¿Contra qué o contra quiénes debe preparase una fuerza militar? ¿Sólo contra amenazas estatales convencionales? Invitamos a nuestros lectores a debatir las ideas expuestas en este artículo. Uno que si bien está centrado en la situación de los EE.UU. presenta un interesante análisis de las diferentes posturas.
Este artículo explora la utilidad estratégica de la construcción de amenazas híbridas. La exploración de amenazas híbridas fue desarrollada después del 9/11 por los Marines en Quantico, Virginia, para examinar como el carácter del conflicto está evolucionando. Fue diseñado para actualizar el concepto de mediados de los 90´ de “Caos en el litoral” y en la predicción del General Charles C. Krulak de que las guerras del futuro se podrían parecer al “Hijastro de Chechenia”, en lugar de algo más convencional como las campañas estilo Desert Storm. La tarea oficial fue la de definir con cierto detalle como el carácter del conflicto fue evolucionando y que implicancias tiene esa evolución para los Marines en los niveles operacional y táctico.
La construcción de la amenaza híbrida sirve para varios propósitos
útiles.
En un mundo perfecto, el
adiestramiento y el equipamiento de estas fuerzas estarían acorde a sus
posibles ambientes operacionales y amenazas. Pero no vivimos en un mundo así.
De hecho, nos estamos preparando para un futuro con gran incertidumbre con
menos recursos que los que teníamos previamente. La canilla de fondos post 9/11
se está por cerrar, forzando a las fuerzas militares en general –y al Pentágono
en particular- a repensar sus prioridades y a optar por opciones difíciles. No
tendremos más los recursos para comprar simplemente todo y eliminar todos los
riesgos (como si se pudiera). Ha llegado el tiempo para pensar una nueva y
operante estrategia. [6]
La escuela de contrainsurgencia se focaliza en las luchas de hoy y en las
que pueden venir en el futuro, pero falla en reconocer en la cuasi optima
importancia de los conflictos de hoy en términos estratégicos globales.
La utilidad de la escuela de los
jugadores múltiples está oficialmente representada en el nuevo reglamento del
Ejército FM3-0, el cual declara que las “Operaciones de estabilidad son el
núcleo de la misión de las FFAA de los EE.UU. y que tienen una prioridad
comparable con la de las operaciones de combate (ofensivo y defensivo).” Esta
escuela está reflejada similarmente en el cuerpo de Marines con su visión de largo alcance y que impulsa a la
versatilidad y a las “capacidades múltiples” de sus Fuerzas de Tareas
Aeroterrestres a lo largo de todo el alcance de las operaciones militares. [11]
Aun esta aproximación está en abierta contradicción con la adoptada por el 2010 Quadrennial Defense Review (QDR), donde el Departamento de Defensa de los EE.UU. sugiere amenazas divergentes en la base y en el tope del espectro. Esto refleja que la estrategia subyacente enfatiza los esfuerzos preventivos; tales como, el apoyo a aliados mediante la ayuda a sus fuerzas de defensa en el extremo más bajo del espectro del conflicto y la elevación de las Amenazas Asimétricas de Alta Intensidad (HEAT, por sus siglas en inglés) en el otro extremo. La construcción HEAT ofrece la justificación para grandes inversiones en guerra cibernética, defensa anti-misiles y capacidades de ataque global para las fuerzas militares de los EE.UU. Esta perspectiva refleja un creciente consenso en la comunidad de defensa de los EE.UU. que nota un incremento significativo en las capacidades que presentan los contrincantes asiáticos.
Visto a través de los lentes de de cada
una de las escuelas de diseño de fuerzas de los EE.UU., estas
amenazas/escenarios presentan un riesgo y unas prioridades radicalmente
diferentes. La escuela de “Contrainsurgencia” cree que estas amenazas son preponderantemente
irregulares en el extremo de baja intensidad del espectro del conflicto y argumenta
en contra de la perspectiva HEAT de una mayor inversión en fuerzas aéreas y
navales por sobre las terrestres adaptadas para insurgencia persistentes. Los
Jugadores Múltiples podrían también rechazar la perspectiva HEAT hasta cierto
grado, pero particularmente encuentran al argumento de la División del Trabajo riesgoso,
al percibir a la era actual como una perspectiva del conflicto con el potencial
para extensas aplicaciones de las fuerzas terrestres.
