por Carlos Pissolito
Cuenta la historia, aunque algunos lo consideren simplemente una leyenda, que una tregua no pactada se impuso en las trincheras del frente occidental durante la Navidad de 1914. Un hecho cierto, pero inicialmente negado, por los estados mayores, los gobiernos de cada bando y, aún, por las respectivas prensas nacionales.
Se sabe que a caballo de esa fecha los combatientes aliados (franceses, belgas e ingleses) y sus enemigos, los alemanes, dejaron de dispararse, salieron de sus respectivas trincheras a la tierra de nadie que los separaba y se unieron en confraternización para festejar juntos la Navidad.
Obviamente, la cosa duró poco. Ya que la guerra duraría por casi cuatro años más. Algunos, incluso declararon haber visto ángeles sobre el cielo. Pero, esto no pudo ser confirmado y varios lo catalogaron como alucinaciones colectivas.
Si en medio de una de las guerras más sangrientas de la historia hubo espacio para una tregua. ¿Por qué no declaramos una entre nosotros? Aunque dure poco.
Si en medio de una de las guerras más sangrientas de la historia hubo espacio para una tregua. ¿Por qué no declaramos una entre nosotros? Aunque dure poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario