traditionalRIGHT http://www.traditionalright.com/author/wslind/
William Lind
La reciente masacre en un bar de música country en California, nuevamente, plantea una pregunta importante: ¿son esos tiroteos, al menos algunos de ellos, un aspecto de la guerra de la 4ta Generación?
Cuando el asesinato se lleva a cabo en nombre del Islam o por alguna otra causa, la respuesta, obviamente, es que sí. Pero, hasta ahora no conocemos ningún motivo para el tirador de California. Entonces, ¿dónde, si es que en algún lugar, encaja en la guerra de 4ta Generación?
Creo que la respuesta puede ser que éste y otros casos similares son una reacción de los hombres a la guerra contra ellos librada por el feminismo. Cuando las mujeres se enojan seriamente, hablan. Cuando los hombres se enojan seriamente, matan. Y la guerra del feminismo contra los hombres, que se está llevando a extremos cada vez más grandes, está enfureciendo a más y más hombres, especialmente a los jóvenes.
La consigna de la campaña "MeToo" es solo el último absurdo. Por supuesto, la mayoría de las mujeres han sido objeto de avances sexuales por parte de los hombres. Está cableado en la naturaleza humana y en la naturaleza de la mayor parte del reino animal, que el macho toma la iniciativa en los encuentros sexuales. La mayoría de las mujeres esperan y quieren que los hombres lo hagan. ¿Recuerdas el viejo dicho: "Los chicos no les hacen jueguitos a las chicas con lentes". Todos entienden que las niñas quieren que los niños hagan jueguitos. Nos da lástima el corazón roto de las niñas a las que nadie saca a bailar.
Pero, ahora, el feminismo decreta que cualquier hombre que tome la iniciativa corre el riesgo de ser acusado del más atroz de todos los crímenes, el "acoso sexual". Incluso si la mujer aceptaba sus avances en ese momento, si más tarde cambia de opinión, él es culpable. Se le presume culpable hasta que se demuestre su inocencia y la palabra de la mujer debe tomarse como verdadera. El hombre que es condenado es expulsado de la escuela, pierde su trabajo y puede encontrar cerrado todo el camino de su carrera, solo por la palabra de una mujer. Por supuesto que los hombres se están enojando.
Hay otra dimensión de las guerras de 4ta Generación y que entra, aquí, en la imagen. Basta que las mujeres se mueven hacia una actividad, para que los hombres pierden interés en ella. Esto ha sido evidente en los deportes durante mucho tiempo. Pero a medida que el feminismo lleva a las mujeres a lugares cada vez más masculinos, los hombres consideran que esos lugares ya no son atractivos. El ejército es un buen ejemplo. De manera absurda, las mujeres ahora están presentes incluso en unidades de combate. Los hombres se han unido tradicionalmente a las fuerzas armadas en parte para demostrar su virilidad. ¿Cómo lo hacen cuando tienen que recibir órdenes de ellas y tienen miedo de las que los rodean, pues no deben mostrar ningún interés sexual, ya que puedan presentar el temido cargo de “acoso sexual” contra ellos? No es sorprendente que a las fuerzas armadas estadounidenses les resulte cada vez más difícil reclutar hombres.
La izquierda está ocupada celebrando el gran número de mujeres elegidas para cargos públicos. Pero un efecto de esto puede ser el de alienar a los hombres lejos del sistema político. Como he señalado muchas veces, las guerras de 4ta Generación son sobre todo guerras por la legitimidad. ¿Una política dominada por mujeres seguirá siendo legítima a los ojos de los hombres? ¿O los jóvenes, en particular, responderán transfiriendo su lealtad de un Estado que se ha convertido en una herramienta de opresión femenina a otra cosa? Dicha transferencia de lealtad primaria se encuentra en el corazón de las guerras de 4ta Generación.
La guerra del feminismo contra los hombres es parte de un impulso más amplio del marxismo cultural llevada al extremo. Busca prohibir cada vez más aspectos de la naturaleza humana. Los hombres deben quedar sometidos a las mujeres, los estadounidenses nativos a los inmigrantes, los blancos a los negros y los heterosexuales a los homosexuales. Esta es la "transculturación” de todos los valores" de Nietzsche, que la Escuela de Frankfurt convirtió en un elemento central del marxismo cultural.
Pero cuando la naturaleza humana es forzada a usar canales falsos, se rebela. Como lo han demostrado las dos últimas elecciones, los norteamericanos nativos se están rebelando contra la inmersión en un mar de inmigrantes y los blancos se están rebelando al elevar su propia conciencia racial. Es probable que pocas rebeliones sean más poderosas que la rebelión de los hombres contra el feminismo, porque pocos aspectos de la naturaleza humana son motivadores más poderosos que el sexo. Puede resultar que la "guerra de género" sea más que una metáfora. Si es así, se necesitará mucho más que el control de armas para evitar que maten los jóvenes enojados.
