecho internacional, la economía y la tecnología para colocar al oponente en una mala posición y así evitar la necesidad de una acción militar directa.
Sin mucha imaginación ni caer en ninguna teoría conspirativa se puede, por ejemplo, considerar la hipótesis de que la pandemia ha sido creada como un arma de guerra biológica en los laboratorios militares de Wuhan con la intención de inmovilizar a sus adversarios y crear las condiciones para una 2da maniobra en el marco de una guerra irrestricta.
Tampoco, hay que ser un gran estratega para deducir que esta 2da maniobra no es otra que el plan del gobierno chino de implementar un yuan digital. Si bien, por el momento, es un plan piloto y China no está sola en estos experimentos financieros; es la que se encuentra más decidida a hacerlo. Al efecto, la nueva moneda digital ya circula en varias regiones del país con el objetivo de reemplazar a los billetes en circulación, según informó el Banco Popular de China.
Creemos que una vez superadas los inconvenientes iniciales y ajustados los detalles, la maniobra continuará en el campo internacional con la intención de reemplazar al dólar como la moneda de preferencia para los intercambios. Para lograrlo China dispone de todo lo necesario. De hecho es la 1ra economía mundial en términos de su paridad de poder adquisitivo y acumula el 18% del PBI mundial. Solo es superada por los EEUU en el manejo de activos financieros que es lo que, justamente, China desea cambiar. Para ello debe apelar a los avances de la inteligencia artificial. Los que, paradójicamente, le están siendo proporcionados por Microsoft, una corporación de origen norteamericano.
El disponer de una moneda digital le permitirá al gobierno chino, por un lado, aumentar el control interno, ya que las transacciones individuales y empresariales serán, totalmente, rastreables y, por el otro, favorecerá su estrategia de internacionalización del yuan.
A partir de los acuerdos en el hotel de Bretton Woods, New Hampshire, cuando los aliados victoriosos se reunieron en julio de 1944, se diseñó la arquitectura financiera que, actualmente nos rige. Para lo cual se fijó una nueva ancla monetaria en el dólar, el que permanecería convertible al oro, dadas las vastas cantidades del mismo depositadas en el totémico Fort Knox. Pero, esa garantía sería modificada, durante la Guerra de Vietnam, por el presidente Richard Nixon, que eximiría al dólar de su respaldo en oro.
En la actualidad, aproximadamente, las 2/3 de los activos de reserva de los bancos centrales del mundo están en dólares. Y es el dólar la moneda preferida, tanto para el uso privado como para los contratos comerciales y financieros. (1) Pero, en los últimos años, el yuan chino se ha ido aproximado, notablemente, al dólar norteamericano, no solo en las transacciones de la economía real, también, en lo que hace a las transacciones financieras.
Aunque son muchos los expertos que sostienen que la participación de los EEUU en los flujos de divisas, en la designación de préstamos bancarios y en las emisiones de deuda, en la designación de contratos de comercio internacional, en el valor de las reservas de divisas de los bancos centrales y entre otras medidas similares, no se encontraría amenazada por el avance chino. Pasan por alto, dos graves circunstancias. La 1ra es que el dólar carece, hoy, de otro sustento que el psicológico, vale decir de la confianza local e internacional en su solidez. Y la 2da, es que esta confianza bien puede perderse rápidamente si como todo parece indicar, los EEUU ingresara en un proceso inflacionario derivado de su mayor emisión monetaria necesaria para enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia. El “helicopter money” como se lo denomina. (2)
Por su parte, uno de estos expertos, como Matthieu Favas, periodista financiero del “The Economist”, afirma que tres factores pueden modificar la situación de privilegio de la divisa norteamericana. 1ro, sostiene que los EEUU se están excediendo en el uso de este poder, aún con sus aliados; 2do, que los países emergentes están buscando fuentes financieras de reemplazo, especialmente, los que tienen una abultada deuda externa y 3ro, que el impacto del COVID-19, muy bien puede desarticular al comercio mundial y fragmentarlo en espacios regionales, en los que China podría negociar en mejores condiciones que las actuales.
Diversos voceros del gobierno argentino afirman que su administración se ha comprometido a hacer sostenible la deuda pública y a volver a colocar al país en un sendero de crecimiento. Luego de esta afirmación el FMI reconoció que la deuda argentina no es sostenible. Además, más de 150 prestigiosos economistas internacionales, incluidos cuatro premios Nobel, pidieron un alivio de la deuda como única forma de combatir la pandemia de Covid-19 y poner a la economía en una trayectoria sostenible.
