Mideast War, Sitrep — traditionalRIGHT
por William Lind
Esas noticias muestran que Israel prevalece en todos los frentes: Hamás, Hezbollah e Irán. El propio Israel está mareado de triunfalismo. Creo que esto es demasiado optimista.
En Gaza, el primer ministro israelí “Bibi” Netanyahu no está más cerca de lograr sus objetivos de guerra declarados, la destrucción completa de Hamás como entidad política y militar. El problema es que esos objetivos simplemente no se pueden alcanzar, como dijo públicamente el portavoz oficial de las Fuerzas de Defensa de Israel. La mitad de la población de Gaza tiene menos de catorce años, y todos los varones de esa categoría no sueñan con nada más que unirse a Hamás y luchar contra Israel.
Si bien los objetivos de guerra de Netanyahu son inalcanzables, al menos han sido declarados. Ni siquiera ha podido hacerlo en lo que respecta a la descripción de algún estado final en Gaza después de que termine la actual ronda de combates. No quiere que la OLP lo dirija. Egipto no lo hará. Una ocupación permanente por parte de las FDI creará una guerra de guerrillas interminable con un goteo constante de bajas israelíes. El traslado de los asentamientos israelíes a Gaza sólo hará que los judíos sean blancos más fáciles de lo que son ahora. El único resultado que constituye una victoria israelí en Gaza es la eliminación de toda la población seguida de la anexión. El obstáculo para eso es que la coalición de Netanyahu quiere expulsar a todos los no judíos de Cisjordania y el único lugar donde poner a los árabes desplazados de Gaza es a Cisjordania. De modo que, si busca esa solución, su gobierno se derrumba. Y siempre se puede confiar en que Bibi pondrá su carrera personal por delante de los intereses de su país.
Moviéndose hacia el norte, Israel ha asestado algunos golpes tácticos duros a Hamás. Pero esos éxitos no acercan a Netanyahu a su objetivo estratégico (definido de nuevo por sus necesidades políticas) de permitir que los 60.000 israelíes desplazados de sus hogares por el lanzamiento de cohetes de Hezbollah regresen sanos y salvos. Aquí, en el nivel estratégico, Hezbollah tiene un desafío mucho más fácil que Israel. Todo lo que el primero tiene que hacer es disparar suficientes cohetes cada día, que podrían ser tan sólo media docena, para que los israelíes desplazados tengan miedo de volver a casa. Israel tiene la tarea mucho más difícil de apagar del todo al lanzamiento de cohetes.
Ese difícil desafío estratégico significa que Israel tiene que invadir el Líbano sobre el terreno, lo que está haciendo ahora. Eso cambia el campo de batalla del aire, donde Israel puede hacer lo que quiera, al del terreno, donde Hezbollah es mucho más fuerte. Israel se encuentra luchando contra el bebé de alquitrán en el zarzal. (1) Israel dice que sólo quiere llegar una corta distancia al Líbano, pero la naturaleza de la guerra es expandirse.
Finalmente, Israel está ahora en una guerra de cuajo directa con Irán. Desde el lado iraní, existe el deseo de mantener la guerra simbólica. Cuando Israel hace algo a lo que Irán debe responder o parecer débil, Irán sólo hace lo suficiente para frenar el bloqueo. Esos 180 misiles balísticos no alcanzan para casi nada.
La pregunta es si Israel ve el ataque con misiles de Irán como una forma de responder de una manera más que simbólica. Dos objetivos obvios son las instalaciones nucleares de Irán y sus muelles de exportación de petróleo. Pero los primeros están muy bien protegidos y si Israel paraliza las exportaciones petroleras de Irán; éste puede dejar fuera de combate las terminales petroleras de Arabia Saudita y de los Estados del Golfo, sacando prácticamente todo el petróleo del Golfo Pérsico del mercado mundial. Eso podría hacer que los precios de los combustibles estadounidenses se disparen justo antes de una elección, una que Irán no quiere que gane Trump.
A medida que se desarrolle la situación, lo más importante que hay que tener en cuenta es que el principal impulsor de los acontecimientos, el primer ministro Netanyahu, seguirá poniéndose a sí mismo en primer lugar. Lo que más necesita Netanyahu son guerras en el Líbano y con Irán lo suficientemente grandes como para distraer a los votantes israelíes del fracaso de su guerra en Gaza, fracaso que hizo inevitable al adoptar objetivos bélicos inalcanzables. Todo lo que ocurra será producto del cálculo que Netanyahu haga de sus necesidades políticas, de lo que necesita para mantenerse en el poder. Si hace de eso su piedra de toque, todo lo que ocurra tendrá sentido.
Traducción y nota: Carlos Pissolito
Nota:
(1) "El bebé de alquitrán" es el segundo de los cuentos del tío Remus publicados en 1881. Trata sobre un muñeco hecho de alquitrán y trementina que el malvado Hermano Zorro utiliza para atrapar al Hermano Conejo. Cuanto más lucha el Hermano Conejo contra el bebé de alquitrán, más enredado se queda.
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