COMENTARIO: Como lo venimos sosteniendo, la creciente pérdida de poder (tanto real como intangible) por parte del Reino Unido de la Gran Bretaña, no debería ser pasada por alto por los decisores políticos argentinos. Y ser aprovechada para avanzar en la recuperación de la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas.
Beatrice Heuser *
Donald Trump y Boris Johnson, respectivamente, al mando de los EEUU y del Reino Unido, invitan a una caricatura: dos promotoras rubias conmocionadas que se alían contra la UE y que se comprometen a revivir un cerrado nacionalismo egoísta. Aquí es donde terminan las similitudes: uno es un hombre de negocios estadounidense que apenas puede juntar oraciones de más de seis palabras, el otro es un periodista del establishment inglés convertido en un cómico político con un don para la retórica y para las metáforas coloridas. ¿A dónde llevarán a las relaciones entre sus países? Si el pasado es una guía para el futuro, lo es de dos maneras: primero, para enfatizar que todo es fluido y con cambios y, en segundo lugar, si hubo razones por las cuales surgieron ciertas configuraciones en el pasado: si desaparecen las razones, estas configuraciones deberían desaparecer, también.
Primero, entonces, recordemos que el Reino Unido fue el primer enemigo del Estado de los Estados Unidos. (1) Además, los ingleses, la nación líder dentro de ese Reino, fueron los opresores de cuya pobre gobernanza, generaciones de irlandeses, de escoceses y de galeses huyeron a América. Hasta el día de hoy, a los villanos en las películas de Hollywood se los identifica con el acento inglés de clase alta.
En segundo lugar, cuando el Reino Unido avanzó gradualmente para convertirse en el socio tácito de los Estados Unidos para mantener el mundo en orden y más tarde en el aliado de los Estados Unidos (en algunos aspectos, su aliado más cercano), hubo razones. La Doctrina del presidente de los Estados Unidos, Monroe, proclamó que el Hemisferio occidental (América) era la chasse gardée (2) de Estados Unidos, que solo funcionaba si alguien más mantenía al Hemisferio oriental (todo lo demás) en un mínimo de orden. Esto presuponía un poder que pudiera hacerlo y que los británicos lograron hacer, con mucho engaño, en su imperio mundial. Esa condición para la asociación ha desaparecido.
Luego, los Estados Unidos se convirtió en el aliado de la Gran Bretaña en dos guerras mundiales sucesivas porque la Gran Bretaña (en parte junto con Francia) era una gran potencia con colonias en todo el mundo. Hoy, ambos poderes están desprovistos de todas las islas importantes, excepto de las últimas de sus imperios, como fantasmas persistentes, el del Commonwealth y el de la Francofonía, ambos, más clubes culturales que alianzas reales. De hecho, incluso en la Segunda Guerra Mundial, las colonias de Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, se vieron obligadas a recurrir a los Estados Unidos para obtener apoyo para su defensa y desde, entonces, han dependido de Washington, no de Londres (una relación consagrada en el Tratado ANZUS de 1951). (3) En las dos guerras mundiales, fue Gran Bretaña, no Francia), el principal defensor de Europa occidental hasta que los soldados desembarcaron en Europa. Hoy, las fuerzas británicas, después de un largo tiempo. se están retirando de su despliegue en Alemania (el Ejército Británico del Rin) y han sido reducidas hasta el punto sugerido por su propia desesperación militar por lo que consideran un esfuerzo exagerado. Además, el Reino Unido está a punto de retirarse de sus compromisos de defensa incondicionales y generales del Tratado de Lisboa, mientras que los compromisos del Artículo 5 de la OTAN dejan completamente abierto a cada miembro lo que decide hacer en caso de un ataque contra otro miembro de la alianza: protestar en voz alta... o lanzar toda su fuerza nuclear contra el agresor.
En las dos guerras mundiales y por mucho tiempo después, la Gran Bretaña fue el "portaaviones insumergible" de los Estados Unidos, la base segura desde la cual los aviones estadounidenses y, posteriormente, los misiles podrían volar en misiones sobre Europa. El alcance extendido de los aviones y el desarrollo de misiles intercontinentales y de misiles balísticos y de crucero lanzados por aire y mar han deprimido, durante este tiempo, el valor de la Gran Bretaña en este aspecto. Los teatros potenciales de las operaciones de los EEUU se han trasladado al Este y si, realmente, se necesitan bases para operaciones frecuentes de corto alcance, la Gran Bretaña está demasiado lejos de donde sucede todo.
