¿Qué
es el Marxismo cultural?
Por
William Lind
El Marxismo cultural es una rama del Marxismo occidental, diferente del Marxismo-Leninismo de la vieja Unión Soviética. Se lo conoce comúnmente como “Multiculturalismo” o, menos formalmente, como lo “políticamente correcto”. Desde sus inicios, los impulsores del Marxismo cultural sabían que podían llegar a ser más efectivos si disimulaban el origen marxista de sus ideas, de allí el uso del término “Multiculturalismo”.
El Marxismo cultural no comenzó en 1960 sino en 1919, inmediatamente después de la 1GM. La teoría marxista había pronosticado que ante el evento de una gran guerra europea, la clase trabajadora se sublevaría contra el Capitalismo y crearía el Comunismo. Pero cuando llegó la guerra en 1914, esto no sucedió. Cuando finalmente pasó en Rusia en 1917, los trabajadores en otros países europeos no los siguieron. ¿Qué había salido mal?
Independientemente, dos teóricos marxistas, Antonio Gransci en Italia y Georg Lukacs en Hungría, llegaron a la misma respuesta. La cultura occidental y la religión cristiana habían enceguecido a la clase trabajadora con sus verdades, de tal modo que los intereses marxistas de clase eran imposibles de alcanzar en Occidente hasta que ambas estuvieran destruidas. En 1919, Lukacs se pregunto: “¿Quien nos salvará de la civilización occidental? El mismo año, cuando se convirtió en comisario de cultura del gobierno bolchevique de corta vida de Bela Kun en Hungría. Uno de los primeros actos de Lukacs fue el introducir la educación sexual en las escuelas públicas. El sabía que si podía destruir los valores tradicionales occidentales sobre el sexo, habría dado un gran paso para la destrucción de la cultura occidental.
En 1923, inspirado parcialmente por Lukacs, un grupo de marxistas alemanes establecieron un grupo de pensamiento en Frankfurt, Alemania denominado el “Instituto de Investigación Social”. Este fue conocido simplemente como la Escuela de Frankfurt, la que se convertiría en la impulsora del Marxismo cultural.
Para poder traducir al Marxismo económico en términos culturales, los miembros de la Escuela de Frankfurt (Max Horkheimer, Theodor Adorno, Wilhelm Reich, Eric Fromm y Herbert Marcuse, solo para mencionar a los más importantes) había que contradecir a Marx en varios puntos. Argumentaron que la cultura era no solo una parte de lo que Marx llamaba como la “superestructura” de la sociedad, sino una variable independiente muy importante. También, dijeron que la clase trabajadora no lideraría la revolución marxista, porque se había transformado en parte de la clase media, el odiado burgués. ¿Quién lo haría? En 1950, Marcuse respondió la pregunta: una coalición de negros, estudiantes, feministas y homosexuales.
Desgraciadamente para los EE.UU. cuando Hitler llegó al poder en Alemania en 1933, la Escuela de Frankfurt voló, y se restableció en la ciudad de Nueva York. Allí, cambió su foco de destruir la cultural tradicional occidental alemana a destruir la norteamericana. Para hacerlo, inventó la “Teoría Crítica”. ¿Qué es esta teoría? Una crítica para cada institución tradicional; empezando por la familia, en forma brutal y constante, en orden a destruirla. Escribieron una serie de “estudios del prejuicio”, que decían que cualquiera que creyera en la cultura occidental tenía prejuicios; ya sea de “racista”, de “sexista” o de “fascista” y uno estaba mentalmente enfermo.
Aun más importante, la Escuela de Frankfurt cruzó a Marx con Freud, tomando de la psicología las técnicas de condicionamiento. Hoy, cuando el Marxismo cultural quiere hacer algo, como “normalizar” la homosexualidad, no argumenta el punto filosóficamente. Solo se concentran en pasar shows televisivos en los cuales la homosexualidad es presentada como normal (la gente de la Escuela de Frankfurt pasó muchos años en Hollywood).
Después del fin de la 2GM, la mayoría de los integrantes de la Escuela de Frankfurt volvieron a Alemania, pero Herbert Marcuse se quedó en los EE.UU. Tomó los trabajos muy teóricos de uno de los miembros de la escuela y los adaptó de forma que los estudiantes universitarios pudieran leerlos y entenderlos. En su libro “Eros y Civilización”, argumentó que liberar al sexo de cualquier atadura, elevaría el principio del placer sobre el de realidad y crearía una sociedad sin trabajo, solo hecha para divertirse (en palabras del propio Marcuse: “Haz el amor, no la guerra”). Marcuse, también, inventó lo que denominó la “tolerancia liberadora”, a la que definió como la tolerancia para con todas las ideas de la Izquierda y la intolerancia para con todas la provenientes de la Derecha. En los 60, Marcuse se transformó en el “gurú” de la Nueva Izquierda, y había inyectado el Marxismo cultural de la Escuela de Frankfurt a la generación del “baby boom”, hasta un punto que es hoy la ideología oficial de los EE.UU.
El “Próximo Conservadorismo” debe desenmascarar al multiculturalismo y a lo políticamente correcto y decirle a los norteamericanos lo que realmente es: Marxismo cultural. Sus objetivos fueron establecidos por Lukacs y Gramsci en 1919: destruir la cultura occidental y la religión cristiana. Ya ha dado grandes pasos en pos de ese objetivo. Pero si el norteamericano medio descubre que lo “políticamente correcto” no es más que una forma de Marxismo, diferente del de la Unión Soviética, pero Marxismo, estará en problemas. El “Próximo Conservadorismo” necesita dar a conocer al hombre detrás de la cortina, quien no es otro que el viejo Marx.
Traducción: C.P.
1 comentario:
Para mí son como “parientes” de los idiotas útiles.
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