por Carlos Pissolito
Piotr Stachiewicz (1858–1938), “Los Tres Reyes Magos”. |
Los magos han existido siempre. Y no son los padres. Quiso la tradición cristiana fueran ellos los primeros en homenajear a Jesucristo, como hombre, como rey y como Dios.
Los antiguos siempre les han elevado a ellos sus respectivas listas de regalos.
Aquí va la mía.
Por sobre todo, que la República Argentina, mi Patria, vuelva encontrar la senda que le marcaron sus Padres Fundadores. Especialmente, el ideal sanmartiniano de la excelencia de ser lo que debemos ser y no otra cosa.
Para ello, también, pido:
1. Que nuestros diplomáticos superen el mero marco de las convenciones protocolares que bien conocen y apliquen su profesionalismo para armar una red de países aliados y de socios, especialmente, en nuestra región.
2. Que nuestros economistas dejen de lado las recetas fracasadas del pasado y vuelvan a los senderos de la producción, la industrialización y la explotación de nuestros recursos naturales que nos guiaron por la senda del progreso en el pasado.
3. Que nuestros maestros, educadores -en general- y periodistas, regresen al canon de nuestra cultura ancestral. Una basada en los trascendentales del Ser. A saber: lo bueno, lo verdadero y lo bello.
4. Que nuestros científicos apliquen su conocida creatividad a la investigación y resolución de problemas concretos que hagan más fácil la vida de todos los argentinos.
5. Que nuestros trabajadores puedan prosperar y no se perciban como las mulas en la noria de un esfuerzo que solo les permite sobrevivir.
6. Que nuestras fuerzas armadas recuperen el orgullo de tener impuesta una misión trascendente y las dejen adiestrarse y equiparse para poder cumplirla. Por su parte ellas, deberán seguir estudiando las enseñanzas de los conflictos de hoy y se preparen para las del futuro y que dejen de añorar y prepararse para formas de guerra ya superadas.
7. Que nuestros amigos vuelvan a respetarnos y nuestros enemigos a temernos.
Que así sea.
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