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lunes, 27 de febrero de 2012

El boom del gas en EE.UU. modifica la ecuación energética.

Por Jorge Castro, analista. 26 Feb 12.

Cambios en el equilibrio estratégico. Se reduce sustancialmente la importancia de los países petroleros del Golfo y de Rusia y Venezuela.
Explotación de gas en el desierto chino.
Hay un boom de gas superficial (“shale gas”) en EE.UU., extraído de rocas sedimentarias, que adelanta una tendencia mundial y cuyo pleno desarrollo -en 10/15 años- modifica en sus raíces la ecuación estratégica global . La estimación de la Agencia Internacional de Energía (AIE) es que la demanda primaria de gas mundial alcanza a 5,1 billones de metros cúbicos (bmc) en 2035, esto es, 1,8 bmc más que hoy; y que la proporción de gas natural en la matriz energética global se incrementa de 21% a 25%.

El dato crítico es que más de 80% de ese aumento proviene de los países emergentes y en desarrollo, ante todo China e India . En el caso de China, la demanda aumenta del nivel de Alemania hoy al de toda la Unión Europea (UE) en 2035; y el gas supera al carbón en la provisión de energía de los próximos 25 años y pasa de 3% a 40% del consumo.
El cálculo de AIE es que más de 40% del incremento de la producción de gas corresponde en 2035 a los no convencionales (“shale gas”); y que su fuente principal es EE.UU. (en donde supera hoy más de 50% de la producción). Las mayores reservas de “shale gas” del mundo están en Texas, Louisiana, Pennsylvania, y en otros 22 estados norteamericanos ; lo sigue a EE.UU. China (36 bmc); y el tercer lugar lo ocupa la Argentina (22 bmc).
Los costos de producción estadounidenses son cada vez menores (U$S 4/U$S 6/ unidad de medida), debido a la aceleración del cambio tecnológico. La producción en gran escala de “shale gas” en EE.UU.
es una novedad histórica, producto de la revolución tecnológica de los últimos diez años.
Era prácticamente cero en 2000 y trepó a 10.000 millones de metros cúbicos por día en 2010; y se cuadriplicaría hacia 2040, tras alcanzar a 60% del total de gas natural en 2030.
El punto fundamental del “shale gas” estadounidense es que reduce cualitativamente la importancia geopolítica de los países petroleros del Golfo, Rusia y Venezuela, y cambia, por esa vía, la ecuación estratégica global de los próximos 50 años. EE.UU. virtualmente elimina la necesidad de importar gas líquido (LNG) en las próximas dos décadas y comienza a exportarlo. El precio del gas norteamericano es el más bajo de la última década. También cae la participación de Rusia en el mercado de gas europeo de 27% en 2009 a 13% en 2040, que equivale a su desaparición como instrumento de presión política . Venezuela queda descartada como principal exportadora de LNG a EE.UU.
y se reduce la relevancia geopolítica que ha tenido desde la década del ‘70 .
Finalmente, se transforma el significado geopolítico de Medio Oriente, que deja de ser la región más estratégica del siglo XXI.
La industria manufacturera norteamericana es beneficiaria directa de la caída del precio del gas (- 39% en 2011), cuya primera consecuencia es un menor costo de la energía eléctrica, que pasa a ser inferior a la asiática . Se multiplican las inversiones en la industria petroquímica y del acero, sobre todo en la costa del Golfo de México y el Medio Oeste. Los gastos de exploración petroleros y gasíferos treparon a U$S 145.000 millones en 2011, tras haber alcanzado U$S 13.000 millones en 2000. La producción estadounidense creció 17% anual en la última década y la productividad de sus campos se incrementó 48% por año.
El “shale gas” se convierte en un incentivo fundamental para el auge de la productividad/competitividad manufacturera y asegura el retorno de la economía estadounidense al primer plano de la globalización, en un proceso que se despliega en los próximos 3/5 años. China se ha volcado a la producción de “shale gas” en EE.UU. Sinopec, la segunda empresa petrolera, invirtió el año pasado U$S 2.200 millones en cinco campos situados en Ohio, Mississippi y Michigan, que estarán en producción en 2014. EE.UU. ha modificado nuevamente las reglas de juego de la economía mundial.
La aptitud para la innovación radical parece ser una especialidad estadounidense

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