Pese a estas muestras de benevolencia, creemos que la Argentina marcha a una formalización de un default. El que ya se manifiesta de diversas formas, desde los últimos meses del 2019. Y suponiendo que se obtenga, digamos, una quita del 40%. La gran pregunta sigue siendo, aún dando por supuesto que la economía argentina pudiera crecer en el ambiente de la post pandemia -un escenario para nada probable, no sólo para la nuestra, sino para la masa de ellas- ¿Cuánto de ese supuesto crecimiento debería o, mejor dicho, podría ser destinado al pago de los servicios de la deuda?
Ya que, aún con la obtención de un necesario periodo de gracia de algunos años, habría que mantener, no sólo las dudas vinculadas a su factibilidad; también, -fundamentalmente- respecto de su aceptabilidad. En otras palabras: ¿cuánto de nuestro necesario superávit -todavía inexistente- deberíamos dejar de gastar en nuestras inmensas y crecientes necesidades para destinarlo al pago de la deuda externa?
Volviendo al ajedrez: Para ponerlo en los términos ajedrecísticos del inicio: Necesitamos hacer un enroque porque tenemos muy pocas probabilidades de ganar esta partida como está planteada. Pero, ¿Qué sería, exactamente, un enroque en estas circunstancias? Veamos.
En principio, tenemos en nuestra historia dos ejemplos de enroques. Uno malo y uno bueno. Al malo, seguramente, lo recordaremos todos y tuvo lugar cuando el Proceso Militar, a punto de perder la Guerra de Malvinas, pretendió cambiar, en un abrir y cerrar de ojos, su alineamiento con los EEUU y con la OTAN; por el de la URSS y Cuba. Obviamente, salió mal. No había tiempo ni forma de que saliera bien.
El otro, es menos conocido, pero éste es el bueno. Es el que llevó a cabo el Grl J.A. Roca, durante su segunda presidencia, para superar la crisis de nuestro 1er default, conocido como el Pánico de 1890 y que procedió -asesorado por el economista Silvio Gesell y por el banquero Ernesto Tornquist-, a abandonar el patrón monetario vigente que era el de la Libra Esterlina respaldada por el patrón oro. La movida tuvo un gran éxito, uno que llevaría a la masa de los países a imitarla, al poco tiempo.
Algunos dirán que ha pasado demasiado tiempo y que, hoy, vivimos otras realidades.Y que no es posible hacer un enroque (cambiar la pertenencia a un determinado bloque geopolítico) Pero, esto es lo que, precisamente, viene realizando Australia desde algunos años.
Australia, como sabemos, es un país de cultura occidental, más precisamente, uno que integra el Commonwealth de las naciones que responden a la corona británica. Aunque, geográficamente, está situada muy cerca del Sudeste asiático. Lo que llevó al gobierno de Camberra a publicar en el 2012 el libro blanco: “Australia en el siglo de Asia”. (3) En este documento, Australia no reniega de su cultura; pero tampoco rechaza su vecindad con Asia, particularmente, con China. (*)
Más concretamente, para ejemplificar -brutalmente- lo que estamos argumentando. Si la Australia de la primera mitad del Siglo XX no tuvo dudas de conformar una alianza militar con los EEUU para combatir una posible invasión japonesa a su inmenso territorio. No es su postura actual, ya que si bien se considera un país amigo de los EEUU, ha anunciado que permanecerá neutral ante una eventual confrontación entre éste y China en aguas del Mar de Sur de China.
En forma análoga la República Argentina tiene que ejercer su tradicional neutralidad histórica. La que supo ejercer, con variantes, en ambas guerras mundiales. Esta vez, podríamos agregarle el calificativo de “activa”. Vale de decir de una que parafraseando a un viejo político inglés, nos enseña que los países no tienen ni amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses de esa naturaleza.
(*) Esto ha cambiado a partir con la alianza AUKUS que vincula a Australia con los EEUU y con Gran Bretaña en una alianza militar.
Notas:
(1) La Plataforma "Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication" (SWIFT por sus siglas en inglés) informa que, en abril de 2020, el 44% de las transacciones internacionales registradas se liquidaron en dólares. El euro aparece como la 2da moneda más negociada internacionalmente, con un 30% de los pagos totales. El yuan chino es la 5ta moneda líder, con poco menos del 2%. En los últimos años, la moneda china disputa esta posición con el dólar canadiense.
(2) Ver: “Histórica emisión monetaria de los bancos centrales: ¿Habrá inflación global?” https://www.cronista.com/finanzasmercados/Historica-emision-monetaria-de-Bancos-Centrales-habra-mayor-inflacion-global--20200420-0014.html
(3) Ver: Instituto Español de Estudios Estratégicos. “AUSTRALIA EN EL SIGLO DE ASIA.” http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2012/DIEEEA50-2012_AustraliaSigloAsia_IJGS.pdf
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