Andrés Oppenheimer - 28 de julio del 2012
Todos sabemos lo que dicen los economistas tradicionales acerca del futuro de Latinoamérica: Venezuela, Argentina, Bolivia y otros países que siguen políticas populistas irán cuesta abajo, mientras que Chile, Perú, Colombia y otros que llevan a cabo políticas responsables tendrán un gran futuro. De manera que me pareció oportuno preguntarle al menos convencional de los más prominentes economistas de Estados Unidos —el Premio Nobel Paul Krugman— si está de acuerdo con ese diagnóstico.Krugman, que acaba de publicar un libro titulado ¡Acabad con esta depresión!, en el que argumenta que Estados Unidos y Europa deben aumentar sus paquetes de estímulos económicos para reactivar sus economías en vez de seguir recortando el gasto público, suele ser citado por los gobiernos populistas latinoamericanos como un defensor de sus políticas económicas de grandes gastos estatales.
Hace pocos meses, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner citó con entusiasmo en un discurso uno de los blogs de Krugman en The New York Times, en el que el economista afirmaba que Argentina estaba siendo mal tratada por la prensa internacional, y que el país había hecho las cosas mucho mejor de lo que estaban pintando los medios.
Cuando le pregunté en una entrevista la semana pasada si coincide con los economistas tradicionales en que a los países populistas les irá mal, y a los responsables bien, Krugman se mostró más próximo a sus colegas convencionales —al menos sobre este tema— de lo que muchos suponen.
“Lo poco que sabemos es que las viejas reglas aún tienen vigencia: si uno imprime dinero para cubrir sus deudas aun cuando la economía no esté en recesión, provocará una inflación alta. Si uno aplica políticas populistas irresponsables, eso perjudicará el crecimiento. De manera que no creo que Venezuela sea un modelo a imitar”, me dijo Krugman.
“Por otra parte, el sistema de libre mercado a ultranza no ha funcionado como se suponía. Hemos estado escuchando vaticinios de gran crecimiento para México desde hace décadas. Y aunque México no está terriblemente mal, sin dudas no ha tenido el despegue que se esperaba. Las economías que parecen funcionar mejor son las que aplican políticas intermedias, que son básicamente el libre mercado y políticas fiscales responsables, pero que también hacen serios esfuerzos por reducir la pobreza. Brasil es el ejemplo obvio”, agregó.
Cuando le pregunté por Argentina, dijo “no es una historia de éxito tampoco, aunque no está en la misma liga que Venezuela”.
Según Krugman, “Argentina tuvo una notable recuperación de su crisis de los primeros años de la década pasada, pero claramente han seguido aplicando las políticas populistas durante demasiado tiempo… Si hubieran hecho un giro hacia políticas más moderadas en el 2007, la historia de Argentina hubiera sido totalmente positiva. En cambio, mantuvieron el pie sobre el acelerador”.
Pese a los pronósticos de que la economía de Latinoamérica reducirá su crecimiento desde el 4.3 por ciento del año pasado a alrededor de 3.7 por ciento este año, Krugman dijo que es “relativamente optimista” con respecto a la región.
“No veo nada en los últimos datos que me lleve a creer que la región sufrirá los peores coletazos de la crisis mundial”, apuntó.
Al preguntarle si era más optimista sobre Brasil o México, declaró que “aunque no soy un total pesimista con respecto a México”, Brasil parece en este momento mucho más promisorio. “No creo que haya una explicación política sencilla de por qué a Brasil le ha ido mejor. Aparentemente, parece haber un mayor espíritu emprendedor allí”, dijo.
Cuando le pregunté qué le aconsejaría al virtual presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, Krugman dijo que México ha estado aplicando políticas económicas correctas, pero que ahora “necesita trabajar en todas las cosas aburridas pero imprescindibles, como la educación, la infraestructura y el estado de derecho, que es un verdadero problema para México”.
“Lo mejor que se podría hacer por la economía mexicana sería controlar el tráfico de drogas y la ola de violencia, y esperar que el traslado de empresas multinacionales de China a México por el alza de los salarios chinos genere finalmente el milagro económico que seguimos esperando en México”, añadió.