Si las fuerzas terrestres fueran específicamente colocadas para amenazas
hibridas la escuela del espectro total del conflicto tendría un mérito
particular.
LAS AMENAZAS FUTURAS Y EL PENSAMIENTO
ESTRATEGICO.
Por Frank G. Hoffman[1]
Este artículo explora la utilidad estratégica de la construcción de amenazas híbridas. La exploración de amenazas híbridas fue desarrollada después del 9/11 por los Marines en Quantico, Virginia, para examinar como el carácter del conflicto está evolucionando. Fue diseñado para actualizar el concepto de mediados de los 90´ de “Caos en el litoral” y en la predicción del General Charles C. Krulak de que las guerras del futuro se podrían parecer al “Hijastro de Chechenia”, en lugar de algo más convencional como las campañas estilo Desert Storm. La tarea oficial fue la de definir con cierto detalle como el carácter del conflicto fue evolucionando y que implicancias tiene esa evolución para los Marines en los niveles operacional y táctico.
Por sobre todo la construcción de
la amenaza híbrida sirve para varios propósitos útiles. A nivel estratégico, su
valor más significativo es que eleva el nivel de alarma de riesgos potenciales
y oportunidades presentadas por varias opciones en el debate actual sobre
amenazas/fuerzas en Europa y en los EE.UU.[2]
Definiendo a una amenaza híbrida
Un número de analistas ha sugerido
que los conflictos del futuro tendrán múltiples modalidades y presentarán múltiples
variables antes que un bloque simple caracterizado como un blanco o negro de
una sola forma de guerra. Estos estudiosos, soldados y analistas (incluyendo a
Mike Evans, Max Boot, John Arquilla, Colin Gray y Dempsey del Ejército de los
EE.UU. y el General James Mattis de CENTCOM) concluyen que habrá una
combinación imprecisa de formas de guerra con una frecuencia y con una
letalidad crecientes. Esta construcción muy frecuentemente se la describe como
“guerras híbridas.”
Un número de analistas ha sugerido que los conflictos del futuro tendrán
múltiples modalidades y presentarán múltiples variables frecuentemente
descriptos como “guerra híbrida.”
Este concepto se construye sobre
otras concepciones valiosas sobre el conflicto que incluye la teoría compuesta
y combinada de la Guerra de 4ta Generación. [3]
Esta teoría no pretende tanto ser original ni históricamente única o que las
amenazas híbridas sean inmensas. Todo lo contrario, los casos de estudio históricos
de las amenazas híbridas muestran que las fuerzas convencionales adecuadamente
adiestradas y cuando se emplearon bajo el sistema de armas combinadas ganaron:
ver por ejemplo la 2da Guerra Anglo-Boer, la de Chechenia en 1990 y la del Hezbollah
vs Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Sin embargo, ellas tienden a hacerlo con
una cantidad de bajas mayor a la esperada; y aplicando técnicas y un poder de
fuego que son hoy anatema en esta era anti- heroica tan sensitiva a las bajas como
sostienen los impulsores de la COIN. [4]
Las amenazas híbridas incorporan un
amplio espectro de modos diferentes de hacer la guerra incluyendo las
capacidades convencionales, las formaciones y tácticas irregulares; los actos
terroristas que abarcan a la violencia indiscriminada y la coerción y
desordenes criminales. En mi interpretación, las guerras híbridas pueden ser
conducidas por unidades separadas o por distintos tipo de fuerzas, o aún por la
misma unidad- pero dirigidas táctica y operacionalmente y coordinadas
simultáneamente dentro del campo de combate principal para alcanzar efectos
sinergéticos en las dimensiones físicas y psicológicas del conflicto.