Desde la fecha de su entrada en las Comunidades Económicas Europeas (más tarde renombrada UE), el Reino Unido fue útil para los Estados Unidos como defensor de un punto de vista estadounidense y el freno clave para el desarrollo de una organización de defensa europea independiente de la OTAN. Con el Reino Unido fuera de la UE, ya no puede detener las iniciativas europeas. La advertencia francesa de que Europa debe protegerse contra un retiro de los norteamericanos, ahora, se puede escuchar con más fuerza. Y para lo que hay, por supuesto, una razón adicional: no solo el silenciamiento de las iniciativas europeas, sino los ruidos alarmantes que salen de los Estados Unidos.
Entonces, así como la Gran Bretaña está perdiendo el último de sus activos y que una vez la hizo tan valioso para los EEUU. El presidente Trump está señalando que el compromiso de los Estados Unidos con la OTAN podría no ser eterno. Donde, desde 1949 la Gran Bretaña y Francia, simplemente, proporcionaron complementos útiles al garante estadounidense de la seguridad de Europa occidental, a la luz de una reducción gradual de las fuerzas estadounidenses en Europa desde la década de 1990, la importancia de las dos potencias militares y nucleares más grandes de Europa, Gran Bretaña y Francia, se vuelve más grande que nunca. Sin embargo, es justo que en este momento, en el que la Gran Bretaña se está preparando para retirarse de la UE, en lugar de enviar su portaaviones al Mar del Sur de China para mostrar solidaridad con un poder saliente. (4) Con un portaaviones que no tiene aviones, ya que ha sustituido a los suyos por aviones de combate estadounidenses, pero que aún no han salido de la línea de montaje.
En resumen, desde que la enemistad absoluta entre la Gran Bretaña y los EEUU cesó a principios del siglo XIX, la Gran Bretaña nunca ha tenido un valor tan limitado para los EEUU como hoy, cuando los principales defensores del Brexit, secretamente, quieren convertir a su país en algo así como el estado 51 de los Estados Unidos, con mayores reducciones en los beneficios sociales y en la seguridad social, con contratos de trabajo súper flexibles y de bajo costo, sin licencia por enfermedad o con vacaciones pagas. Lástima que no puedan arrastrar a la Gran Bretaña a través del Atlántico. Además, los empresarios que respaldan al Brexit quieren transformar a un país mediano, con sus 67 millones de habitantes y con un PIB promedio per cápita de poco menos de 40.000 euros en un centro financiero comparable a la ciudad-estado de Singapur con solo unos 6 millones de ciudadanos y un PIB per cápita promedio de más de 91.000 euros. Lo que presupone que: (a) los trabajadores del acero , los fabricantes de automóviles y los mineros desempleados del Reino Unido pueden convertirse en banqueros y en corredores de seguros, y (b) que el mundo necesita de miles de millones de banqueros y de corredores de seguros más.
Para los Estados Unidos, esto significaría una competencia con Wall Street, no necesariamente algo que se celebraría en las Trump Towers. Mientras que en el siglo XIX, el secretario de Asuntos Exteriores británico, Lord Palmerston, proclamó que la Gran Bretaña no tenía amigos permanentes sino sólo intereses permanentes, los diplomáticos y militares británicos desde la Segunda Guerra Mundial creían que la Gran Bretaña no tiene otros intereses permanentes más que mantener a los Estados Unidos como aliado permanente y que se debe hacer casi cualquier sacrificio para mantener viva esta "relación especial". Queda por ver si el apoyo instintivo de Trump a los Brexiteers sobrevivirá a la comprensión de que en las relaciones entre los estados nacionalistas, no hay aliados, solo competidores.
* La profesora Beatrice Heuser es historiadora y politóloga cuyas publicaciones incluyen muchos trabajos sobre estrategia. Actualmente ocupa la cátedra de Relaciones Internacionales en la Universidad de Glasgow.
Traducción y notas: Carlos Pissolito
Notas:
(1) La guerra anglo-estadounidense de 1812 fue un conflicto que enfrentó a los Estados Unidos contra el Reino Unido y sus colonias canadienses que se desarrolló entre 1812 y 1815. (N.T).
(2) En francés en el original puede asimilarse al concepto de “patio trasero”. (N.T).
