Carlos Pissolito
Las efemérides son mucho más que el simple recuerdo de una fecha histórica. Ya los griegos las asociaban con los movimientos de los astros. En este sentido había días fastos y otros nefastos. Cuando se trata de recordar algo en especial se los llama aniversarios.
En el caso del Ejército Argentino su aniversario es el 29 de mayo de 1810. Cuando un por decreto de la Primera Junta de Gobierno se decidió elevar a las milicias existentes al rango de ejército formal. Es, seguramente, la fecha que será recordada en este aniversario por todos los discursos oficiales.
Pero, no podemos olvidarnos que fue, también, un 29 de mayo de 1982, cuando la Fuerza de Tareas “Mercedes” debió rendirse a su enemigo inglés tras los combates de Darwin-Goose Green.
¿Se puede trazar entre estos sincronismos la trayectoria correcta de esa bicentenaria institución?
No cabe duda que ambos acontecimientos han marcado su derrotero. Una institución que aparece hoy condenada a la irrelevancia. Una que apenas es tenida en cuenta para desfilar en un día patrio. Como un mero actor de reparto. O para servir de simple auxiliar cuando una emergencia o una catástrofe se presentan.
¿Puede una fuerza militar que supo liberar a tres países americanos y haber sido el nervio de la innovación política, social y tecnológica de un país desaparecer, así sin más? Creemos rotundamente que no.
Por ejemplo, está de moda medir la excelencia de los institutos educativos por el nivel profesional alcanzado por sus egresados. Sin embargo, hoy no hay una sola universidad argentina entre las 20 primeras, no del mundo, de la América del Sur.
Pero, ¿qué podemos decir de los liceos militares y del propio Colegio Militar de la Nación? De los primeros han surgido insignes dirigentes para todos los campos de la vida moderna. Por su parte, ¿Cuántos presidentes de la nación –de los buenos y de los malos- ha dado el Colegio Militar? ¿No fueron acaso militares como Sabio, Mosconi los responsables de importantes avances industriales? Solo por nombrar a los más conocidos.
¿Qué fue lo que nos pasó?
Seguramente que muchas cosas. Pero, una se destaca entre ellas. Al margen de haber conducido una dictadura nefasta, una que no supo librar un conflicto armado interno acorde a las leyes de la guerra, también, una que fue derrotada en una guerra convencional.
Paradójico. Porque, si este último acontecimiento no hubiera tenido lugar, seguramente que los cuestionamientos hubieran sido mucho menores. Y estos hubieran sido similares a los que sufrieron las otras dictaduras del continente.
Pero la argentina fue distinta y quiso pelearlo al inglés. Digo paradójico, porque es precisamente Malvinas la gesta que debería reivindicarlas. Por el contrario, fue su piedra de tropiezo y el fin de su hegemonía moral.
Pero no todo está perdido. Como los árboles que son podados en exceso. El Ejército Argentino renacerá con más fuerza y con más vigor. Porque tiene buena madera. Especialmente en sus más jóvenes integrantes.
Claro, será necesario las autoridades políticas de la Nación se decidan a refundarlo sobre sus bases verdaderas. Tal como lo ordenó su máximo referente: "Serás lo que debas ser o no serás nada."
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