Mi propia definición enfatiza que
los modos del conflicto en términos de capacidades y tácticas e incorpora la
criminalidad, la cual muchas cultura militares no la definen como una forma de
conflicto. Mi interés está en la doctrina del adversario o en la teoría de la
victoria, las que deben ser comprendidas. El Ejército de los EE.UU. en su
reciente adopción de los términos de su doctrina enfatiza el carácter de las
fuerzas (fuerzas tradicionales de combate, fuerzas irregulares y elementos
criminales) trabajando juntos para su mutuo beneficio. Esta definición enfatiza
a los actores en sí mismos, por sobre sus modos de operación. Esto tiene una
sólida base histórica y da por descontada la idea de que una fuerza única puede
ser capaz de aplicar una amplia multitud de modos.
Esto no es un ejercicio abstracto.
Dada la masiva crisis económica global y la necesidad de administrar
cuidadosamente los recursos de defensa en la próxima década, es importante que
los decisores políticos y los estrategas aprovechen los numerosos modos de la
guerra que enfrentamos y exploren un espectro más amplio de opciones. Los
gobiernos occidentales, especialmente los EE.UU., deben invertir cuidadosamente
sus escasos recursos, evitar la sobre-extensión estratégica en aventuras
riesgosas y tomar las difíciles decisiones acerca de donde prudentemente asumir
los riegos del futuro. [5]
En un mundo perfecto, nuestras fuerzas militares podrían tener un tamaño
robusto y subdividirse en fuerzas diferenciadas para enfrentar misiones
diferentes a todo lo ancho del espectro del conflicto. Tendríamos que haber
separado las fuerzas contra-terroristas, un cuerpo de entrenadores/asesores
para la defensa de países amigos, una fuerza mayor de operaciones especiales,
una fuerza para contra-insurgencias prolongadas, una fuerza expedicionarias
altamente alistada, una seguridad interior más robusta, una nueva ciber-fuerza
con ciber-guerreros y una pesada fuerza convencional para aquellas raras pero
decisivas confrontaciones interestatales.
Es importante que los decisores políticos y los estrategas aprovechen los
numerosos modos de la guerra que enfrentamos y exploren un espectro más amplio
de opciones.
Escuelas alternativas de pensamiento
Impulsado por el efecto combinado
de varias crisis fiscales y de un impaciente sino fatigado sentimiento hacia el
esfuerzo de guerra de los EE.UU., el presupuesto y las fuerzas están siendo
duramente debatidos adentro del Pentágono después de Afganistán [7]
Este debate no solo está informado por los conflictos actuales, también por las
proyecciones de los desafíos futuros. Otras naciones pueden haber tenido las
mismas opciones o enfrentado una opción única, pero las siguientes categorías
son relevantes para los EE.UU. y su cultura política y su política de defensa.
Los Contrainsurgentes
Esta escuela desafía la orientación
estrecha de los enfocados tradicionalmente en las fuerzas y aboga en una
transformación basada en las luchas de hoy. Sus sostenedores creen que Irak y
Afganistán representan mucho más que un momento pasajero en la evolución del
conflicto. Sostienen que las formaciones masivas comprendidas por las armas
tradicionales y los conflictos a gran escala entre poderes convencionales no es
un escenario de planeamiento realista o un punto de vista válido para modelar a
las fuerzas armadas del futuro. Aprecian que los desafíos más probables y los
mayores riesgos surgirán de los Estados fallidos, los territorios sin gobierno
y las amenazas transnacionales de las versiones radicalizadas del islam.
Esta escuela argumenta que la
guerra irregular no es solo diferente y que tiene una prioridad más elevada, no
puede ser exitosamente conducida por fuerzas de uso general que solo
marginalmente se prepararon para ella. En su lugar, abogan por un mayor énfasis
en la “Guerra dentro del Pueblo” y en una fuerza particularmente diseñada para
la guerra irregular sostenida. Los últimos impulsores de esta escuela incluyen
al Dr. Ray Godson de Georgetown y a Richard Schultz de Fletcher School de Tufts
University. [8] Aprecian
que la OSD está fallando al no planificar para los escenarios más probables y
que está cometiendo un grave error estratégico.