(3) El ANZUS es una alianza militar conformada entre los EEUU, Australia y Nueva Zelanda y que, a su vez, tiene un pacto de unidad con el Reino Unido que tiene por objeto garantizar la seguridad en el Pacífico Sur. (N.T).
(4) Se refiere al portaaviones HMS “Queen Elizabeth”. Se prevé que esté, completamente, operativo en el 2023 cuando reciba la totalidad de los aviones de origen norteamericano F-35 C Lightning II. (N.T).
Beatrice Heuser *
Donald Trump y Boris Johnson, respectivamente, al mando de los EEUU y del Reino Unido, invitan a una caricatura: dos promotoras rubias conmocionadas que se alían contra la UE y que se comprometen a revivir un cerrado nacionalismo egoísta. Aquí es donde terminan las similitudes: uno es un hombre de negocios estadounidense que apenas puede juntar oraciones de más de seis palabras, el otro es un periodista del establishment inglés convertido en un cómico político con un don para la retórica y para las metáforas coloridas. ¿A dónde llevarán a las relaciones entre sus países? Si el pasado es una guía para el futuro, lo es de dos maneras: primero, para enfatizar que todo es fluido y con cambios y, en segundo lugar, si hubo razones por las cuales surgieron ciertas configuraciones en el pasado: si desaparecen las razones, estas configuraciones deberían desaparecer, también.
Primero, entonces, recordemos que el Reino Unido fue el primer enemigo del Estado de los Estados Unidos. (1) Además, los ingleses, la nación líder dentro de ese Reino, fueron los opresores de cuya pobre gobernanza, generaciones de irlandeses, de escoceses y de galeses huyeron a América. Hasta el día de hoy, a los villanos en las películas de Hollywood se los identifica con el acento inglés de clase alta.
En segundo lugar, cuando el Reino Unido avanzó gradualmente para convertirse en el socio tácito de los Estados Unidos para mantener el mundo en orden y más tarde en el aliado de los Estados Unidos (en algunos aspectos, su aliado más cercano), hubo razones. La Doctrina del presidente de los Estados Unidos, Monroe, proclamó que el Hemisferio occidental (América) era la chasse gardée (2) de Estados Unidos, que solo funcionaba si alguien más mantenía al Hemisferio oriental (todo lo demás) en un mínimo de orden. Esto presuponía un poder que pudiera hacerlo y que los británicos lograron hacer, con mucho engaño, en su imperio mundial. Esa condición para la asociación ha desaparecido.
Luego, los Estados Unidos se convirtió en el aliado de la Gran Bretaña en dos guerras mundiales sucesivas porque la Gran Bretaña (en parte junto con Francia) era una gran potencia con colonias en todo el mundo. Hoy, ambos poderes están desprovistos de todas las islas importantes, excepto de las últimas de sus imperios, como fantasmas persistentes, el del Commonwealth y el de la Francofonía, ambos, más clubes culturales que alianzas reales. De hecho, incluso en la Segunda Guerra Mundial, las colonias de Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, se vieron obligadas a recurrir a los Estados Unidos para obtener apoyo para su defensa y desde, entonces, han dependido de Washington, no de Londres (una relación consagrada en el Tratado ANZUS de 1951). (3) En las dos guerras mundiales, fue Gran Bretaña, no Francia), el principal defensor de Europa occidental hasta que los soldados desembarcaron en Europa. Hoy, las fuerzas británicas, después de un largo tiempo. se están retirando de su despliegue en Alemania (el Ejército Británico del Rin) y han sido reducidas hasta el punto sugerido por su propia desesperación militar por lo que consideran un esfuerzo exagerado. Además, el Reino Unido está a punto de retirarse de sus compromisos de defensa incondicionales y generales del Tratado de Lisboa, mientras que los compromisos del Artículo 5 de la OTAN dejan completamente abierto a cada miembro lo que decide hacer en caso de un ataque contra otro miembro de la alianza: protestar en voz alta... o lanzar toda su fuerza nuclear contra el agresor.
En las dos guerras mundiales y por mucho tiempo después, la Gran Bretaña fue el "portaaviones insumergible" de los Estados Unidos, la base segura desde la cual los aviones estadounidenses y, posteriormente, los misiles podrían volar en misiones sobre Europa. El alcance extendido de los aviones y el desarrollo de misiles intercontinentales y de misiles balísticos y de crucero lanzados por aire y mar han deprimido, durante este tiempo, el valor de la Gran Bretaña en este aspecto. Los teatros potenciales de las operaciones de los EEUU se han trasladado al Este y si, realmente, se necesitan bases para operaciones frecuentes de corto alcance, la Gran Bretaña está demasiado lejos de donde sucede todo.