Traducción: Carlos Pissolito
William Lind
La reciente masacre en un bar de música country en California, nuevamente, plantea una pregunta importante: ¿son esos tiroteos, al menos algunos de ellos, un aspecto de la guerra de la 4ta Generación?
Cuando el asesinato se lleva a cabo en nombre del Islam o por alguna otra causa, la respuesta, obviamente, es que sí. Pero, hasta ahora no conocemos ningún motivo para el tirador de California. Entonces, ¿dónde, si es que en algún lugar, encaja en la guerra de 4ta Generación?
Creo que la respuesta puede ser que éste y otros casos similares son una reacción de los hombres a la guerra contra ellos librada por el feminismo. Cuando las mujeres se enojan seriamente, hablan. Cuando los hombres se enojan seriamente, matan. Y la guerra del feminismo contra los hombres, que se está llevando a extremos cada vez más grandes, está enfureciendo a más y más hombres, especialmente a los jóvenes.
La consigna de la campaña "MeToo" es solo el último absurdo. Por supuesto, la mayoría de las mujeres han sido objeto de avances sexuales por parte de los hombres. Está cableado en la naturaleza humana y en la naturaleza de la mayor parte del reino animal, que el macho toma la iniciativa en los encuentros sexuales. La mayoría de las mujeres esperan y quieren que los hombres lo hagan. ¿Recuerdas el viejo dicho: "Los chicos no les hacen jueguitos a las chicas con lentes". Todos entienden que las niñas quieren que los niños hagan jueguitos. Nos da lástima el corazón roto de las niñas a las que nadie saca a bailar.
Pero, ahora, el feminismo decreta que cualquier hombre que tome la iniciativa corre el riesgo de ser acusado del más atroz de todos los crímenes, el "acoso sexual". Incluso si la mujer aceptaba sus avances en ese momento, si más tarde cambia de opinión, él es culpable. Se le presume culpable hasta que se demuestre su inocencia y la palabra de la mujer debe tomarse como verdadera. El hombre que es condenado es expulsado de la escuela, pierde su trabajo y puede encontrar cerrado todo el camino de su carrera, solo por la palabra de una mujer. Por supuesto que los hombres se están enojando.
Hay otra dimensión de las guerras de 4ta Generación y que entra, aquí, en la imagen. Basta que las mujeres se mueven hacia una actividad, para que los hombres pierden interés en ella. Esto ha sido evidente en los deportes durante mucho tiempo. Pero a medida que el feminismo lleva a las mujeres a lugares cada vez más masculinos, los hombres consideran que esos lugares ya no son atractivos. El ejército es un buen ejemplo. De manera absurda, las mujeres ahora están presentes incluso en unidades de combate. Los hombres se han unido tradicionalmente a las fuerzas armadas en parte para demostrar su virilidad. ¿Cómo lo hacen cuando tienen que recibir órdenes de ellas y tienen miedo de las que los rodean, pues no deben mostrar ningún interés sexual, ya que puedan presentar el temido cargo de “acoso sexual” contra ellos? No es sorprendente que a las fuerzas armadas estadounidenses les resulte cada vez más difícil reclutar hombres.
La izquierda está ocupada celebrando el gran número de mujeres elegidas para cargos públicos. Pero un efecto de esto puede ser el de alienar a los hombres lejos del sistema político. Como he señalado muchas veces, las guerras de 4ta Generación son sobre todo guerras por la legitimidad. ¿Una política dominada por mujeres seguirá siendo legítima a los ojos de los hombres? ¿O los jóvenes, en particular, responderán transfiriendo su lealtad de un Estado que se ha convertido en una herramienta de opresión femenina a otra cosa? Dicha transferencia de lealtad primaria se encuentra en el corazón de las guerras de 4ta Generación.
La guerra del feminismo contra los hombres es parte de un impulso más amplio del marxismo cultural llevada al extremo. Busca prohibir cada vez más aspectos de la naturaleza humana. Los hombres deben quedar sometidos a las mujeres, los estadounidenses nativos a los inmigrantes, los blancos a los negros y los heterosexuales a los homosexuales. Esta es la "transculturación” de todos los valores" de Nietzsche, que la Escuela de Frankfurt convirtió en un elemento central del marxismo cultural.
Pero cuando la naturaleza humana es forzada a usar canales falsos, se rebela. Como lo han demostrado las dos últimas elecciones, los norteamericanos nativos se están rebelando contra la inmersión en un mar de inmigrantes y los blancos se están rebelando al elevar su propia conciencia racial. Es probable que pocas rebeliones sean más poderosas que la rebelión de los hombres contra el feminismo, porque pocos aspectos de la naturaleza humana son motivadores más poderosos que el sexo. Puede resultar que la "guerra de género" sea más que una metáfora. Si es así, se necesitará mucho más que el control de armas para evitar que maten los jóvenes enojados.
Traducción: Carlos Pissolito
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