La escuela de contrainsurgencia se
focaliza en las luchas de hoy y en las que pueden venir en el futuro, pero
falla en reconocer la importancia de los conflictos de hoy en términos
estratégicos globales. Bajo su asesoramiento, los militares de los EE.UU.
pueden mejorar notablemente el alistamiento para las operaciones de estabilidad
y para tareas de contra-insurgencia mediante la mejora de la cultura individual
y las destrezas lingüísticas, las tácticas de las unidades menores y las
misiones de entrenamiento/asesoramiento. Aun, al mismo tiempo, este enfoque
podría dejar a los EE.UU. menos preparado para los raros pero más demandantes
conflictos convencionales. Esto, también, podría permitir que sus fuerzas
ligeras de una fuerza óptimamente lista para enfrentar amenazas hibridas,
puedan ser seriamente vapuleadas ante la ferocidad de escenarios híbridos en
Estados fallidos con grandes centros urbanos.
Los Tradicionalistas
Los Tradicionalistas se colocan en
el extremo opuesto del espectro del conflicto. Esta escuela busca restablecer
el foco convencional en las fuerzas armadas para “pelear y ganar las guerras
nacionales.” Su atención está en las guerras interestatales de alta intensidad.
Abogan contra la reorientación de las fuerzas, especialmente de las fuerzas
terrestres, al margen de su visión convencional. Ven esta reorientación como
una distracción inconsistente con la cultura norteamericana, sus intereses y sus
requerimientos.
Los tradicionalistas quieren
retener el actual presupuesto del Pentágono con su énfasis en las “grandes
armas” para un futuro que predicen que será convencional en su naturaleza y
para el cual una fuerza militar poderosa es estratégicamente necesaria. [9]
Este campo desea preservar las
actuales ventajas competitivas en los conflictos a gran escala y evitar
enredarse en prolongadas operaciones de estabilidad. Enfocarse en guerras a
gran escala tradicionales contra Estados nación y evitar los complicados
conflictos ambiguos que no cuadran con la proverbial forma norteamericana de
hacer la guerra. Esta escuela concordaría con una apreciación clave del Estado
Mayor Conjunto respecto del ambiente operacional que concluye: “La competencia
y el conflicto entre poderes convencionales continuará siendo el principal
contexto estratégico y operacional para la Fuerza Conjunta en los próximos 25
años.” [10]
Claramente, el debate está
inherentemente mezclado con las lecciones estratégicas de Irak y de Afganistán.
Para los Tradicionalistas nuestras experiencias en Irak sugieren que las
misiones de contrainsurgencia prolongadas no solo costosas y desgastantes para
el personal: ellas son de hecho un desperdicio estratégico de recursos que no
sirven a los intereses de los EE.UU. Tampoco ellos se llevan bien con la
cultura norteamericana y sus prioridades. Estudiosos, especialmente el Profesor
Colin S. Gray, concluyen que la seguridad global está mejor servida por los
EE.UU. haciendo de sheriff reacio, aunque
atento a la preservación del sistema internacional.
El jugador múltiple
La tercera escuela, la más
prevaleciente entre los comandantes militares norteamericanos, es la escuela
del jugador múltiple. Esta escuela reconoce la necesidad de lidiar adecuadamente,
tanto estrictamente con las tareas convencionales como con las amenazas
irregulares. Sus sostenedores buscan cubrir el espectro entero del conflicto y
evitar el riesgo de quedar optimizados solo para uno de los extremos.
Flexibilidad y adaptabilidad son las palabras claves para esta aproximación, y con
los cuales se maneja el riesgo a todo lo largo del alcance de las operaciones
militares, invirtiendo en fuerzas de calidad, educando a sus oficiales para
problemas complejos mediante duros programas de adiestramiento.
