por Carlos Pissolito
A modo de introducción: Como lo atestigua la historia de las relaciones económicas, los cambios monetarios se han dado a caballo de grandes conflictos globales como ha sido el caso reciente de las dos guerras mundiales. Por ejemplo, tras la Primera se desplazó al patrón oro por el de la libra esterlina y a posteriori de la Segunda se lo hizo por el dólar estadounidense.
Desarrollo: En cada uno de estos ejemplos, la moneda dominante era utilizada, principalmente, para negociar la compra/venta de materias primas, dispuesta como reserva de divisas en los distintos bancos centrales de cada Nación y como valor de referencia para la firma de acuerdos comerciales bilaterales.
La dolarización comenzó a concretarse, progresivamente, cuando el dólar desplazó a la libra esterlina como moneda de reserva internacional a partir de la década de 1920; pues los EEUU salieron mejor posicionados de la Gran Guerra que la Gran Bretaña y pasaron a ser un importante receptor de entradas de oro durante la guerra.
Posteriormente, los EEUU emergieron como una superpotencia global con la derrota del Eje en la 2da GM. Fue entonces que la dolarización de los intercambios comerciales globales se consolidó. Específicamente, con la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas celebrada en el hotel de Bretton Woods en 1944, se estableció que el dólar estadounidense sería la principal moneda de reserva del mundo para el comercio internacional y la preferida para las transacciones internacionales.
A tales efectos, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos comenzó a ejercer una supervisión sobre la red de transferencias financieras SWIFT (1) y, en consecuencia, pasó a tener una gran influencia en los sistemas de transacciones financieras globales, con la capacidad de imponer sanciones a entidades e individuos extranjeros. Y hasta contra un Estado como ha sido el reciente caso de las sanciones contra Rusia al separarlo de ese sistema.
Inicialmente, se lo ligó al dólar a la cotización del oro (a U$35 por onza troy). Sin embargo, el aumento del gasto público por parte del gobierno de los EEUU en la década de 1960 generó dudas sobre su capacidad para mantener esta convertibilidad Ya que las existencias de oro disminuyeron cuando los bancos y los inversores internacionales comenzaron a convertir dólares en oro y, como resultado, los EEUU enfrentaron una crisis monetaria. Finalmente, ante el peligro de que los EEUU ya no pudieran seguir canjeando dólares por oro; la convertibilidad fue, finalmente, terminada en 1971 por el presidente Nixon, justamente a caballo de un conflicto externo en desarrollo, la Guerra de Vietnam.
A partir de esta medida, el dólar estadounidense dejó de estar anclado al oro y recayó en la Reserva Federal el mantenimiento de su valor. Pese a este revés, este organismo continuó aumentando su oferta monetaria, lo que resultó en una estanflación y una rápida disminución del valor del dólar en la década de 1970.
Para colmo de males, en octubre de 1973, la OPEP declaró un embargo petrolero en respuesta al apoyo de los EEUU y de Europa Occidental a Israel en la Guerra de Yom Kippur. Lo que llevó a que a través de sucesivos acuerdos, de hecho y de derecho, a que el petróleo de la OPEP se cotizara, mayormente, en dólares estadounidenses, dando lugar al neologismo del “petrodólar”.
Es decir, en muy pocas palabras, el dólar pasó a estar sustentado por la producción mundial de petróleo. A partir de este hecho, grandes volúmenes de petrodólares árabes se invirtieron directamente en valores del Tesoro de los EEUU y en otros mercados financieros de los países desarrollados. También, se colocaron muchos miles de millones de petrodólares a través de sus principales bancos comerciales mediante préstamos a los gobiernos de los países en desarrollo como Brasil, Argentina y Turquía.
