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lunes, 24 de diciembre de 2018

El marxismo que no debe ser nombrado

Traditional RIGHT http://www.traditionalright.com/author/wslind/






por William Lind

Resultado de imagen para cultural marxismPara mi deleite, el New York Times publicó recientemente un artículo de opinión, "El meme favorito de los Alt-Right tiene 100 años", escrito por el profesor de Yale, Samuel Moyn, que nos ataca a mí y a "Victoria", la novela de Thomas Hobbes, del cual estoy orgulloso de ser su representante. Al profesor, tampoco, le gusta mi persona, porque ambos nos oponemos al marxismo cultural, la ideología ahora dominante entre las élites occidentales que condena a los blancos, a los hombres, a la cultura occidental y a la religión cristiana como "opresivas". Pero el profesor hace más que defender el marxismo cultural; escribe: "Nada de lo que dice realmente existe".


Bueno, sí, existe. El marxismo cultural tiene, como la indica el titular del Times, 100 años de antigüedad. Su concepción inicial se remonta a 1919, el año en que Antonio Gramsci en Italia y Georg Lukacs en Hungría, trabajando independientemente, llegaron a la conclusión de que el comunismo no podía realizarse en Occidente hasta que la religión cristiana y la cultura occidental fueron destruidas. Gramsci argumentó que el cristianismo cegó a la clase obrera sobre sus "verdaderos" intereses de clase marxista, mientras que Lukacs, cuando era Comisario Adjunto de Cultura, en el breve gobierno bolchevique Bela Kun en Hungría, gritó "¿Quién nos salvará de la civilización occidental?" Lukacs comenzó un programa al que llamó "terrorismo cultural" que incluía la introducción de la educación sexual en las escuelas húngaras, porque sabía que si se podía destruir la moral sexual de un país, se daría un gran paso hacia la destrucción de su cultura tradicional.

El desarrollo detallado del marxismo cultural, que la mayoría de la gente ahora conoce como "lo políticamente correcto", comenzó en 1930 cuando la Escuela de Frankfurt emprendió la tarea. Oficialmente era conocida como el Instituto para la Investigación Social, originalmente se llamaría Instituto para el Marxismo. Pero sus fundadores, que incluyen a Lukacs, decidieron que podrían ser más efectivos si le daban un nombre neutral. Así comenzó la práctica continua del marxismo cultural de ocultar su naturaleza real y sus objetivos. ¿Eso es conspirativo? ¿Qué más significa la palabra?

El profesor Moyn simplemente niega la realidad histórica cuando escribe:

Varios teóricos de la conspiración que rastrean los orígenes del "marxismo cultural" asignan un gran significado a la Escuela de Frankfurt, un colectivo de intelectuales de entreguerras y en su mayoría judíos, de teóricos sociales y filosóficas de izquierda. Muchos miembros de la Escuela de Frankfurt huyeron del nazismo y vinieron a los Estados Unidos, que es donde -supuestamente- infectaron el virus del marxismo cultural a los Estados Unidos. Estas divertidas historias sobre el papel de la Escuela de Frankfurt en el fomento de la corrección política serían entretenidas, excepto cuando se hacen eco de las acusaciones infundadas los pequeños grupos que gobiernan el mundo que alimentó la imaginación paranoica de la derecha en épocas pasadas.

Mi respuesta al profesor (de historia) es "lea algo de historia". La literatura sobre la Escuela de Frankfurt es inmensa y la mayor parte está escrita por estudiosos de izquierda. El trabajo definitivo es "La Escuela de Frankfurt" de Rolf Wiggershaus. Martin Jay es el principal erudito estadounidense de la Escuela de Frankfurt, y su libro "The Dialectical Imagination", también, es bastante bueno, aunque termina en 1950 y por lo tanto pierde la mayor parte de la influencia de Herbert Marcuse. La reciente biografía de Theodor Adorno de Lorenz Jager, titulada simplemente "Adorno", es excelente. Ninguna persona de mente abierta puede leer estos libros y no encontrar en el trabajo de la Escuela de Frankfurt, otra cosa que los orígenes de lo que ahora conocemos como lo políticamente correcto.

Si el profesor Moyn está demasiado ocupado para leer libros, como para tratar de anular los hechos no llamándolos por su nombre, le recomiendo el vídeo documental: "La historia de la corrección política", que solo toma unos veinte minutos. Incluye una entrevista con Martin Jay, luego el presidente del Departamento de Historia de Berkeley -que no es un conservador-, dice que el producto de la Escuela de Frankfurt es una versión del marxismo y que, también, es la base de lo políticamente correcto.

Y si los volúmenes de todos los estudiosos no son suficientes, los paralelos entre el marxismo-leninismo y el marxismo cultural son obvios:


  • Ambos eliminan la libertad de pensamiento y de expresión e intentan imponer el totalitarismo en los sujetos que lo sufren, como vemos en muchos campus universitarios estadounidenses. La tiranía de Stalin y de Mao fue más opresiva que la de Hitler o Mussolini y mató a muchas más personas, probablemente al menos diez veces más.



  • Ambos ven a la historia como un producto de un solo factor, el del marxismo-leninismo, con la propiedad de los medios de producción y con el marxismo cultural de los grupos, definidos por raza y género, que son los que tienen poder sobre los otros grupos.



  • Ambos definen a algunos grupos de personas como buenas y a otros como malos, independientemente de lo que le hagan a los individuos. El marxismo-leninismo define a los trabajadores y campesinos como buenos y a los capitalistas y miembros de la clase media (la odiada burguesía) como malos, mientras que el marxismo cultural dice que los blancos, los hombres, los heterosexuales y las mujeres no feministas son malvados mientras que los negros, los inmigrantes del Tercer Mundo, los homosexuales y las feministas son buenos.


El profesor Moyn incluso cita al Gobernador Kraft de "Victoria" señalando otro paralelo: “Los marxistas clásicos, donde obtienen el poder, expropian a la burguesía y le dan sus propiedades al Estado. Donde ustedes (marxistas culturales) obtuvieron el poder, expropiaron los derechos de los hombres blancos y otorgaron privilegios especiales a feministas, negros, gays y similares ”. ¿El profesor Moyn niega que esto haya sucedido en universidades de todo el país, incluso en Yale, donde enseña?

La forma más fácil de saber si uno está tratando con un marxista cultural es si él niega la existencia del marxismo cultural. Ellos buscan trabajar en la oscuridad porque saben que la luz del día es fatal para su causa. Si la persona promedio se da cuenta de que lo políticamente correcto es una forma de marxismo, lo rechaza. Eso está ocurriendo cada vez más ampliamente, dejando a los marxistas culturales sin nada que decir excepto  que: "No presten atención al hombre detrás de la cortina". Sus  frenéticos  y negaciones de hechos históricos suenan cada vez más desesperados porque están perdiendo y están a punto de ser barrido del tablero.

Mientras tanto, les pido que lean el libro "Victoria" de Thomas Hobbes. Aunque al profesor Moyn no le guste eso.

Traducción: Carlos Pissolito.

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