Esta escuela reconoce la necesidad de lidiar adecuadamente, tanto
estrictamente con las tareas convencionales como con las amenazas irregulares.
La dificultad de esta aproximación
es tomar el gran riego de disponer de fuerzas terrestres listas para tantas
tareas. Algunos dudan de la habilidad de las fuerzas terrestres para ejecutar
el Amplio Espectro de las Operaciones con una fuerza de uso general, dada la
amplia variedad de condiciones que esta fuerza puede llegar a tener que enfrentar.
Adicionalmente, esta postura debe aceptar mantener el tamaño de la fuerza y de
sus recursos en un nivel elevado, lo cual es cuestionable.
División del Trabajo
Finalmente, hay analistas y
estrategas que rechazan la premisa fundamental de la escuela de los Jugadores
Múltiples. Argumentan que la guerra convencional y la irregular son marcadamente
diferentes formas de conflicto y que requieren fuerzas distintas con diferente
adiestramiento, equipamiento y diseño de fuerzas. Les preocupa que una
excesivamente amplia variedad de habilidades diluya el alistamiento,
especialmente para las fuerzas terrestres, y produzca “aprendices de todo,
maestros de nada.” Como esta escuela prioriza, divide y especializa roles y
misiones entre las Fuerzas, puede ser rotulada como la opción “División del
Trabajo”.
Un estudio de RAND ha recomendado
que el Pentágono considere enfocar a una gran proporción de las fuerzas
terrestres de los EE.UU. en operaciones de estabilidad y “aceptar el riesgo de
soportar el peso de disuadir y derrotar a una agresión de gran escala a las
fuerzas aéreas y navales.”[12]
Este estudio racionaliza roles y misiones y ofrece medios para guiar las
inversiones futuras en defensa. Su conclusión es que las más plausibles guerras
regionales que las fuerzas de los EE.UU.: pueden ser convocadas a pelear-
abarcando a Irán, China (por Taiwán) y Corea del Norte, exigen pesados
compromisos para las fuerzas aéreas y navales y menores para las fuerzas
terrestres de los EE.UU.
La escuela de la División del Trabajo ofrece fuerzas dedicadas y
separadas o fuerzas para misiones discretas.
La escuela de División del Trabajo ofrece
fuerzas dedicadas y separadas o fuerzas para misiones discretas. La inversión
en fuerzas terrestres se vería reducida en esta opción, a partir que las
fuerzas terrestres son requeridas principalmente para funciones de
estabilidad y ante un posible escenario
de guerra. Esta aproximación expone a los EE.UU. a cierto riesgo, ya que las
fuerzas carecerían de la capacidad en profundidad para escenarios de larga
duración que requieran fuerzas terrestres preparadas para condiciones de
combate. Como las opciones especificas descriptas arriba representan dos
extremos del espectro del conflicto, la opción de esta postura produce fuerzas
semi preparadas para las amenazas hibridas. Esto, por supuesto, presenta
riesgos. El grado de riesgo depende de las apreciaciones de cada uno sobre la
preeminencia de las operaciones de estabilidad, prolongadas o cortos
enfrentamientos contra amenazas hibridas o grandes operaciones convencionales.
Esta escuela se da cuenta de que
las Fuerzas no tienen que tener forma fijas para formular sus presupuestos o
que cada una de ellas juegue igual en todas las formas de guerra. Sin embargo, una
cuestión estratégica crítica es si los planificadores de fuerzas de los EE.UU.
acceden a los supuestos de la estrategia de la División del Trabajo acerca del
carácter de los conflictos del futuro y si enfatizan o no los ataques de
precisión que los misiles ofrecen como una solución para futuras contiendas.
