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viernes, 24 de enero de 2014

El agro y la bioeconomía.


 

http://www.clarin.com/rural/agro-protagonista-bioeconomia_0_1068493632.html

El agro, protagonista de la bioeconomía.


Por Jorge Castro - 22/01/14

Es una tendencia estructural, con eje en la biotecnología, que es decisiva para enfrentar El desafío de alimentar el mundo en el marco del cambio climático. El rol de la Argentina.                      
                                  
El agro argentino es uno de los tres más avanzados del mundo en términos tecnológicos, científicos y de capital humano. Como tal, es un protagonista principal de la bioeconomía mundial, el sector de vanguardia de la producción capitalista en lo que va del siglo XXI.
La bioeconomía es inseparable de tres transformaciones tecnológicas y científicas desatadas en los últimos 10 años.
En primer lugar, la ingeniería genética, con su capacidad de creación de células vivas, el descubrimiento de mayor trascendencia del conocimiento biológico en toda la historia.
Luego, el dominio de la secuencia del genoma humano (ADN), que abrió un nuevo mundo de conocimiento y posibilidades. Por último, el desarrollo de las supercomputadoras, capaces de procesar y descubrir pautas y repeticiones estructurales con una potencia hasta ahora nunca alcanzada.
Por eso la bioeconomía es el tránsito definitivo de una economía basada en los combustibles fósiles, a otra fundada en la biología y en el conocimiento más avanzado.
En esta tendencia estructural y global, uno de los factores decisivos es que surge de una concepción integrada, de tipo holístico, a partir de un elemento central que son los recursos biológicos disponibles en el planeta.

Pero lo que le otorga toda su importancia es que enfrenta el mayor desafío de la producción capitalista en toda su historia: la necesidad de alimentar a 9.500 millones de personas en 2050, con preferencias de consumo crecientemente diferenciadas, y debe hacerlo en condiciones irreversibles de calentamiento de la atmósfera en el mundo (por el fenómeno del cambio climático).
La bioeconomía nace de la transición forzada entre la lógica capitalista fundada en la Revolución Industrial y una nueva relación con la naturaleza, que se reconcilia con ella y actúa de acuerdo a su propia lógica.
En la fase industrial, la naturaleza era un simple insumo. En cambio ahora, el nuevo vínculo establecido por la bioeconomía se denomina “sustentabilidad”. Este cambio adelanta el surgimiento de una nueva civilización, con características diferenciadas.
El Mercosur (principalmente Brasil y la Argentina) es la región del mundo con mayor potencial para el desarrollo de la bioeconomía. No sólo posee las mejores y más ricas tierras agrícolas y los mayores recursos de agua del planeta, sino que dispone de una producción agrícola altamente eficiente, con niveles de productividad sólo comparables a los de Estados Unidos, el país que tradicionalmente lidera la innovación tecnológica en el agro.
Más de la mitad de la producción agrícola mundial se hace ya con diversos tipos de elementos biotecnológicos, y sería 60%/70% del total en 2030.
La producción farmacológica global se realiza hoy en gran parte sobre la base del conocimiento biotecnológico. Hace 10 años era 1,8% del total y ahora es 20%.
No hay que descartar la posibilidad de que el vuelco hacia la bioeconomía adquiera un carácter revolucionario, sobre todo en la industria de la salud y en la manufactura.
Todo depende de si los incentivos para su promoción se transforman en un punto central de la agenda de gobernabilidad del sistema mundial (G-20), ante la necesidad de resolver el doble desafío de la seguridad alimentaria y del cambio climático, dos puntos claves entre las prioridades para las próximas décadas.
La bioeconomía experimenta una extraordinaria caída de sus costos de producción. Reproducir la secuencia del primer genoma humano en 2001, llevó 7 años de trabajo, y costó U$S 500 millones. Ese mismo logro se obtiene ahora en 3 minutos y cuesta U$S 99.

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