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viernes, 13 de enero de 2017

Solve et Coagula.

















por Carlos Pissolito

Luego del reciente triunfo en las elecciones presidenciales norteamericanas del magnate Donald Trump, sumado a los inesperados triunfos del Brexit y del "No" en el referéndum colombiano por el acuerdo de paz con la FARC, parecieran estar saliendo a la luz pública enfrentamientos que estaban teniendo lugar, pero que hasta esos momentos estaban soterrados.

Por un lado, parecieran alienarse los partidarios irrestrictos de la globalización o de lo que algunos nominan como el Nuevo Orden Mundial. Por el otro, asoman sus cabezas los movimientos identitarios que reivindican la autoreferencia de sus comarcas, de sus culturas o de sus creencias religiosas.

Como telón de fondo y como escenario de estos actores, también, vemos que se levanta una tramoya de ejes y poleas de transmisión urdida por las tecnologías de la comunicación. Las que como un verdadero correveidile nos informan y nos forman sobre lo que está pasando.


Recientemente, como en una gran obra de teatro, los perdedores de la elección norteamericana -básicamente el Establishment- acusaban al ganador de haber manipulado información a través de las redes sociales y que esta información le había sido proporcionada por Rusia, el archirrival de su país.

Por su parte, el magnate electo se defendió diciendo que todo eso era una gran patraña. Una maquinada por los grandes medios formadores de opinión pública como la cadena global de noticias CNN.

Llegado a este punto, uno podría preguntarse quién dice la verdad y quién miente. Y, ¿si ambos faltaran a la verdad?

Pues, como sostiene Lucien Cerise, ensayista proveniente de la extrema izquierda y autor de un prestigioso ensayo, Gouverner par le chaos (Gobernar por el caos), el caos no es el mayor enemigo del Establishment. Pues, bien puede ser usado por éste como una herramienta de control. Una que prescribe la orquestación racional y metódica de esta guerra de todos contra todos en la que nos estamos sumergiendo día a día.

Los antiguos se referían a estos procesos de ida y vuelta con el lema de la Alquimia de:  "Solve et Coagula" que significa “disolver” y “coagular” o “separar” y “unir”. Concretamente, con esta práctica se pretendía transformar una realidad en una mejor, más homogénea que las mezclas que la precedían.

Aplicado esto a lo que venimos razonando vemos como, por un lado, se nos quiere disolver en un gran orden global y, por el otro, se nos quiere coagular mediante el apego a cuestiones locales.
¿Cómo es esto posible?

Existen técnicas modernas como las que propugna la Ingeniería social. Una ciencia que patrocina el uso del management, del marketing, de la cibernética, de la sistémica y de la psicología del comportamiento para el diseño y la construcción de una sociedad ideal basada en principios más predecibles y controlables que los inspirados en el libre albedrío humano.

Es condición de eficiencia de los cambios propuestos por la ingeniería social que éstos transcurran desapercibidos por la mayor parte del cuerpo social, a fin de evitar innecesarias resistencias.

Para ello, resulta de gran utilidad lo que se conoce en la jerga como la piratería informática que permite a los manipuladores sociales ver sin ser vistos.  Tal como ya sabemos que sucede con las ubicuas redes sociales.

Este concepto, ya había sido expresado en forma limitada por Jeremías Benthan y Michel Foucault, hace algunos años.  Ellos vieron la necesidad de la invisibilidad del poder para que éste pudiera ejercer mejor el control social desde una instancia que lo ve todo, pero que uno no ve, de tal manera que uno no sospecha, siquiera, que existe.

No es necesario caer en teorías conspirativas para comprobar la existencia de estos mecanismos de control. Por lo menos a pequeña escala. Hoy sabemos que corporaciones comerciales como, por ejemplo, nuestro banco tienen acceso a detalladas bases de datos sobre nuestros gustos, gastos y hábitos personales.

Por extrapolación bien podemos deducir que los Estados, especialmente, los más poderosos, junto con las grandes corporaciones globales disponen de grandes medios informáticos que les permitan observarnos sin que nosotros notemos su presencia, a menos que ellos lo consideren necesario.
Ya hemos dicho que la ingeniería social pretende un orden social mecanicista.

Pero, ¿basado en qué principio ordenador? Porque todo orden implica la existencia de eso: un principio ordenador.

Este principio, no puede ser otro que el del dinero y el orden no puede ser otro que el Capitalista. Poco importa si sea uno de individuos y/o corporaciones como lo es, mayoritariamente,  en Occidente o uno estatal, como lo es en el Oriente.

El dinero, es un medio. Más precisamente: un medio de medios. Pues, es el único que permite -per se- conseguir y acumular a todos los otros medios. El poder incluido entre ellos.

Pero, para que le dinero sea el único medio de cambio aceptado, por sobre cualquier otro valor. Especialmente, los espirituales, es necesario producir una gran homogenización que vaya no solo más allá de la diferencias entre la culturas, tal como propone el multiculturalismo o los derechos del hombre y la mujer, como lo hace la ideología de género.

También, entre los seres humanos y la naturaleza, como pretenden los ecologistas profundos. Y, aunque, cueste creerlo, entre los seres vivos y los inanimados. Pues, a la vuelta del reconocimiento de los derechos jurídicos a los animales, se encuentra el de los robots y de otras máquinas denominadas inteligentes.

Si es este el plan de los que manejan las potentes herramientas de la Ingeniería social. ¿Qué podemos hacer nosotros para sobrevivir y preservar nuestra libertad?

Lo primero que hay que reconocer que las armas de control impulsadas por ellos, fundamentalmente, a través de la Internet, nos permiten a nosotros contrarrestaras por el mismo camino. Pues se trata de uno de ida y vuelta.

Por ejemplo,  si ellos promueven el desorden, la anomia, la entropía, la desestabilización y la producción de caos controlado. Nosotros, entonces, debemos impulsar el orden, la regulación, la neguentropía y estabilidad.

Esto bien puede hacerse hoy por hoy a pequeña escala. Por ejemplo, no es muy difícil contrarrestar la influencia de un gran medio de opinión con una red artesanal de blogs.

¿Suena sencillo? En realidad lo es. Contamos a nuestro favor con los principios básicos de la naturaleza humana. Una que se rebela cuando una voluntad externa pretende manipularla. Para anularla, muchas veces, basta con la simple toma de conciencia.

Nuestra metapolítica se puede resumir a un solo verbo: "cuidar". Empezar por cuidar nuestras relaciones personales, para terminar cuidando la vida institucional de la República, pasando por su orden político y público. 

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