Apreciación – La pregunta sobre riesgos
¿Cuál de las escuelas de
pensamiento domina el debate hoy? ¿Qué debemos pensar acerca de ellas y sus
propuestas? Tal vez la mejor manera sería aproximarse a cada una de ellas en
términos de lo que el Estado Mayor Conjunto norteamericano llama “riesgos
operacionales”. El riesgo operacional está en función de la combinación de la
frecuencia y la probabilidad de que un evento ocurra –y sus consecuencias. El
riesgo está representado por la mayor intensidad del conflicto y por la mayor
posibilidad de ocurrencia comparada con el compromiso de recursos requeridos o
demandados (ver figura 1).
Parte del argumento subyacente
acerca de las amenazas hibridas se relaciona con la conclusión de que la
frecuencia del conflicto se incrementará al igual que su letalidad a medida que
los actores no-estatales adquieran la clase de capacidades previamente
monopolizadas por los Estados. Como lo presenta
la figura 1, la convergencia del fervor y el fanatismo de los denominadas
amenazas irregulares con el creciente poder destructivo de las capacidades
convencionales se combinan para crear escenarios en el medio del espectro del
conflicto. Fuerzas conjuntas expedicionarias muy bien tendrían que responder a
esta demanda. Ello indicaría que el carácter de estas amenazas y los intereses
occidentales requerirán de fuerzas terrestres robustas para mantener el orden y
obtener los objetivos políticos asignados.
Parte del argumento subyacente acerca de las amenazas hibridas se
relaciona con la conclusión de que la frecuencia del conflicto se incrementará
al igual que su letalidad a medida que los actores no-estatales adquieran la
clase de capacidades previamente monopolizadas por los Estados.
Aun esta aproximación está en abierta contradicción con la adoptada por el 2010 Quadrennial Defense Review (QDR), donde el Departamento de Defensa de los EE.UU. sugiere amenazas divergentes en la base y en el tope del espectro. Esto refleja que la estrategia subyacente enfatiza los esfuerzos preventivos; tales como, el apoyo a aliados mediante la ayuda a sus fuerzas de defensa en el extremo más bajo del espectro del conflicto y la elevación de las Amenazas Asimétricas de Alta Intensidad (HEAT, por sus siglas en inglés) en el otro extremo. La construcción HEAT ofrece la justificación para grandes inversiones en guerra cibernética, defensa anti-misiles y capacidades de ataque global para las fuerzas militares de los EE.UU. Esta perspectiva refleja un creciente consenso en la comunidad de defensa de los EE.UU. que nota un incremento significativo en las capacidades que presentan los contrincantes asiáticos.
Figura 1
Claramente, la opción del “espectro
total”, al enfrentarse a una amplia gama de escenarios y amenazas empieza a
aparecer atractiva en su formulación. Si las fuerzas terrestres fueran específicamente
colocadas para amenazas hibridas (en términos de protección de la fuerza y
preparación para contingencias urbanas complejas) la escuela del Espectro Total
tendría el mérito particular por sobre las otras opciones de inversión y
alistamiento.
La escuela de la División del
Trabajo también refleja divergencias respecto de las amenazas en escenarios de
baja y alta intensidad y favorece la inversión en tecnología y en armas de
combate costosas, especialmente para el poder aeroespacial. Aun si uno acepta
el creciente incremento y la prevalencia de las amenazas hibridas, la escuela
de la División del Trabajo ofrece la más rígida y la más riesgosa de las
opciones. Sin embargo, si uno necesita asegurarse que los contendientes
emergentes no superen a los EE.UU. en nuevas aéreas tecnológicas como la
ciber-guerra, la escuela de la División del Trabajo tiene puntos importantes.
Esta escuela ofrece la orientación más estratégica, tratando de crear prioridades
y balancear varios factores, pero su confianza en las soluciones tecnológicas y
en el poder aéreo pueden ser criticados. [13]
Como Colin Gray nos ha recordado
frecuentemente, el planeamiento de fuerzas estratégicas tiene dos reglas
cardinales: prudencia y adaptabilidad. Visto a través de los lentes de las
amenazas hibridas, la escuela del Espectro Entero del Conflicto se esfuerza
prudentemente por los complicados y más probables desafíos del siglo XXI. Sin
embargo, los costos de mantener grandes fuerzas terrestres –lo que yo defino en
los términos actuales como una fuerza de 18 divisiones del Ejército y la
Guardia Nacional y 4 divisiones de Marines- proveyéndole del entrenamiento
necesario y del equipamiento para que sean eficientes a lo largo de todo el
espectro del conflicto es un desafío intimidante.
