http://www.clarin.com/opinion/emergentes-tipos-crecimiento_0_993500717.html
En los emergentes, hay dos tipos de crecimiento.
Por Jorge Castro
La irrupción de China/Asia en el mercado mundial significó la virtual inversión de los términos globales de intercambio, con una caída sistemática de los precios de los productos industriales (en especial de alta tecnología) y un aumento a niveles récord de los precios de las materias primas, que alcanzaron en 2008/2009 el escalón más elevado de la historia del capitalismo, todos ellos al mismo tiempo (granarios, metalíferos, energéticos).
Para Brasil, y en general América del Sur, los términos de intercambio aumentaron 40% entre 2003 y 2011, arrastrados por el precio récord de la soja y el mineral de hierro, sus principales exportaciones.
En este período, los precios en dólares de las exportaciones brasileñas de commodities aumentaron 222%, mientras que sus costos de producción se elevaron por encima de los niveles de EE.UU., y el real se apreció más de 60% (fue la moneda emergente que más se valorizó en el período más breve). En esta etapa, el producto nominal de Brasil creció 348%.
Falta agregar que solo 11% de ese crecimiento de excepción correspondió a la expansión de la producción real, guiada por el incremento de la productividad, mientras que el saldo (89%) se debió exclusivamente al precio récord de los commodities en el mercado mundial.
El producto nominal chino creció menos que el brasileño entre 2003 y 2011 (346% vs 348%) pero su expansión real -ampliación de la frontera productiva- fue tres veces mayor (33% vs 11%); y esto ocurrió a pesar de que sus términos de intercambio disminuyeron 26%, debido a la caída del precio de sus exportaciones manufactureras y el aumento correlativo del costo de sus importaciones de materias primas . Los términos de intercambio de China en la última década han sido negativos.
Lo decisivo en la acumulación capitalista no es lo que sucede con el precio de los productos en el mercado internacional, o con la magnitud que adquiera su comercio global.
Lo fundamental es lo que ocurre con la producción real, la forma en que el sistema al reproducirse se amplía, lo que depende del nivel que alcance en forma sostenida el crecimiento de la productividad de todos los factores.
El capitalismo es el “modo capitalista de producción”, no un sistema de economía de mercado. Lo que interesa no es cuánto creció un país en términos nominales, sino cómo lo hizo. La clave es la expansión del producto real, adelantado por la punta de lanza de la reproducción ampliada, que es el incremento de la productividad.
La productividad del sector industrial chino aumentó 6% anual entre 2003 y 2011; en Brasil se incrementó 1,5% por año, y cayó a 1% anual a partir de 2008. En Brasil/América del Sur en los últimos 10 años ha habido crecimiento pero no desarrollo.
El potencial de convergencia estructural de los países sudamericanos con lo más avanzado del sistema (EE.UU.) se mantiene intacto, y en realidad ha aumentado, porque se establece según la medida del retraso, que prácticamente se ha duplicado.
Los países emergentes que crecen a través de la expansión real de su economía, producen bienes cada vez más complejos y tecnológicamente sofisticados, que diversifican su potencial exportador y transforman en competitivas sus ventajas comparativas al especializarlas.
Este punto de inflexión se alcanza a través de la integración de la actividad industrial/manufacturera en las cadenas globales de producción, ejercidas por las empresas transnacionales, y que constituyen el núcleo del capitalismo en el siglo XXI, que es la internacionalización productiva.
La cuestión para Brasil/América del Sur es cómo pasar del crecimiento nominal fundado en la mejora de los términos de intercambio a la expansión real, que solo puede surgir al desatarse el potencial no utilizado de productividad.
La crisis para los países sudamericanos es una extraordinaria simplificadora de opciones.
Para Brasil, y en general América del Sur, los términos de intercambio aumentaron 40% entre 2003 y 2011, arrastrados por el precio récord de la soja y el mineral de hierro, sus principales exportaciones.
En este período, los precios en dólares de las exportaciones brasileñas de commodities aumentaron 222%, mientras que sus costos de producción se elevaron por encima de los niveles de EE.UU., y el real se apreció más de 60% (fue la moneda emergente que más se valorizó en el período más breve). En esta etapa, el producto nominal de Brasil creció 348%.
Falta agregar que solo 11% de ese crecimiento de excepción correspondió a la expansión de la producción real, guiada por el incremento de la productividad, mientras que el saldo (89%) se debió exclusivamente al precio récord de los commodities en el mercado mundial.
El producto nominal chino creció menos que el brasileño entre 2003 y 2011 (346% vs 348%) pero su expansión real -ampliación de la frontera productiva- fue tres veces mayor (33% vs 11%); y esto ocurrió a pesar de que sus términos de intercambio disminuyeron 26%, debido a la caída del precio de sus exportaciones manufactureras y el aumento correlativo del costo de sus importaciones de materias primas . Los términos de intercambio de China en la última década han sido negativos.
Lo decisivo en la acumulación capitalista no es lo que sucede con el precio de los productos en el mercado internacional, o con la magnitud que adquiera su comercio global.
Lo fundamental es lo que ocurre con la producción real, la forma en que el sistema al reproducirse se amplía, lo que depende del nivel que alcance en forma sostenida el crecimiento de la productividad de todos los factores.
El capitalismo es el “modo capitalista de producción”, no un sistema de economía de mercado. Lo que interesa no es cuánto creció un país en términos nominales, sino cómo lo hizo. La clave es la expansión del producto real, adelantado por la punta de lanza de la reproducción ampliada, que es el incremento de la productividad.
La productividad del sector industrial chino aumentó 6% anual entre 2003 y 2011; en Brasil se incrementó 1,5% por año, y cayó a 1% anual a partir de 2008. En Brasil/América del Sur en los últimos 10 años ha habido crecimiento pero no desarrollo.
El potencial de convergencia estructural de los países sudamericanos con lo más avanzado del sistema (EE.UU.) se mantiene intacto, y en realidad ha aumentado, porque se establece según la medida del retraso, que prácticamente se ha duplicado.
Los países emergentes que crecen a través de la expansión real de su economía, producen bienes cada vez más complejos y tecnológicamente sofisticados, que diversifican su potencial exportador y transforman en competitivas sus ventajas comparativas al especializarlas.
Este punto de inflexión se alcanza a través de la integración de la actividad industrial/manufacturera en las cadenas globales de producción, ejercidas por las empresas transnacionales, y que constituyen el núcleo del capitalismo en el siglo XXI, que es la internacionalización productiva.
La cuestión para Brasil/América del Sur es cómo pasar del crecimiento nominal fundado en la mejora de los términos de intercambio a la expansión real, que solo puede surgir al desatarse el potencial no utilizado de productividad.
La crisis para los países sudamericanos es una extraordinaria simplificadora de opciones.
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