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lunes, 15 de enero de 2018

SSK ARA “Santa Cruz” vs SSN USS “Pintado”.

COMENTARIO:  Como sucede en cualquier investigación criminal no se puede ni se debe descartar -a priori- ninguna hipótesis. Sin embargo, no es menos cierto que, por lo general, la más sencilla entre ellas es la más probable.
Hoy, a dos meses de la desaparición del ARA San Juan, publicamos nuevamente un artículo de la revista 'Defensa y Seguridad' del 2013. En el mismo se relata como en un ejercicio naval simulado, nuestro ARA San Juan persiguió y 'hundió' con éxito a un submarino nuclear de ataque de la US Navy.
Nuestra intención está en los detalles. Es decir que el lector aprecie la dificultad real que significa que un submarino pueda hundir a otro en una situación real. 










Por Ricardo Burzaco

En un ejercicio realizado en 1993 donde se enfrentaron un submarino convencional (SSK) contra uno nuclear (SSN) y se obtuvieron llamativos resultados para el análisis.

Antecedentes de ejercicios Sub-Sub
Carga de un torpedo de ejercicio en el
ARA San Juan.
Los ejercicios entre submarinos, denominados comúnmente “sub-sub” constituyen una de las últimas fases del adiestramiento en tácticas que desarrollan las Fuerzas de Submarinos con sus unidades componentes.
De hecho estás ejercitaciones son sólo habituales sobre los finales del año naval de adiestramiento y materializadas por aquellas unidades que hayan alcanzado un nivel adecuado en su adiestramiento en tácticas.
Durante muchos años este tipo de ejercitaciones eran en forma muy eventual, parte de los planes de adiestramiento en el marco de los Operativos UNITAS que se realizaban entre la US Navy y nuestra Armada Argentina.



Hasta la fecha referida (año 1993) los escasos ejercicios sub-sub realizados en el marco de esos operativos, contemplaban importantes aspectos de seguridad entre las unidades por sobre los requerimientos reales de adiestramiento en tácticas de submarinos.
En general podría decirse que los mismos, siempre se habían concretado de la siguiente manera:
A partir de un punto de referencia o punto de encuentro entre los submarinos intervinientes, que normalmente se hacía a “plano de periscopio” como  para facilitar las comunicaciones radioeléctricas, se establecía la coordinación - de acuerdo al planeamiento previo establecido -  de que unidad sería el submarino blanco y cuál el submarino que en patrulla, oficiaría como atacante.
Cumplidas  esas coordinaciones, las unidades submarinas procedían a  abrir distancias hasta un valor preestablecido y a partir de allí el submarino atacante iba a plano profundo, establecía condiciones de patrulla silenciosa dentro de un área reducida, mientras que es submarino blanco navegaría en condición de tránsito (mayor velocidad y mayor ruido) en dirección general hacia la zona donde se ubicaba el atacante.
Este tipo de ejercitaciones tienen un significado especial porque los submarinos se detectan a muy corta distancia y normalmente el atacante por su condición de silencio es quién obtiene previamente la detección del rival. El atacante debe interceptar a blanco aunque este último tiene libertad para atacar si lo detecta primero o bien contraatacarlo si un primer lanzamiento del atacante se considera fallido.
Finalizada esta etapa del ejercicio, se establecía un nuevo punto de referencia o encuentro, ambas unidades iban a plano de periscopio y se repetía el procedimiento, intercambiando los roles de atacante y blanco.
La seguridad de la navegación durante cada ejercicio era muy estricta para evitar una posible colisión de submarinos en inmersión. Quedaba garantizada por el establecimiento de normas claras indicadas en el planeamiento del ejercicio, y que fundamentalmente consistían en respetar la permanencia  de cada unidad dentro de las profundidades asignadas para cada etapa del ejercicio. Por ejemplo, uno de los submarinos no estaba habilitado para navegar por encima de los 100 metros de profundidad y el restante no debería descender por debajo de los 80 metros.
Como fuera expresado, las distancias de detección entre submarinos siempre es muy escasa y por lo tanto, en los ejercicios a los que nos hemos  referido, la materialización del ataque, con un simulado lanzamiento de un torpedo antisubmarino, más allá de disquisiciones técnicas de cada arma, se informa por teléfono subácueo (UQC) indicándole su posición (por azimut y distancia desde el lanzador) y si ésta es correcta, el submarino asume que ha sido impactado.
Para garantizar la trasparencia de los ejercicios, se designaba un oficial control del ejercicio (OCE)  en la Orden de Operaciones, funciones que habitualmente rotaban entre los Comandantes de las unidades intervinientes en el Operativo..
La evaluación de éxito/fracaso se efectuaba una vez finalizado el Operativo UNITAS, en las reuniones de crítica y evaluación posteriores.