Al final del día, esto es acerca de
la guerra y de su carácter camaleónico. En el largo plazo, podría argumentarse
que debemos mantener la habilidad de librar exitosamente campañas tanto contra
grandes entes estatales y sus fuerzas militares y contra una amplia gama de
terroristas – y contra todo lo del medio.
Los defensores de la creciente tendencia de amenazas hibridas sugieren que
veremos más de esta aproximación multi-modo
antes que a las clásicas rebeliones armadas o a los casos HEAT. Estoy de
acuerdo con esta visión y con la conclusión de que el enfoque de las amenazas
hibridas es uno bueno para el siglo XXI. Este punto focal es específicamente relevante
para las fuerzas terrestres, mientras minimiza los riesgos y maximiza las
demandas de alistamiento dentro de recursos limitados. También sirve como una
valiosa justificación para las fuerzas especiales, las que son críticas en la
reducción de las amenazas hibridas a las redes de comando y a la infraestructura
de liderazgo.
Figura 2
Conclusión
La estrategia es acerca de la toma
de decisiones y de crear una coherencia entre los fines políticos, las formas y
los medios. Tomar decisiones sabias nos requiere prensar prudentemente acerca
del futuro y el pasado. Los decisores políticos y los estrategas necesitan redefinir
sus supuestos frecuentemente y las consecuencias y los riesgos mucho más
cuidadosamente y analíticamente. A partir de que tenemos pocos recursos
disponibles. Estas decisiones presentarán distinciones más críticas y posibilidades
de riegos mayores para nuestras sociedades si lo hacemos sin el rigor analítico
correspondiente. La construcción de las amenazas hibridas y sus adversarios doctrinarios
teóricos, sugieren que las elecciones son más complicadas que lo que algunas
escuelas de pensamiento están considerando. La elección no es tan simple como
preparase para operaciones de estabilidad de largo plazo o para conflictos de
gran intensidad. Tenemos que ser capaces de hacer ambas cosas y hacerlo simultáneamente contra enemigos mucho más
duros que los de hoy. Como fuera predicho por el General Krulak.
La estrategia es acerca de la toma de decisiones y de crear una
coherencia entre los fines políticos, las formas y los medios.
Concordantemente, los
planificadores deben tomar decisiones astutas sobre el futuro teniendo en
cuenta que el diseño de la fuerza debe tender hacia una ágil, bien entrenada,
fuerza multipropósito capaz de adaptarse a las condiciones únicas que cada conflicto posee. Esta postura está mejor
ubicada para los crecientes riegos producidos por la convergencia en el campo
de combate (ver figura 1). Un campo de combate que permitirá el contacto
cercano tanto con adversarios de ambos tipos como con los no combatientes. En
consecuencia, respecto de las fuerzas terrestres, este autor está dentro del
campo del Jugador Múltiple. Hasta cierto punto la especialización puede ser necesaria.
Algunas fuerzas deben ser preparadas solo para alguno de los extremos del
espectro o para el otro. Seguramente necesitamos brindar entrenamiento y
asesores, justo como necesitamos al declamado F-22 para pasar de largo a un
sistema defensivo anti-acceso moderno.
Aun los principios cardinales de la
prudencia y de la adaptabilidad sugieren fuertemente que las fuerzas militares
occidentales que deben desplegarse globalmente en misiones expedicionarias deberán
preparase para la mayor letalidad y la complejidad que presentan las amenazas
hibridas en terrenos urbanos y en ambientes de operaciones complejos en orden
de ser exitosas. [14]
[1] Frank
G. Hoffman es un investigador senior asociado
al “National Strategic Studies” y director de la “National Defense University
Press”.
