por William Schryver
En el transcurso de los últimos días hemos visto cómo se producían acontecimientos trascendentales:
Los Leones
Después de los ataques con misiles balísticos de Irán, moderados pero impresionantes, contra un puñado de objetivos israelíes altamente defendidos, los iraníes informaron desafiantemente a los estadounidenses e israelíes que cualquier contraataque posterior contra Irán se enfrentaría con ataques mucho más potentes y masivos contra las bases estadounidenses e israelíes en la región.
En consecuencia, los estadounidenses y los israelíes retrocedieron.
Mientras tanto, los yemeníes siguen siendo el guardián indomable del Mar Rojo y el Canal de Suez, y niegan el paso a quien ellos quieren.
Los Dragones
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, viajó a Pekín para entregar por la fuerza una larga lista de demandas imperiales, entre las que se encontraba una estricta orden judicial de dejar de proporcionar, inmediatamente, cualquier asistencia militar a Rusia e Irán.
Los chinos le dijeron que se sacudiera la arena de sus zapatos y que no golpeara la puerta al salir.
Xi Jinping viajó entonces a París e hizo que Emmanuel Macron se mojara sumisamente.
Los Osos
Después de semanas de que le petit roi declamara su intención de desplegar tropas francesas en Ucrania, e informara de manera creíble que una compañía inicial de la Legión Extranjera Francesa había aparecido en Slavyansk y que pronto sería seguida por algunos batallones más en las próximas semanas.
E incluso cuando esta noticia todavía estaba resonando en la infoesfera, el ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, David Cameron, anunció que Ucrania era libre de usar misiles de crucero británicos para atacar objetivos en las profundidades de Rusia.
En respuesta, los rusos convocaron a los embajadores francés y británico y procedieron a advertirlos en términos que debieron hacer que sus rodillas y sus manos temblaran.
Lo más significativo es que los rusos informaron a Londres y a París que, que en caso de una escalada mayor de su participación en Ucrania, las bases europeas de la OTAN, e incluso los sitios estratégicos dentro de Gran Bretaña y de Francia, se considerarían a partir de ahora objetivos legítimos de las capacidades de ataque de largo alcance rusas.
Para añadir un signo de exclamación, los rusos y los bielorrusos anunciaron en voz alta ejercicios militares centrados, específicamente, en el despliegue de armas nucleares tácticas.
En respuesta, los británicos y los franceses se echaron atrás o, al menos, hablaron con voces temblorosas.
Sospecho que, en los próximos días, intentarán recoger los pedazos de su bravuconería destrozada y comenzarán a hablar duro una vez más. Queda por ver si pueden o no reunir el coraje suficiente para poner a prueba las amenazas rusas. La lógica y la prudencia hace tiempo que dejaron de figurar entre las cualidades de estas personas.
Traducción: Carlos Pissolito
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