UNITAS  XXXIV
En el marco de esos tradicionales ejercicios combinados, denominados UNITAS, se planificó la ejecución de un ejercicio sub-sub a realizarse el 17 de octubre de 1993 entre un submarino argentino y uno estadounidense. Las unidades designadas oportunamente fueron:
Submarino ARA “Santa Cruz”, clase TR-1700, propulsión convencional (SSK)
Submarino USS “Pintado”, clase Sturgeon, propulsión nuclear (SSN)
De acuerdo con la Orden de Operaciones, a bordo del “Santa Cruz” su Comandante y oficiales se aprestaban a realizar un ejercicio típico y en las condiciones anteriormente descriptas.
Sin embargo, a último momento el “Pintado” envía un mensaje al submarino argentino indicando solamente las normas de seguridad (profundidades respectivas) y el lugar y hora del comienzo del ejercicio. A partir de ese momento, ambos submarinos procederían sin restricciones de rumbo y velocidad a buscar al oponente, atacarlo y realizar la consecuente evasión. Se trataba de un verdadero sub-sub “free-play”, que constituía todo un desafío para la tripulación argentina ante la novedosa manera de ejecutar el ejercicio. Se determinaron asimismo dos eventos de cuatro horas de duración cada uno con un intervalo entre ambos.

El ejercicio
A las 00.00 del 17 de octubre comienzan las acciones del primer evento con el “Santa Cruz” maniobrando a baja velocidad a plano 120 metros tratando conseguir una navegación lo más silenciosa posible. A las 00.25 el operador del sonar pasivo del “Santa Cruz”, el Suboficial Juan Carlos Salto, informa un “rumor hidrofónico”  apreciando que se trataría del “Pintado” a 7.500 yardas por la proa. Con una ligera corrección del rumbo, manteniendo el acercamiento a la unidad detectada, el Comandante del “Santa Cruz” el CF Reinaldo Daniel Corvalán ordena a las 00.30, un lanzamiento simulado sobre el blanco. El mismo se considera exitoso. Tal como si fuera un evento deportivo, el marcador se pone 1 a 0 a favor del submarino argentino.
Se hace evidente que el Comandante del “Pintado” debe haber acusado recibo claramente de la detección y ataque simulado a su unidad ya que procede a realizar una brusca y rápida caída en alejamiento. Para sorpresa de la tripulación argentina a partir de ese momento el submarino de la US Navy comienza a jugar una de sus mejores cartas,  empleando señuelos para impedir la correcta clasificación de sonidos por parte del “Santa Cruz”.
Cada nave genera un sonido tan particular, conjunción de sus ruidos de máquinas, generadores, motores auxiliares y de sus propias características náuticas al navegar que es tan único y distintivo, como si fueran sus huellas digitales. A tal característica se la denomina “firma acústica”.
Estos sofisticados señuelos generan una “firma acústica electrónica”, prácticamente exacta a la del buque que quiere protegerse/enmascararse y que además representa sus características dinámicas con coherentes variaciones de rumbo y velocidad.
El uso en este tipo de ejercitaciones había sido nulo durante muchos años y aún cuando se suponía que marinas como la americana contaban con estos avances tecnológicos, se entendía que sólo serían utilizados en operaciones de submarinos reales y no en ejercicios combinados con otras marinas.
Al proseguir el ejercicio, momentos más tarde, el primer señuelo lanzado por el “Pintado” tiene los efectos deseados para el comandante norteamericano,  mientras que el “Santa Cruz”, no adivinando tal maniobra, se “engancha” con  el señuelo y maniobra para atacar al supuesto submarino blanco que estaba evaluando en su ploteo. Sin percatarse del engaño, el “Santa Cruz” provoca su ataque y para su sorpresa, recibe el contraataque del “Pintado” que lo ataca con éxito, sin que la tripulación argentina advirtiese oportunamente que el submarino oponente se encontraba distante a la marcación perseguida. Con este resultado obtenido, las acciones ahora estaban 1 a 1.
No obstante esta caída,  permite al sonarista del “Santa Cruz” observar mínimas diferencias entre la firma de “Pintado” y la de su señuelo. En consecuencia, el tiempo restante de ese primer evento, el Comandante del “Santa Cruz” atacará en otras dos oportunidades al “Pintado”, pero este los advierte a tiempo y haciendo gala de su extraordinaria reacción mecánica merced a la propulsión nuclear, evitará los torpedos con maniobras evasivas a alta velocidad aunque sin poder contraatacar debido a la acertada ubicación táctica del “Santa Cruz” al momento de los lanzamientos. Con el submarino nuclear en evasión, finaliza el primer evento y ambas naves van a plano de periscopio para coordinar la segunda etapa del evento previsto

