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martes, 3 de noviembre de 2020

EEUU: ¿Correrá sangre?

traditional RIGHT


http://www.traditionalright.com/author/wslind/




por William Lind

La última vez que los Estados Unidos dirimió una elección en la que dos culturas incompatibles se enfrentaron fue en 1860. Luego, el enfrentamiento fue entre la cultura industrial del Norte y la agrícola del Sur (como nos recuerda Wendell Berry, la agricultura es cultura). El resultado fue la guerra más sangrienta en la historia de los Estados Unidos. Ahora, la lucha es entre el Marxismo cultural, representado por los demócratas, y la cultura tradicional, Occidental, judeocristiana, defendida (imperfectamente) por los republicanos. ¿Habrá sangre esta vez como la última vez?

Si el Presidente Trump es reelegido, como espero, probablemente veremos algunos disturbios lanzados por los Antifa/BLM. Los que estarán confinados, en gran medida, a ciudades cuyos gobiernos los toleren, lugares como Seattle, Portland y Oakland, California. En otros lugares, la policía estará en alerta máxima y cualquier violencia será reprimida rápidamente. La Izquierda se dará cuenta de que las payasadas de Antifa, BLM y los anarquistas les cuestan las elecciones, por lo que incluso, los intendentes y los gobernadores de izquierda buscarán mantener el orden. En general, la violencia no debería significar mucho.

Si Biden gana pero los republicanos se quedan en el Senado, nuevamente, anticiparía poca o ninguna violencia. Biden tendrá que gobernar desde el centro (su probable preferencia), porque las medidas extremas no pasarán por el Senado. Una presidencia demócrata así sería, en gran medida, una repetición de los años de Obama, lo que provocaría un daño importante a la economía. En 2022, la recesión económica debería darles a los republicanos la Cámara y una mayoría más amplia en el Senado, convirtiendo a Biden en una figura decorativa. En otras palabras, la política se llevará a cabo dentro del sistema político, no en las calles.

Si Biden gana y los demócratas toman el Senado, el panorama se oscurece. Todo dependerá de si Biden puede decirle "no" a los locos. Si no puede, algunas acciones destrozarían el país. Uno sería abolir ICE (2), abrir la frontera sur y decir: "¡Bienvenido al país donde todo es gratis!".  A medida que las grandes caravanas de campesinos comienzan a moverse hacia el norte, Texas y Arizona, posiblemente, también Nuevo México, movilizarían a sus Guardias Nacionales y los enviarían a mantener cerrada la frontera. El presidente Biden respondería federalizando esas unidades de la Guardia y ordenándoles que regresen a casa. Si, en ese momento, los gobernadores y los fiscales generales de esos estados rechazan la orden, Biden tendría que dar marcha atrás o enviar a las FFAA regulares para luchar contra la Guardia. Creo que las unidades de  las FFAA rechazarían las órdenes o se dividirían por líneas raciales. La secesión sería una posibilidad real, y el país estaría en caída libre hacia una guerra generalizada de Cuarta Generación. (3)

Del mismo modo, si los demócratas abarrotan la Corte Suprema, las acciones posteriores de esa Corte podrían disolver la Unión. Uno diría que la Segunda Enmienda no protege la propiedad privada de armas. Otro sería encontrar que todo "discurso de odio" es un desafío al Marxismo cultural y que no está protegido por la Primera Enmienda. Ambas medidas serían vistas, amplia y correctamente, como intentos de crear un Estado ideológico totalitario, una nueva América soviética basada no en el Marxismo-leninismo, sino en el Marxismo cultural. La resistencia armada sería general.

El último escenario es una elección donde el resultado esté en disputa. Digamos que en Pensilvania, cuya Corte Suprema que está dominada por los demócratas, acaba de dictaminar que las firmas no coincidentes no invalidan una boleta, los demócratas "ganan" porque esas boletas se cuentan, pero de lo contrario perderían. El presidente Trump y sus partidarios (con razón) no aceptarían ese resultado porque muchas de esos votos serían fraudulentos. Si Pensilvania marcó la diferencia en el Colegio Electoral, cualquier resultado, una victoria para Biden o el presidente Trump, podría no ser vista como legítima. Aquí, también, el potencial de violencia generalizada sería alto.

En la raíz de estos potenciales de violencia y de guerra de cuarta generación en suelo estadounidense se encuentran tres hechos que la Izquierda no percibe. Primero, la mayoría de los estadounidenses lucharán para evitar una dictadura ideológica en este país, especialmente una donde la ideología, el Marxismo cultural, los condena como intrínsecamente malvados (es decir, los blancos). En segundo lugar, los instrumentos de coerción del gobierno, la policía y el ejército, están en su mayoría manejados por la Derecha. En cierto momento, rechazarán las órdenes de la Izquierda y pasarán a la oposición. En tercer lugar, la legitimidad del gobierno federal ya es escasa y sus acciones como usar a la Corte Suprema pueden derrumbarla por completo. Cada uno de estos resultados puede provocar un colapso sistémico y una desunión. Todos juntos ciertamente lo harían.

Vivimos en tiempos interesantes.


Traducción y notas: Carlos Pissolito

Notas:

(1) Antifa es una acción antifascista y un movimiento político de Izquierda en los EEUU que comprende una serie de grupos autónomos e individuos que pretenden alcanzar sus objetivos mediante el uso de acciones directas tanto violentas como no violentas en lugar de reformas de políticas.  (N.T.)

(2) ICE, por sus siglas en inglés es el servicio de migraciones de los EEUU. (N.T.)

(3) Las Guerras de Cuarta Generación son aquellas que tienen lugar entre un Estado y actores no estatales como el terrorismo o el narcotráfico. El autor es el que ideó el concepto en la década de 1980. (N.T.)

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