Desde la fecha de su entrada en las Comunidades Económicas Europeas (más tarde renombrada UE), el Reino Unido fue útil para los Estados Unidos como defensor de un punto de vista estadounidense y el freno clave para el desarrollo de una organización de defensa europea independiente de la OTAN. Con el Reino Unido fuera de la UE, ya no puede detener las iniciativas europeas. La advertencia francesa de que Europa debe protegerse contra un retiro de los norteamericanos, ahora, se puede escuchar con más fuerza. Y para lo que hay, por supuesto, una razón adicional: no solo el silenciamiento de las iniciativas europeas, sino los ruidos alarmantes que salen de los Estados Unidos.
Entonces, así como la Gran Bretaña está perdiendo el último de sus activos y que una vez la hizo tan valioso para los EEUU. El presidente Trump está señalando que el compromiso de los Estados Unidos con la OTAN podría no ser eterno. Donde, desde 1949 la Gran Bretaña y Francia, simplemente, proporcionaron complementos útiles al garante estadounidense de la seguridad de Europa occidental, a la luz de una reducción gradual de las fuerzas estadounidenses en Europa desde la década de 1990, la importancia de las dos potencias militares y nucleares más grandes de Europa, Gran Bretaña y Francia, se vuelve más grande que nunca. Sin embargo, es justo que en este momento, en el que la Gran Bretaña se está preparando para retirarse de la UE, en lugar de enviar su portaaviones al Mar del Sur de China para mostrar solidaridad con un poder saliente. (4) Con un portaaviones que no tiene aviones, ya que ha sustituido a los suyos por aviones de combate estadounidenses, pero que aún no han salido de la línea de montaje.
En resumen, desde que la enemistad absoluta entre la Gran Bretaña y los EEUU cesó a principios del siglo XIX, la Gran Bretaña nunca ha tenido un valor tan limitado para los EEUU como hoy, cuando los principales defensores del Brexit, secretamente, quieren convertir a su país en algo así como el estado 51 de los Estados Unidos, con mayores reducciones en los beneficios sociales y en la seguridad social, con contratos de trabajo súper flexibles y de bajo costo, sin licencia por enfermedad o con vacaciones pagas. Lástima que no puedan arrastrar a la Gran Bretaña a través del Atlántico. Además, los empresarios que respaldan al Brexit quieren transformar a un país mediano, con sus 67 millones de habitantes y con un PIB promedio per cápita de poco menos de 40.000 euros en un centro financiero comparable a la ciudad-estado de Singapur con solo unos 6 millones de ciudadanos y un PIB per cápita promedio de más de 91.000 euros. Lo que presupone que: (a) los trabajadores del acero , los fabricantes de automóviles y los mineros desempleados del Reino Unido pueden convertirse en banqueros y en corredores de seguros, y (b) que el mundo necesita de miles de millones de banqueros y de corredores de seguros más.
Para los Estados Unidos, esto significaría una competencia con Wall Street, no necesariamente algo que se celebraría en las Trump Towers. Mientras que en el siglo XIX, el secretario de Asuntos Exteriores británico, Lord Palmerston, proclamó que la Gran Bretaña no tenía amigos permanentes sino sólo intereses permanentes, los diplomáticos y militares británicos desde la Segunda Guerra Mundial creían que la Gran Bretaña no tiene otros intereses permanentes más que mantener a los Estados Unidos como aliado permanente y que se debe hacer casi cualquier sacrificio para mantener viva esta "relación especial". Queda por ver si el apoyo instintivo de Trump a los Brexiteers sobrevivirá a la comprensión de que en las relaciones entre los estados nacionalistas, no hay aliados, solo competidores.
* La profesora Beatrice Heuser es historiadora y politóloga cuyas publicaciones incluyen muchos trabajos sobre estrategia. Actualmente ocupa la cátedra de Relaciones Internacionales en la Universidad de Glasgow.
Traducción y notas: Carlos Pissolito
Notas:
(1) La guerra anglo-estadounidense de 1812 fue un conflicto que enfrentó a los Estados Unidos contra el Reino Unido y sus colonias canadienses que se desarrolló entre 1812 y 1815. (N.T).
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