Segundo evento
Con las posiciones de profundidad invertidas y ahora como árbitro, el “Santa Cruz” es posicionado a un plano de 40 metros para buscar a su oponente. El sonarista, ahora más confiado por haber discernido la diferencia de firmas entre el submarino y el señuelo, a 06.46 ubica nuevamente al “Pintado” a 7.000 yardas y el Comandante ordena un nuevo lanzamiento que resulta acertado. Las acciones se ponen 2 a 1.
El “Santa Cruz” maniobra nuevamente con la esperanza de acortar distancias con su oponente cuando el sonarista advierte un doble rumor hidrofónico.  Ahora había que elegir acertadamente entre ambos. La proximidad entra ambas fuentes de emisión tornaban dificultosa la elección del blanco real, sin embargo a 07.30 ambos rumores se separan en marcación y el sonarista clasifica al de la derecha como el “Pintado” y ello le permite al Capitán Corvalán ordenar un nuevo y exitoso lanzamiento. Se asume estar 3 a 1.
Con toda la tripulación exultante por el resultado obtenido hasta ese momento, el submarino nuclear solicita trasladar el ejercicio unas ocho millas más al Sur de la posición de referencia, un lugar donde la profundidad del área era de unos 3.000 metros.
Reanudado el ejercicio, ambas naves maniobran en búsqueda del adversario. El “Pintado” no cejaba con el empleo de señuelos y los asesoramientos del sonarista del submarino argentino, cada vez se tornaban más dificultosos. A las 08.35 el “Santa Cruz” obtiene una marcación y realiza un nuevo lanzamiento, lamentablemente esta vez se trataba de un señuelo y el “Pintado”, que hasta ese momento no tenía detección sobre el “Santa Cruz”, efectúa su contraataque sobre la marcación UQC, vale decir sobre la línea de sonido del teléfono subácueo, que había informado el ataque del submarino argentino. Ahora las acciones estaban claramente 3 a 2.

Con el “diario del lunes” es fácil tomar decisiones 
El ejercicio continuó pero, faltando solo cinco minutos para la finalización del mismo el sonarista del “Santa Cruz” ubica acertadamente al “Pintado” a popa del submarino propio. Para lanzar había que caer (virar) sobre una de las bandas a fin de lograr una adecuada presentación del atacante y del blanco (los submarinos actuales no tienen tubos lanzatorpedos en la popa). Aquí es posible que más de uno hubiera deseado realizar una trampita futbolera, dado que el “Pintado” no podía tener en claro el arrumbamiento del “Santa Cruz”. El Comandante argentino – ganador del fair play - ordenó el viraje. Sin embargo el submarino marchaba a velocidad muy lenta y en pleno viraje hubo que compensar con agua para mantener la nave en posición horizontal (*). El ruido de la entrada de agua de compenso fue detectada por el “Pintado” que batió al “Santa Cruz” y salvó su honor sobre la hora. El resultado final: 3 a 3.

Conclusiones
La forma que la unidad de la US Navy planteó y ejecutó el ejercicio representó un índice claro de la confianza y respeto profesional que los marinos – en particular los submarinistas americanos – tenían con sus pares de la Armada Argentina.
El “Santa Cruz” participó en ese momento de un novedoso ejercicio sub-sub que sentaría un importante precedente para ulteriores ejercitaciones de la Fuerza de Submarinos. La experiencia ganada en esa oportunidad y transmitida en varios seminarios profesionales posteriores a las generaciones de oficiales y suboficiales más jóvenes, contribuyeron intensamente en el desarrollo táctico de la Fuerza de Submarinos argentina.  Además se advirtió claramente que los señuelos, como una forma de ocultamiento/enmascaramiento de un blanco constituirán un importante desafío profesional. Dicho desafío deberá encararse no sólo para mejorar tácticamente su identificación como tales frente a los blancos reales sino también a encarar los estudios pertinentes como para desarrollarlos en la Armada Argentina para un futuro cercano.
Finalmente el ejercicio demostró que los submarinos de la clase TR-1700, con tripulaciones adecuadamente adiestradas y correctamente conducidas, son un excepcional “hunter killer” oceánico y convencional, con niveles acústicos sumamente bajos, como para enfrentarse con éxito a los “monstruos” nucleares.

(*) Los submarinos tienen dos tanques de nivelación en proa –uno por banda- y otros dos en popa –uno por banda- interconectados entre sí. El oficial de inmersión puede a voluntad trasvasar agua entre ellos a fin de nivelar correctamente la nave en el seno del mar.

El autor agradece la inestimable colaboración del CL (r) Reinaldo Daniel Corvalán y del CN (r) Néstor Pietronave por la asesoría técnica brindada. En esa oportunidad Pietronave se desempañó como Jefe de Operaciones del ARA “Santa Cruz”

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