Mi opinión: Estoy de acuerdo con casi todas las opiniones de Krugman sobre Latinoamérica, especialmente con su recomendación de que México se concentre “en las cosas aburridas pero imprescindibles”, como la educación y la infraestructura.
Ese sería un sano consejo para toda la región, y tal vez también para Estados Unidos. Sólo agregaría que el mayor desafío en nuestra parte del mundo será que dejemos de considerar estas tareas —especialmente la educación— como “aburridas” y empecemos a verlas como el reto más apasionante de nuestra generación
Hace pocos meses, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner citó con entusiasmo en un discurso uno de los blogs de Krugman en The New York Times, en el que el economista afirmaba que Argentina estaba siendo mal tratada por la prensa internacional, y que el país había hecho las cosas mucho mejor de lo que estaban pintando los medios.
Cuando le pregunté en una entrevista la semana pasada si coincide con los economistas tradicionales en que a los países populistas les irá mal, y a los responsables bien, Krugman se mostró más próximo a sus colegas convencionales —al menos sobre este tema— de lo que muchos suponen.
“Lo poco que sabemos es que las viejas reglas aún tienen vigencia: si uno imprime dinero para cubrir sus deudas aun cuando la economía no esté en recesión, provocará una inflación alta. Si uno aplica políticas populistas irresponsables, eso perjudicará el crecimiento. De manera que no creo que Venezuela sea un modelo a imitar”, me dijo Krugman.
“Por otra parte, el sistema de libre mercado a ultranza no ha funcionado como se suponía. Hemos estado escuchando vaticinios de gran crecimiento para México desde hace décadas. Y aunque México no está terriblemente mal, sin dudas no ha tenido el despegue que se esperaba. Las economías que parecen funcionar mejor son las que aplican políticas intermedias, que son básicamente el libre mercado y políticas fiscales responsables, pero que también hacen serios esfuerzos por reducir la pobreza. Brasil es el ejemplo obvio”, agregó.
Cuando le pregunté por Argentina, dijo “no es una historia de éxito tampoco, aunque no está en la misma liga que Venezuela”.
Según Krugman, “Argentina tuvo una notable recuperación de su crisis de los primeros años de la década pasada, pero claramente han seguido aplicando las políticas populistas durante demasiado tiempo… Si hubieran hecho un giro hacia políticas más moderadas en el 2007, la historia de Argentina hubiera sido totalmente positiva. En cambio, mantuvieron el pie sobre el acelerador”.
Pese a los pronósticos de que la economía de Latinoamérica reducirá su crecimiento desde el 4.3 por ciento del año pasado a alrededor de 3.7 por ciento este año, Krugman dijo que es “relativamente optimista” con respecto a la región.
“No veo nada en los últimos datos que me lleve a creer que la región sufrirá los peores coletazos de la crisis mundial”, apuntó.
Al preguntarle si era más optimista sobre Brasil o México, declaró que “aunque no soy un total pesimista con respecto a México”, Brasil parece en este momento mucho más promisorio. “No creo que haya una explicación política sencilla de por qué a Brasil le ha ido mejor. Aparentemente, parece haber un mayor espíritu emprendedor allí”, dijo.
Cuando le pregunté qué le aconsejaría al virtual presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, Krugman dijo que México ha estado aplicando políticas económicas correctas, pero que ahora “necesita trabajar en todas las cosas aburridas pero imprescindibles, como la educación, la infraestructura y el estado de derecho, que es un verdadero problema para México”.
“Lo mejor que se podría hacer por la economía mexicana sería controlar el tráfico de drogas y la ola de violencia, y esperar que el traslado de empresas multinacionales de China a México por el alza de los salarios chinos genere finalmente el milagro económico que seguimos esperando en México”, añadió.
Mi opinión: Estoy de acuerdo con casi todas las opiniones de Krugman sobre Latinoamérica, especialmente con su recomendación de que México se concentre “en las cosas aburridas pero imprescindibles”, como la educación y la infraestructura.
Ese sería un sano consejo para toda la región, y tal vez también para Estados Unidos. Sólo agregaría que el mayor desafío en nuestra parte del mundo será que dejemos de considerar estas tareas —especialmente la educación— como “aburridas” y empecemos a verlas como el reto más apasionante de nuestra generación
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