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viernes, 18 de mayo de 2012

¿ERAN SAN MARTIN y BOLIVAR BOLIVARIANOS?



 Por Lucio Falcone.

Entrevista de Guayaquil.

Otra muestra del realismo mágico:

Es en el marco del realismo mágico sudamericano que tiñe a las apreciaciones histórico-políticas de moda, que se tiende a caracterizar a los generales don José de San Martín y Simón Bolívar como personajes gemelos de la independencia americana y como sostenedores de una visión estratégica común. En este sentido, no hay discurso de barricada o de pretendida erudición histórica que no de por descontado que ambos próceres coincidieron plenamente en vida acerca de la necesidad de un proyecto de características comunes para todas las posesiones españolas en América. Pero, ¿es esto cierto? ¿se compadece con la información histórica disponible? Especialmente, con lo poco que se supo luego de la debatida reunión de Guayaquil entre ambos Libertadores. ¿No fue acaso, el venezolano quien le cortara las alas a San Martín, al negarle su apoyo, quien desilusionado debió optar por el exilio? También, ¿no fue el mismísimo Bolívar, ya en el ocaso de su vida, quien exclamó frustrado sobre sus planes americanistas: Hemos arado sobre el agua?

Semejanzas y desemejanzas:

Ambos, San Martín y Bolívar, desempeñaron roles militares supremos, aunque sólo el primero era un verdadero soldado profesional. Por otro lado, los dos compartieron un ideario político bastante similar, propio de jóvenes idealistas que observaban con preocupación la evolución política de la Madre patria ante la invasión del Grand Armée del General Bonaparte. Ambos, también, creyeron fervientemente en la necesidad de la independencia americana y en las ideas revolucionarias que las tropas del Gran Corso espacian por Europa. Más, específicamente, aunque las implicancias de esto se discutan intensamente aún hoy, tanto uno como el otro fueron miembros registrados de logias masónicas de su época. Mientras el caraqueño fue devoto del Supremo Rito Escocés y, también, fue el fundador de la logia “Orden y Libertad” en el Perú; el correntino sólo perteneció a la “Lautaro”, una logia fundada por otro venezolano, Francisco Miranda, en Cádiz junto a otros revolucionarios americanos.

Otras similitudes personales son igualmente impactantes: los dos tuvieron cortos y trágicos matrimonios y ninguno de ellos le dio a esta instancia de sus vidas privadas una segunda oportunidad. Así, Simón se casó con María Teresa Rodríguez del Toro y Alaysa in 1802, quien moriría a causa de la fiebre amarilla apenas un año después. Por su parte, José, algo más tarde en 1812, hizo lo propio con María de los Remedios de Escalada, quien fallecería de tuberculosis diez años después. Para mejor suerte del segundo, de su unión con Remedios, nacería su hija Merceditas.

 Pero volviendo a lo político, que es el punto central de este artículo, podemos afirmar que más allá de las básicas diferencias, ambos deseaban la independencia de España. Sin embargo, las discrepancias resultan interesantes. En este sentido, se conoce perfectamente, la admiración del héroe venezolano por la Revolución norteamericana y por los pensadores revolucionarios moderados del estilo del Barón de Montesquieu. Admiración que marchó en forma paralela con su animadversión por la Revolución francesa y por agitadores profesionales del estilo de Maximilien Robespierre. Por ejemplo, en numerosos escritos y discursos, Bolívar dejó clara su adhesión a principios tales como: el libre comercio, la separación de poderes y la independencia del Estado respecto de la Iglesia.  Por el contrario, San Martín no llegó a ser tan políticamente explícito. Probablemente al no ejercer una función política ejecutiva por un tiempo prolongado, sus ideas políticas no han podido ser develadas del todo. O para decirlo de otro modo, no es mucho lo que sabemos al respecto; ya que sólo tenemos lo que se puede deducir de su correspondencia con Tomás Guido y con Juan Martín de Pueyrredón. Aunque, sí sabemos que algunos de sus contemporáneos lo apostrofaban como monárquico y se burlaban de él, designándolo como el “Rey José”. 
Por todo lo expresado, vemos en Bolívar a una persona mucho más al tono con las ideas políticas revolucionarias de la época que su contraparte del Rió de la Plata. También se puede decir que el caraqueño estuvo siempre más cercano a una formalidad política de tipo liberal, mientras que San Martín respondió, por lo general, a un formato más conservador, si es que estas categorías pueden servir de algo.