[2] Este artículo se basa en un esfuerzo
inicial presentado a la conferencia apoyada por el Comando de Fuerzas Conjuntas
y conducida por el Institute for National Strategic Studies. Fort McNair, Washington, D.C: en
2009. Ver Frank G- Hoffman, “Hybrid Threats: Reconceptualizing the Evolving
Character of Modern Conflict.” Strategic Forum 240. Abril 2009.
[3] Thomas Huber, ed. Compound
Wars: The Fatal Knot, Fort Leavenworth, KS: Command and General Staff College,
1996; T.X. Hammes, “Insurgency Modern Warfare Evolves into Fourth Generation.” Strategic
Forum Nr. 214, January 2005.
[4] El
Viet Minh contra Francia podría ser la excepción.
[5] Michele.” A. Flournoy y Shawn
Brimley, “The Defense Inheritance Challenges and Choices for the Next Pentagon
Team.” Washington Quaterly, Summer 2008.
[6] Para una visión adicional ver:
Michael Acronson, Steve Diessen, Yves de Kermaban y Mary Beth Long, “NATO
Countering the Hybrid Threat.” Prism, Vol 2, Nr 4, 2011.
[7] Un ejemplo de este debate
puede encontrarse en: Dr. John A. Nagi, “Let´s Win the Wars We´re in.” Joint
Force Quarterly, 1st Quarter 2009, pp. 20-33, Gian Gentile, “Let´s
Build An Army to Win All Wars.” .” Joint Force Quarterly, 1st
Quarter 2009, pp. 20-33.
[8] Roy Godson y Richard Schultz,
“Pentagon Fails to Plan for Most Likely Scenarios.” Joint Forces Quarterly,
Oct. 2010.
[9] Mayor
General (Retirado) Charles A. Dunlap. “We Still Need Big Guns.” New York Times, Jan 9, 2008.
[10] James N. Mattis, Joint
Operating Environment, Norfolk, VA; Joint Forces Command, Dec 2008, p. 23.
[11] James Conway, Marine Corps
Vision and Strategy 2025, Quantico, VA, June 2008.
[12] Andrew R. Hoehn, et at. A New
Division of Labor: Meeting America´s Security Challenges Beyond Iraq. Santa
Monica, CA: RAND, 2007, p. 75.
[13] Martin van Creveld, “The Rise
and Fall of Air Power.” RUSI Journal, June/July 2011, Vol. 166 Nr 3, pp.48-55.
[14] En
este punto estoy en deuda con el Profesor Colin Gray.
1 comentario:
LAS CONCLUSIONES DE UN "LEGO":
Tomando como base conceptos básicos pero incompletos del autor, la opinión final del lego frente al problema planteado es la siguiente:
1. La Política y la Estrategia Militar y Operacional, en forma coordinada, exigen tomar las decisiones fundamentales para crear la máxima coherencia entre los fines políticos, las formas y los medios.
2. El nuevo conflicto HEAT demanda tomar decisiones sabias para lo cual requiere profundos conocimientos en la materia como Ciencia, y experiencia práctica para convertirla en Arte, en cada nivel, sea éste: Político, Estratégico Militar o Estratégico Operacional a fin de darle la coherencia mencionada anteriormente
3. Los decisores políticos y los estrategas necesitan redefinir sus supuestos frecuentemente y las consecuencias y los riesgos mucho más cuidadosamente y analíticamente, con Sabiduría.
4. Ello requiere prensar con criterio y actuar con prudencia, así como disponer de planes alternativos para ser aplicados con flexibilidad acerca del empleo de las unidades tácticas empeñadas en el Teatro de Operaciones, previamente dimensionadas, capacitadas y equipadas para la ejecución de sus misiones, a fin de enfrentar un enemigo que carece de respeto por las normas internacionales jurídicas y morales, aplicando el concepto que el “fin justifica los medios”.
CARLOS ENRIQUE LAIDLAW
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