México se integra con EE.UU. por su industria
Por Jorge Castro 16/09/12
La industria manufacturera mexicana experimenta un extraordinario aumento de la productividad que la empuja a cerrar la brecha con la estructura de costos de su competidora china.
La consecuencia es que amplía su participación en el mercado norteamericano.
Es lo mismo que sucede con la manufactura estadounidense, en la que la diferencia de costos con la china es ya sólo 30%, y el margen desaparece en 2015, o antes.
No hay un proceso de transferencia de productividad entre ambas manufacturas, sino un fenómeno previo, cualitativamente distinto, que es su integración profunda, estructural, que convierte a la industria mexicana en una función de la economía norteamericana (EE.UU. + Canadá), como culminación del proceso histórico realizado a través del NAFTA (1994).
En términos históricos, significa que México abandona su condición de país emergente y se convierte en parte del sistema capitalista avanzado . Es una novedad que escapa a las previsiones teóricas. “Gris es toda teoría, y verde el árbol de la vida”. El núcleo del comercio bilateral entre México y EE.UU. es la producción manufacturera compartida o trasnacional. Más de 40% de las exportaciones estadounidenses a México son partes y componentes, que luego, debidamente ensambladas, son reexportadas al mercado norteamericano , en un ejemplo nítido de comercio intraindustrial.
En el vínculo bilateral China/EE.UU. el porcentaje de producción compartida es 4%, y 25% en el caso del comercio entre Canadá y EE.UU. En términos de la industria manufacturera, los dos países más simbióticamente vinculados en el mundo de hoy son EE.UU. y México , por encima de los índices de la Unión Europea/UE. La punta de lanza de esta integración intraindustrial es la industria automotriz. Las terminales norteamericanas con eje en Detroit destinan 80%/90% de sus exportaciones a México y Canadá; y sus unidades cruzan las fronteras un promedio de 8 veces en el proceso de fabricación. Esta tendencia lleva a que en los próximos 10 años más de 40% de la producción automotriz estadounidense se traslade a México, sobre todo a Monterrey y alrededores.
Por eso, a medida que México crece (3,7% este año), aumentan las importaciones de EE.UU., y se acelera el comercio intraindustrial, que a su vez profundiza el carácter irreversible de la integración entre los dos países. Denominar “exportaciones” a los productos mexicanos destinados al mercado estadounidense es un anacronismo engañoso , que oculta la novedad histórica del comercio intraindustrial trasnacional.
México es el principal destino de la inversión trasnacional en la industria aeroespacial, incluyendo equipos satelitales. Hay 238 compañías extranjeras operando en el país, que crecen 20% anual, y que este año exportan por más de U$S 3.500 millones. El vínculo intraindustrial entre México y EE.UU.
hace que las inversiones directas crezcan más rápido que el comercio bilateral.
El stock de IED estadounidense en México asciende a U$S 145.000 millones (6 veces más que en 1993) y genera un valor agregado de U$S 30.800 millones por año.
El cálculo que se puede hacer es que en los próximos 10 años México se convierte en la tercera plataforma de producción mundial de la industria automotriz (después de China y EE.UU.), aprovechando sus 14 acuerdos de libre comercio, que incluyen a la UE y Japón, que lo vinculan con 44 países.
El comercio bilateral México/EE.UU. ascendió a U$S 461.000 millones en 2011 y supera al de China/EE.UU. (U$S 502.000 millones) en 4 años. EE.UU. le vende más productos a México (U$S 198.000 millones) que a Brasil, India, Japón y Gran Bretaña, sumados. La intensificación de la producción compartida entre EE.UU. y México indica una nueva fase del modo capitalista de producción, por naturaleza global.
La consecuencia es que amplía su participación en el mercado norteamericano.
Es lo mismo que sucede con la manufactura estadounidense, en la que la diferencia de costos con la china es ya sólo 30%, y el margen desaparece en 2015, o antes.
No hay un proceso de transferencia de productividad entre ambas manufacturas, sino un fenómeno previo, cualitativamente distinto, que es su integración profunda, estructural, que convierte a la industria mexicana en una función de la economía norteamericana (EE.UU. + Canadá), como culminación del proceso histórico realizado a través del NAFTA (1994).
En términos históricos, significa que México abandona su condición de país emergente y se convierte en parte del sistema capitalista avanzado . Es una novedad que escapa a las previsiones teóricas. “Gris es toda teoría, y verde el árbol de la vida”. El núcleo del comercio bilateral entre México y EE.UU. es la producción manufacturera compartida o trasnacional. Más de 40% de las exportaciones estadounidenses a México son partes y componentes, que luego, debidamente ensambladas, son reexportadas al mercado norteamericano , en un ejemplo nítido de comercio intraindustrial.
En el vínculo bilateral China/EE.UU. el porcentaje de producción compartida es 4%, y 25% en el caso del comercio entre Canadá y EE.UU. En términos de la industria manufacturera, los dos países más simbióticamente vinculados en el mundo de hoy son EE.UU. y México , por encima de los índices de la Unión Europea/UE. La punta de lanza de esta integración intraindustrial es la industria automotriz. Las terminales norteamericanas con eje en Detroit destinan 80%/90% de sus exportaciones a México y Canadá; y sus unidades cruzan las fronteras un promedio de 8 veces en el proceso de fabricación. Esta tendencia lleva a que en los próximos 10 años más de 40% de la producción automotriz estadounidense se traslade a México, sobre todo a Monterrey y alrededores.
Por eso, a medida que México crece (3,7% este año), aumentan las importaciones de EE.UU., y se acelera el comercio intraindustrial, que a su vez profundiza el carácter irreversible de la integración entre los dos países. Denominar “exportaciones” a los productos mexicanos destinados al mercado estadounidense es un anacronismo engañoso , que oculta la novedad histórica del comercio intraindustrial trasnacional.
México es el principal destino de la inversión trasnacional en la industria aeroespacial, incluyendo equipos satelitales. Hay 238 compañías extranjeras operando en el país, que crecen 20% anual, y que este año exportan por más de U$S 3.500 millones. El vínculo intraindustrial entre México y EE.UU.
hace que las inversiones directas crezcan más rápido que el comercio bilateral.
El stock de IED estadounidense en México asciende a U$S 145.000 millones (6 veces más que en 1993) y genera un valor agregado de U$S 30.800 millones por año.
El cálculo que se puede hacer es que en los próximos 10 años México se convierte en la tercera plataforma de producción mundial de la industria automotriz (después de China y EE.UU.), aprovechando sus 14 acuerdos de libre comercio, que incluyen a la UE y Japón, que lo vinculan con 44 países.
El comercio bilateral México/EE.UU. ascendió a U$S 461.000 millones en 2011 y supera al de China/EE.UU. (U$S 502.000 millones) en 4 años. EE.UU. le vende más productos a México (U$S 198.000 millones) que a Brasil, India, Japón y Gran Bretaña, sumados. La intensificación de la producción compartida entre EE.UU. y México indica una nueva fase del modo capitalista de producción, por naturaleza global.
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