M. Ilyas Khan
Por qué el Talibán sigue teniendo apoyo en Afganistán
Dos combatientes talibán.
Han pasado diez años de la invasión de EE.UU., y la OTAN no ha logrado vencer a la insurgencia. En las zonas remotas, el control sigue estando en manos del Talibán.

Hace diez años, miles de combatientes talibanes abandonaron el poder huyendo de sus puestos hacia el campo, lo que permitió a las fuerzas occidentales tomar Afganistán casi sin resistencia.

Un convoy talibán.
En la actualidad, esa variopinta milicia ha evolucionado a una sofisticada fuerza guerrillera que recientemente ha sido capaz de atacar varios objetivos de alto valor hasta el punto de acercarse a descarrilar los planes estadounidenses de una salida tranquila del país.
Destaca que han conseguido eso pese a la ausencia de un líder carismático y una cadena de mando unida, así como de una visión económico-política común.
¿Y cómo lo hicieron? Hasta tres años después de que su gobierno fuera derrocado por fuerzas de una coalición internacional en octubre de 2011, hubo poca actividad talibán en Afganistán.
"El Talibán fue bien recibido por los afganos porque terminó con una guerra civil que duraba cuatro años, pero empezaron a implementar su estricto código islámico y la población se hartó", comenta el militar retirado Mahmud Shah, antiguo responsable de seguridad para las áreas tribales del noroeste de Pakistán.
"La gente vio bien la llegada de estadounidenses porque los vieron como libertadores. No había espacio para que el Talibán consiguiera regresar inmediatamente", agrega.
"El Talibán fue bien recibido por los afganos porque terminó con una guerra civil que duraba cuatro años, pero cuando empezaron a implementar su estricto código islámico, la población se hartó"
Mahmud Shah, militar retirado Pakistán
Para 2006, sin embargo, la insurgencia islamista se había infiltrado por gran parte del sur, especialmente las provincias de Zabul, Kandahar y Helmand. En 2008, se empezaron a expandir hacia el norte en dirección a Kabul.
Shah comenta que EE.UU. cometió dos grandes errores que hicieron que desperdiciara su ventaja.
"Se concentraron en objetivos militares en lugar de en la estabilización y el desarrollo. Y pronto fueron a combatir una guerra opcional en Irak, abandonando la guerra necesaria que les había llevado a Afganistán".
Según Shah, la falta de reconstrucción y la rampante corrupción de funcionarios del gobierno, al tiempo que millones de refugiados regresaban de Irán y Pakistán, llevaron a que se extendiera el desencanto y eso dio combustible a la insurgencia.

Santuario en Pakistán

Muchos analistas también señalan al rol de Pakistán, desde donde los talibanes emergieron en 1994 y hacia donde huyeron la mayoría en 2001.
Se considera que la insurgencia afgana nació en la región tribal paquistaní de Waziristán.
Mientras el resto de Afganistán permanecía tranquilo, los expertos recuerdan que Waziristán registraba una viva actividad talibán que luego se plasmó en titulares en los grandes medios del mundo.

Fuerzas militares afganas.

El Talibán

En 2002, y de nuevo en 2004, se vieron escaramuzas entre el Talibán y topas paquistaníes. Luego llegaron diferentes acuerdos de paz que dejaron virtualmente en manos de los insurgentes la mayoría de las áreas tribales de Pakistán que circundan la frontera afgana.
La mayor parte de los analistas está de acuerdo, en público o en privado, con que las altas esferas de la seguridad paquistaní permitieron al Talibán convertir Waziristán en un santuario insurgente a pesar de que contaba con capacidad para neutralizarlos.
"Creo que los militares estaban divididos. Los toleraron y después los ayudaron", comenta Hasan Askari Rizvi, analista en asuntos de defensa.
Las tropas de la coalición sufrieron sus primeras bajas en el sureste afgano, justo en la frontera con Waziristán.
Fueron las batallas del sureste y después en el noreste, en la provincia de Kunar, adyacente a la región tribal paquistaní de Bajaur y Mohmand, las que se llevaron la mayor parte de la atención en el periodo 2002-2006.
Esta evolución eclipsó la concentración de insurgentes en el suroeste de Pakistán, en Balochistán, desde donde empezaron a infiltrarse discretamente hacia Zabul, Kandahar y Helmand.
Ni los militares paquistaníes ni las tropas de la coalición en Afganistán prestaron demasiada atención. Los resultados eran previsibles.
Funcionarios occidentales admiten que hasta 2008-2009 las fuerzas de la coalición en el sur fueron incapaces de retener el control de áreas importantes para el Talibán, como grandes partes del centro de Kandahar y el sur de Helman, donde los insurgentes tenían fábricas de explosivos, depósitos de armas y líneas defensivas.

"Punjabi Talibán"

Desde el "aumento de tropas" anunciado por el presidente de EE.UU., Barack Obama, en 2010, las fuerzas de la coalición han conseguido desalojar al Talibán de sus posiciones en Kandahar y Helmand.
Pero la insurgencia ahora está más extendida hacia áreas alrededor de Kabul e incluso en las antiguamente pacíficas provincias del norte de Afganistán.

Policía afgana
Policía afgana.
 
El Talibán ahora parece basarse más en atentados suicidas y espectaculares atentados con bomba contra objetivos de alto valor psicológico.
Y cuenta con un interminable suministro de nuevos y mejor entrenados combatientes que llegan a Afganistán desde Pakistán, fundamentalmente desde Waziristán.
Fuentes creíbles confirmaron a la BBC que esos combatientes son fundamentalmente paquistaníes, conocidos como "Punjabi Talibán", especializados en atentados con armas de fuego y bombas y constituyen una buena parte de la red Haqqani.
De acuerdo con esas fuentes, desde 2009, esos combatientes han estado viajando por la frontera en vehículos militares paquistaníes, presumiblemente para evitar ataques de aviones no tripulados de la CIA.
Una fuente militar paquistaní en la región admite haber colaborado con esos combatientes.
El portavoz de las Fuerzas Armadas, el general Athar Abbas, rechaza la idea por considerarla "maliciosa y fabricada".
"Nada puede estar más alejado de la verdad", respondió.
Pero desde las recientes acusaciones de altos funcionarios de EE.UU. de que algunos atentados en Kabul pudieron haber sido ordenados por los servicios de inteligencia paquistaníes, han surgido cuestionamientos sobre el rol real de los militares paquistaníes en la insurgencia afgana.
Muchos en Occidente han sostenido que el camino a la paz en Afganistán depende en buena medida de los militares paquistaníes.
Los próximos meses mostrarán si esto es así y si Pakistán acepta satisfacer las demandas de la comunidad internacional.