por Jose Ignacio Moyano (*) - Especial para Espacio Estratégico
Se desconocen los hilos que coordinaron el encuentro, pero en política internacional, cada acto está calculado en el tablero. Milei asume su presidencia en una situación de emergencia económica donde los plazos para pagar vencimientos externos corren con prisa cualquier intento de estabilización.
La retórica de achicamiento del Estado, las exigencias del FMI y lo que pareciera ser una política exterior alineada con “países libres”, confluyeron en el abrazo con el hombre de Kiev, que preside en una guerra con la oposición del acalde Klitschko, del General Zaluzhny y con los paquetes financieros del senado norteamericano suspendidos. Sobre dos países endeudados se agudiza la presión internacional de los acreedores, y el abrazo Milei-Zelenski materializa en acto lo que pareciera ser la exposición pública de dos productos rematados en subasta.
El primer gesto del gobierno argentino con el ucraniano es la predisposición a donar dos helicópteros rusos MI-17 que la Fuerza Aérea Argentina adquirió para llevar adelante tareas logísticas en la Antártida. La ausencia de repuestos para tales aparatos, en una institución militar que, según sus oficiales “tiene todo el sistema de repuestos adaptados al Chinook y al Bell americanos, no para aparatos rusos”, obliga a mantenerlos en desuso y a “encenderlos una vez al mes para mantenimiento”. Recortar el gasto, aliarse con un país sostenido por la OTAN, y deshacerse de sistemas ociosos por falta de repuestos decantó en un gesto que, aunque todavía no se materializa, rompe la neutralidad argentina en el conflicto europeo.
Zelenski, que recorre el mundo mientras las puertas de la política van cerrándosele, viene de un país que, según expertos militares, ha dejado de existir como se lo conocía debido a la guerra, por un lado, y a la desregulación del mercado de tierras, que abrió la venta del suelo productivo ucraniano a fondos de inversión. Su gobierno, altamente endeudado, fue presionado a vender patrimonio público como mecanismo para mantener asistencia financiera. Ucrania hoy es un territorio privado donde la producción alimentaria está en manos trasnacionales por tales maniobras.
La llegada de Zelenski a la Argentina, un país fuertemente tensionado por los vencimientos de su deuda externa y cuyo presidente electo ha incluido en su primer decreto la derogación de la Ley de Tierras, desregulando la venta de tierra pública a extranjeros, marca una inquietante alarma en la política nacional. ¿Acaso no serán los helicópteros, una ofrenda entre dos cuerpos sacrificados en el altar de la deuda? ¿No serán las tierras públicas de Argentina las nuevas garantías de pago a cambio de asistencia financiera, como ocurrió en Ucrania?
La visita del premier ucraniano, el nuevo amigo del oficialismo, podría ser un viaje que, según analistas, anuncia similitudes en materia territorial y soberana para Argentina. Ucrania y su patrimonio nacional se privatizaron sobre ruinas por presión internacional. El abrazo de Buenos Aires pareciera ser así, un meta mensaje, si las casualidades no existiesen.
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