Como lo resumió el periodista William Greider: "Los bancos recolectaron los depósitos de los gobiernos de la OPEP ricos en ingresos y prestaron el dinero a los países en desarrollo para que pudieran evitar la bancarrota". Pero, décadas después, muchos de estos países endeudados descubrieron que sus deudas acumuladas eran, prácticamente, impagables. (2)
También, en lo geopolítico, esta herramienta financiera le permitió a los EEUU ganar la Guerra Fría mediante el simple expediente de incrementar su producción de petróleo a los efectos de disminuir los ingresos de la URSS por sus exportaciones de petróleo y que eran uno de sus principales ingresos. Lo que no le permitió disponer de las divisas suficientes para enfrentar el desafío tecnológico de la denominada “Guerra de las Galaxias” planteada durante la administración estadounidense de Ronald Reagan. (3)
Frente a todo ello, hubo varios intentos regionales de quitarle esa hegemonía global al dólar mediante la firma de acuerdos bilaterales que permitieran pagar las exportaciones/ importaciones de crudo en monedas locales; como fue el caso del firmado en 1991 entre la India y Rusia; entre China y Japón; y entre China y Arabia Sauditas; o el más genérico de Venezuela que anunció que aceptaría el pago de su crudo no sólo en dolares, también, en rublos, yuanes o rupias.
Todos los esfuerzos señalados fueron minando la primacía internacional del dólar; pero sin destronarlo del todo de su sitial de privilegio. Por lo que el dólar siguió siendo la moneda preferida, tanto para la transacciones internacionales como para la conformación de las distintas reservas nacionales. Pero, esta situación ha comenzado a cambiar, radicalmente, a caballo de la guerra desatada entre los EEUU y sus aliados occidentales contra Rusia con motivo de su invasión a Ucrania. A lo que se suma en la esfera más amplia de lo geopolítico, las baterías de sanciones económicas occidentales contra Rusia, en primer lugar; pero también, contra China, Venezuela e Irán y que no están dando el resultado esperado por los EEUU, sino todo lo contrario.
Para magnificar lo descrito, se puede apreciar, por un lado, que si bien el PBI ruso no es muy importante para la economía global; sí lo es el hecho de que Rusia (en muchos casos junto con Ucrania y Bielorussia) es el primer productor de materias primas vitales; tales como los hidrocarburos, los granos, los fertilizantes y una amplia gama de metales y no metales estratégicos. Y, por el otro, que tales sanciones económicas están impulsando, no sólo a Rusia, y de paso a otros sancionados, a dejar de usar al dólar como su moneda de elección. Lo que está teniendo un efecto negativo para quienes han impuesto tan duras sanciones, especialmente, para los países europeos y que no son grandes productores de materias primas.
En ese sentido, la decisión de Vladimir Putin de exigir el pago de sus hidrocarburos en rublos, no sólo ha producido la revalorización de su alicaída moneda; también, está erosionando para que el dólar mantenga su supremacía. Ya que países como China y la India se están encargando de realizar sus operaciones de comercio internacional en sus respectivas monedas nacionales.
Como resultado de todo lo expresado, el dólar está perdiendo terreno como moneda preferida para la conformación de las respectivas reservas nacionales. Pues, como lo informa el propio FMI la proporción del dólar en las reservas mundiales de divisas cayó por debajo del 59% en el último trimestre del 2021, prolongando un descenso que dura ya dos décadas y que era de más del 70% en 1999. Lo que muestra una sostenida decadencia y la que apreciamos que se acelerará con la guerra en desarrollo.
A modo de conclusión: Como podemos deducir de la historia de la economía y de los conflictos, podemos deducir que la actual guerra económica entre Occidente y Rusia está produciendo una marcada desdolarización de los mercados internacionales. Los que, por el momento, están prefiriendo una canasta de monedas en su reemplazo.
Si esta tendencia se consolidará o dará lugar al surgimiento de una moneda única destinada a los intercambios internacionales no lo sabemos, todavía.
Otra cuestión que nos llama la atención es que ante estas realidades, existen en la Argentina economistas que sigan proponiendo la dolarización total de nuestra economía, cuando está a la vista la corta vida que le resta al dólar estadounidense.
Notas:
(1) SWIFT acrónimo de “Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication”, es una sociedad cooperativa internacional de derecho belga propiedad de unos 3500 miembros como socios accionistas, que tiene a cargo una red internacional de comunicaciones financieras entre bancos y otras entidades financieras.
(2) Al respecto ver: https://www.amazon.com/Secrets-Temple-Federal-Reserve-Country/dp/067147989X
(3) Al respecto ver: https://www.iwp.edu/books/the-grand-strategy-that-won-the-cold-war-architecture-of-triumph/
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