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viernes, 16 de agosto de 2013

INFORME ESPECIAL: EGIPTO.





SITUACIÓN:

Luego de que el presidente de Egipto, constitucionalmente elegido, Mohamed Morsi fuera depuesto por un golpe militar que contó con extenso apoyo popular, se vienen sucediendo episodios de violencia creciente en ese país. Lo que hace tener la ocurrencia de una guerra civil.

ANÁLISIS:

Es una tendencia mayoritaria en los medios de prensa occidentales el analizar a la crisis egipcia en términos de un simple golpe de Estado. Por lo tanto, no solo su condena queda garantizada desde este punto de vista. En este mismo sentido, también, se tienden a minimizar sus consecuencias humanitarias y geopolíticas. Sin embargo, la realidad sobre el terreno es mucho más compleja y exige otras interpretaciones.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que se trata de un enfrentamiento cultural. Entre los que quieren, por decirlo en términos muy generales, una convivencia social y política basada en la tolerancia y en cierta occidentalización de las costumbres; y los que propugnan la plena vigencia de la Sharia,[1] bajo la forma de un Estado teocrático islámico.

Históricamente, las FFAA egipcias han jugado el rol de la modernidad y por lo tanto han estado –casi siempre- a favor de un Estado secular y han sido opuestas a una radicalización religiosa, a la que asocian con el atraso de su país en el contexto mundial. En tal sentido, fueron socialistas bajo el liderazgo de Nasser durante la 2da mitad del siglo XX; par ser, luego, pro-occidentales con Anwar el Saddat. De hecho, asesinado en un publicitado atentado, por un grupo fundamentalista islámico durante el ejercicio de su cargo en 1981.


Por otro lado, existe un movimiento fundamentalista denominado la Hermandad Musulmana que propugna una visión política integral del islam ortodoxo mediante la restauración política del califato. Fundada en 1928 por Hassan al Banna en Egipto, actuó casi siempre desde la clandestinidad, donde perpetró diversos ataques terroristas y suicidas. Pero, hoy tiene filiales en todo el mundo árabe y, aún, en los países occidentales. Se la considera la responsable de la creación de la organización terrorista Hamas, y según algunos expertos, también hay que atribuirle la de la red al-Qaeda.

Recientemente, luego de la Primavera árabe, que expulsara del poder a Hosni Mubarak en el 2011, la Hermandad fue legalizada, cambiando su nombre por el de Partido de la Libertad y la Justicia. En las últimas elecciones presidenciales obtuvo 1/3 de los votos, lo que se tradujo en la ocupación por parte de sus partidarios de 127 de los 235 cargos electivos. Uno de sus dirigentes más prominentes, Mohamed Morsi, fue electo presidente.

En noviembre del 2012, Morsi convocó a una asamblea constituyente para modificar la constitución egipcia. Dichas reformas incluían serías restricciones para las libertades individuales, especialmente las relacionadas con la libertad de cultos, la de expresión y los derechos de la mujer. Además, Morsi declaró para sí mismo, la inmunidad jurídica contra todo proceso judicial en su contra. 

Ante lo que parecía ser un giro hacia la conformación de un Estado teocrático totalito, los grupos pro-occidentales y las FFAA depusieron al Presidente Morsi el 3 de julio de este año, tras masivas manifestaciones populares en su contra. Acto seguido, se conformó un gobierno provisional a cargo del presidente de la Corte Suprema del país, Adly Mansour, apoyado por las FFAA y por personalidades internacionales como el Premio Nobel de la Paz, al Baradei. 

El movimiento fue recibido, a nivel internacional, con sentimientos encontrados de condena y sorda aprobación; pero de esperanza de que pudiera conducir la transición egipcia hacia la normalidad. A posteriori, la detención del expresidente Morsi sumado al activismo desarrollado por los integrantes de la Hermandad Musulmana entró en colisión con las autoridades de facto. Especialmente, cuando sus integrantes decidieron ocupar varios espacios públicos, desde los cuales comenzaron a realizar raids contra centros gubernamentales, tales como comisaría y cuarteles; y contra centros religiosos de otros cultos, como las iglesias cristianas coptas. Como metodología, estos lugares de acampe contaban con la presencia de niños y mujeres, las que funcionaban como verdaderos escudos humanos. Lo que explica, aunque no justifica, la rápida y gran cantidad de bajas civiles.


PROBABLE EVOLUCIÓN:

En términos generales, se puede afirmar que las posibilidades que tiene el Estado egipcio de mantener el control de la situación son inversamente proporcionales a la duración de la represión. Si esta llegara a prolongarse se podría afirmar que su suerte estaría hecha y que las posibilidades para un escenario de guerra civil serían muy altas. Aunque hay que admitir que lo estándares de tolerancia de Medio Oriente respecto de las violaciones de los DDHH no son los mismos de los de una sociedad occidental. Tal como lo demuestra el conflicto sirio, aún en desarrollo.

Toda confrontación armada implica una cierta paridad. Cuando fuerzas convencionales luchan contra fuerzas irregulares o contra civiles armados se exponen a cometer abusos. Pronto, surgen las recriminaciones internas y las negativas a continuar con la represión. Lo que lleva a una quiebra de la disciplina y de la cadena de mandos.

Paralelamente, esta situación se ve agravada en Egipto por posiciones culturales y religiosas antagónicas. Materializadas, por un lado por los moderados, laicistas, pro-occidentales; y por el otro, por los grupos fundamentalistas islámicos, muy proclives a la acción directa.

 En el plano internacional, se aprecia que las Potencias Occidentales y la ONU no pasarán de la condena moral, pero que no adoptarán ninguna medida más allá al embargo de armas. Por su parte, las reacciones en contra podrán adquirir mayor fuerza en otros países musulmanes como por ejemplo Turquía y en los árabes como las monarquías del Golfo Pérsico. También, se ha especulado sobre la posibilidad de que la retirada del apoyo de los EE.UU. (principalmente militar) sea suplantado por el de Rusia, volviéndose así a una situación que fue común durante la pasada Guerra Fría.

 Conclusión final: Más allá de todo pronóstico, casi con certeza se puede afirmar que la crisis egipcia anticipa a otras similares en la región. A la par que agravará las que ya se encuentran en desarrollo como la de Siria. Igualmente, puede decirse que le dará nuevo impulso al fenómeno del terrorismo global, el que encontrará un nuevo y más fértil terreno de cultivo para sus ideales extremos. En pocas palabras: se conformará un fenomenal problema humanitario en la región, con sus conocidas consecuencias de refugiados, hambrunas y atrocidades.


[1]  La Sharia al Islamiya (del árabe "vía o senda del Islam") es el cuerpo de Derecho islámico. Constituye un código detallado de conducta, en el que se incluyen también las normas relativas a la política, al  comercio y al derecho penal, derivadas de una interpretación estricta del Corán.

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