por William S. LIND
Mapa con la dimensión de bajas en los distintos tiroteos masivos. |
Estos tiroteos masivos también son objetivamente parte de las G4G, ya que socavan la legitimidad del Estado. Este surgió para traer orden, seguridad a las personas y a sus propiedades y cuando no puede proporcionar orden, ya no cumple su función. En ese momento, se convierte en una gran aspiradora de dinero y la gente comienza a buscar algo que merezca su lealtad. Las G4G son, ante todo, una competencia por la legitimidad y los “serial killers” atacan directa y poderosamente la legitimidad de cualquier Estado que no pueda evitarlos. La "primera respuesta" rápida no es suficiente; la seguridad pública exige prevención.
Creo que hay otra forma en que muchos tiroteos masivos, cuyo motivo no está claro, son un elemento de las G4G. Están respondiendo a la guerra contra los hombres.
En una editorial, el New York Times del 11 de agosto escribió:
"El hecho de que los tiroteos masivos sean perpetrados, casi exclusivamente, por hombres "está ausente del debate nacional", dijo el lunes el gobernador Gavin Newsom de California. "¿Por qué tiene que ser así, por qué son hombres, mayormente, siempre?"
Como demócrata, el gobernador Newson no se atreve a responder su propia pregunta porque al hacerlo reconoce que los hombres y las mujeres son diferentes. Esta diferencia es fundamental por la naturaleza de ambos. Cuando las mujeres se enojan, hablan. Cuando los hombres se enojan, matan.
Lo que está haciendo que cada vez más hombres, especialmente jóvenes, estén muy enojados es la guerra contra los hombres, especialmente, contra los hombres blancos y heterosexuales. El marxismo cultural, la ideología dominante entre las élites estadounidenses, los condena a blancos y heterosexuales como inherentemente malvados. Deben ser criticados, burlados, ridiculizados y atacados de todas las formas posibles, todo el tiempo (esto se conoce como "teoría crítica", que la teoría de criticarlo todo). La única respuesta que se supone que deben dar es arrastrarse y disculparse con sus superiores morales, es decir, con los negros, las mujeres y los homosexuales.
Además, el feminismo, que ha sido subsumido casi por completo por el Marxismo cultural, exige que se permita a las mujeres, de hecho, se las obligue, a integrar todas las instituciones que solían ser completamente masculinas. Los militares, los cuarteles de bomberos, los cuerpos de policía, los trabajos de la construcción, los clubes de hombres, las escuelas y las universidades, ahora, deben admitir mujeres, a veces, con un sistema de cuotas que requiere de un gran número de ellas. Los hombres deben trabajar, lado a lado, con las mujeres. Pero Dios ayude al hombre que hace lo que ellos hacen naturalmente e intenta hace un avance hacia una de ellas. Se arriesga a ser acusado (a menudo falsamente) de "acoso sexual", poniendo su trabajo y su carrera en peligro. En efecto, los hombres deben convertirse en eunucos.
Esto coloca a los hombres, especialmente a los jóvenes con hormonas fuertes, en una posición imposible. No pueden escapar de las mujeres, no pueden objetar su presencia, deben recibir sus órdenes y, sobre todo, deben temerle, porque si una de ellas grita "¡Acoso sexual!", el hombre es considerado culpable hasta que se demuestre su inocencia. Ya que las feministas han decretado que siempre se le debe creer a la mujer.
Entonces, la ira de los hombres comienza a aumentar, especialmente entre los jóvenes. Cada vez más y más, se están enojando lo suficiente como para pensar en matar. Algunos actuarán con ira, lo que significa que mientras la guerra contra los hombres continúe, el número de tiroteos en masa aumentará. Y la legitimidad del Estado continuará desmoronándose.
!Bienvenidos a las G4G!
En mi columna anterior, expuse una forma de acelerar la respuesta a los tiradores en masa para reducir las víctimas. Pero, la única forma de evitar tales tiroteos es poner fin a la guerra contra los hombres. Si queremos evitar que los hombres golpeen a las mujeres, debemos mantenerlos separarlos. Las generaciones pasadas sabían esto. Es probable que sea una lección costosa, pero una que debemos volver a aprender.
Traducción: Carlos Pissolito.
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