Volviendo al campo de las coincidencias, surge una aparentemente inquietante: ambos libertadores mantuvieron siempre una amistad muy cercana con representantes de su Majestad británica. Por ejemplo, para citar sólo dos situaciones extremas. Será el general irlandés Daniel Florencio O’Leary, a la sazón su aide de camp, quien acompañe en su lecho de muerte al moribundo Bolívar; mientras que será un Lord escocés, James Mac Duff, quien inicie al joven San Martín, después de la batalla de Albuera, en la causa americanista. Más allá de ellas, y en un sentido más amplio, muchas fueron las colaboraciones que ambos ejércitos recibieron, en hombres y material, de Gran Bretaña. Pero, no se ha podido probar ningun vínculo formal entre ellos y la Corona británica. Por ejemplo, el Ejército de los Andes armó a su infantería con los fusiles ingleses Baker, una herencia de las Invasiones inglesas. Sin contar, que su médico personal, el doctor James Paroissien, era un inglés de apellido francés.  Bolivar, por su parte, tuvo el aporte de unidades enteras formadas por expatriados británicos. Una cosa lógica si admitimos que estában en guerra con la Corona española. En ocaciones enemiga de la británica, en otras su aliada.

¿Eran San Martín y Bolívar bolivarianos?:

 Hoy el denominado movimiento bolivariano es una suerte de patchwork para uso y abuso de proyectos políticos populistas. Inspirado en un sentimiento panamericano supuestamente iluminado por el pensamiento político de que quien le da su nombre; en realidad, se trata de un invento del ex presidente de facto peruano Juan Velasco Alvarado (1968/75) a partir de varias doctrinas socialistas y marxistas divulgas por personajes como Salvador Allende, Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro. Dentro de este colectivo político se pueden encontrar influencias teóricas tan diversas y extrañas como las del lingüista norteamericano Noam Chomsky y las del sociólogo argentino Norberto Ceresole.

La idea de revestirse con grandezas pasadas y ennoblecer un proyecto político concreto al conectarlo con antecedentes históricos antiguos es tan vieja como la política misma. También, sabemos que con toda certeza que toda comparación, aun las históricas, son odiosas; pero en este caso particular, se puede deducir del pensamiento político de ambos Libertadores que ninguno de ellos se hubiera sentido cómodo con lo que actualmente se engloba con el genérico término de “bolivariano”. Creemos que poco y nada une al que da nombre a esta teoría política, hoy de moda, con sus sostenedores y usuarios modernos. Mucho menos encontramos razones para unir a ellos el nombre del General don José de San Martín.

En esta dirección, es difícil imaginarse a un Simón Bolívar, quien era un aristócrata con antepasados que se remontaban a la fundación del Virreinato de Nueva Granada, atiborrándose intelectualmente con las resentidas tenidas de un libertario-socialista como Chomsky. Tampoco, a un General San Martín, que en vida rechazara el usufructo de todos los honores de que fuera objeto, embriagarse con el caudillismo militar de un Ceresole.

Historia magistra vitae:

Lo que si enseña la historia es que aquellos que olvidan sus errores están condenados a repetirlos. Esto que es igualmente valido a nivel personal como institucional nos debería servir para prevenirnos contra los mañanas que cantan, los cantos de sirenas que buscan hacerse respetables con el ropaje de personajes ilustres. Para todos ellos vayan algunas precisiones históricas:

· Simón Bolívar nunca fue amigo de José de San Martín. Si bien tuvieron grandes coincidencias políticas, tampoco, no fueron pocas sus diferencias. Sólo el renunciamiento de San Martín, abandonado por Buenos Aires, evitó que la cosa llegara a mayores después de la conferencia de Guayaquil.

· Ni Bolívar, ni mucho menos San Martín, pueden encuadrarse en el concepto moderno de lo que pomposamente, pero falsamente se denomina como movimiento bolivariano. El primero era propiamente un liberal y el segundo más bien un conservador. Ambos dos no sentían simpatía alguna por ninguna postura totalitaria de gobierno ni eran afectos a cualquier tipo de condescendencia populista.

Lo que sí es cierto es que ambos lucharon, cada uno a su manera, por la grandeza de sus terruños, creyeron sinceramente que la suerte de las naciones que forjaron estaba ligada a la observancia de los principios republicanos de gobierno. Moderados políticos como ambos eran, con toda certeza hubieran condenado a un movimiento más caracterizado por sus excesos verbales que por sus resultados prácticos.

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