por Carlos Pissolito
Hace unos 70 años, el inglés Halford Mackinder, padre de la Geopolítica, escribía aquello de que: "Quien gobierna el Este de Europa manda el Núcleo; Quien gobierna el Núcleo, manda la Periferia; Quien gobierna la Periferia, manda el Mundo".
Graficación del concepto geopolítico de H. Mackinder. |
Claro, él sabía de, al menos, dos intentos modernos por lograr el control de esta zona. El de Napoleón y el de Hitler. Ambos fracasados. No tuvo tiempo, Mackinder de ver cómo ese sector que él denominaba “el Núcleo” se organizaba a sí mismo con la pretensión de conquistar a su periferia.
Ese espacio, hoy, no es otro que Eurasia. Y cuenta con el impulso principal de China y de Rusia. Un espacio que se extiende desde el Mar de China, pasando por los Urales, a la Rusia europea y que busca proyectarse hacia, principalmente, al corazón mismo de Europa. Como lo hizo siglos atrás con el mítico Camino de la Seda.
También, lo guía la búsqueda de las denominadas “aguas cálidas”. Las del Océano Pacífico con su collar de islas que llegan, por el este, hasta Oceanía (con Australia incluida). Y las del Océano Índico que lo rodean a la India, pasan por Pakistán e Irán y llegan al Golfo Pérsico. Sin olvidar, por supuesto, al viejo Mar Mediterráneo y sus puertas de acceso hacia el África Sahariana y Subsahariana.
Lejos como estamos, los sudamericanos, no quedamos a salvo de estas ambiciones. Ya que China carece de autoabastecimiento alimentario y necesita de nuestra soja y pesquerías para alimentar a su inmensa población.
Y como se esto fuera poco, hay que sumarle los espacios virtuales del ciberespacio y los del espacio exterior. Las nuevas fronteras en las que se dirimirán supremacías comerciales, tecnológicas y militares.
Sucederá pronto muy pronto. Será mejor estar preparados.
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