Equipo de respuesta del Imperial College COVID-19 - Gran Bretaña.
Impacto de las intervenciones no farmacéuticas (NPI) para reducir la mortalidad por COVID19 y la demanda de atención médica.
Instituto Abdul Latif Jameel de Análisis de Enfermedades y Emergencias, Colegio Imperial de Londres.
Contacto: neil.ferguson@imperial.ac.uk
Fuente: https://www.imperial.ac.uk/media/imperial-college/medicine/sph/ide/gida-fellowships/Imperial-College-COVID19-NPI-modelling-16-03-2020.pdf
El impacto global de COVID-19 ha sido profundo, y la amenaza para la salud pública que representa es la más grave que se ha visto en un virus respiratorio desde la pandemia de influenza H1N1 de 1918. Aquí presentamos el Resultados del modelo epidemiológico que se ha informado para la formulación de políticas en el Reino Unido y otros países.en semanas recientes. En ausencia de una vacuna COVID-19, evaluamos el papel potencial de una serie demedidas de salud pública, llamadas intervenciones no farmacéuticas (NPI), destinadas a reducir tasas de contacto en la población y, por lo tanto, reducen la transmisión del virus. En los resultados presentados aquí, aplicamos un modelo de microsimulación publicado previamente a dos países: el Reino Unido (Gran Bretaña específicamente) y los Estados Unidos. Concluimos que es probable la efectividad de cualquier intervención aislada pueda ser limitada, lo que requiere que se combinen múltiples intervenciones para tener un impacto sustancial en la transmisión.
Son posibles dos estrategias fundamentales:
(a) mitigación, que se centra en la desaceleración, pero no necesariamente detener la propagación de la epidemia: reducir la demanda máxima de atención médica al tiempo que se protege a las personas con mayor riesgo de enfermedad grave por infección y
(b) supresión, que tiene como objetivo revertir el crecimiento epidémico, reduciendo números de casos a niveles bajos y mantener esa situación indefinidamente. Cada política tiene mayor desafíos.
Encontramos que las políticas de mitigación óptimas (combinando el aislamiento domiciliario de casos sospechosos, cuarentena domiciliaria de quienes viven en el mismo hogar que los casos sospechosos y distanciamiento social de ancianos y otras personas con mayor riesgo de enfermedad grave) podrían reducir la demanda máxima de atención médica en 2/3 y muertes a la mitad. Sin embargo, la epidemia mitigada resultante probablemente resultaría en cientos de miles de muertes y sistemas de salud (en particular las unidades de cuidados intensivos) están abrumados veces más. Para los países capaces de lograrlo, esto deja la supresión como la opción de política preferida.
Mostramos que en el contexto de Reino Unido y en los Estados Unidos, la supresión requerirá, mínimamente, de una combinación de distanciamiento de toda la población, aislamiento de casos en el hogar y cuarentena doméstica de sus miembros familiares . Es posible que esto deba complementarse con el cierre de escuelas y universidades, aunque debemos reconocer que tales cierres pueden tener impactos negativos en los sistemas de salud debido al aumento de este absentismo.
El principal desafío de la supresión es que este tipo de paquete de intervención intensiva: o algo equivalente resulte eficaz para reducir la transmisión, deberá mantenerse hasta que la vacuna está disponible (potencialmente 18 meses o más), dado que predecimos que en esta transmisión aumentará rápidamente si las intervenciones son relajadas.
Mostramos que el distanciamiento social intermitente - desencadenado por las tendencias en la vigilancia de enfermedades: puede permitir que las intervenciones se relajen temporalmente en ventanas de tiempo relativamente corto; pero las medidas deberán reintroducirse, cuando los números de casos rebote. Por último, mientras que la experiencia en China y ahora Corea del Sur muestra que la supresión es posible en el corto plazo, queda por ver si es posible a largo plazo y si lo social y los costos económicos de las intervenciones adoptadas hasta ahora pueden reducirse.
Traducción: Carlos Pissolito
Impacto de las intervenciones no farmacéuticas (NPI) para reducir la mortalidad por COVID19 y la demanda de atención médica.
Instituto Abdul Latif Jameel de Análisis de Enfermedades y Emergencias, Colegio Imperial de Londres.
Contacto: neil.ferguson@imperial.ac.uk
Fuente: https://www.imperial.ac.uk/media/imperial-college/medicine/sph/ide/gida-fellowships/Imperial-College-COVID19-NPI-modelling-16-03-2020.pdf
Resumen
El impacto global de COVID-19 ha sido profundo, y la amenaza para la salud pública que representa es la más grave que se ha visto en un virus respiratorio desde la pandemia de influenza H1N1 de 1918. Aquí presentamos el Resultados del modelo epidemiológico que se ha informado para la formulación de políticas en el Reino Unido y otros países.en semanas recientes. En ausencia de una vacuna COVID-19, evaluamos el papel potencial de una serie demedidas de salud pública, llamadas intervenciones no farmacéuticas (NPI), destinadas a reducir tasas de contacto en la población y, por lo tanto, reducen la transmisión del virus. En los resultados presentados aquí, aplicamos un modelo de microsimulación publicado previamente a dos países: el Reino Unido (Gran Bretaña específicamente) y los Estados Unidos. Concluimos que es probable la efectividad de cualquier intervención aislada pueda ser limitada, lo que requiere que se combinen múltiples intervenciones para tener un impacto sustancial en la transmisión.
Son posibles dos estrategias fundamentales:
(a) mitigación, que se centra en la desaceleración, pero no necesariamente detener la propagación de la epidemia: reducir la demanda máxima de atención médica al tiempo que se protege a las personas con mayor riesgo de enfermedad grave por infección y
(b) supresión, que tiene como objetivo revertir el crecimiento epidémico, reduciendo números de casos a niveles bajos y mantener esa situación indefinidamente. Cada política tiene mayor desafíos.
Encontramos que las políticas de mitigación óptimas (combinando el aislamiento domiciliario de casos sospechosos, cuarentena domiciliaria de quienes viven en el mismo hogar que los casos sospechosos y distanciamiento social de ancianos y otras personas con mayor riesgo de enfermedad grave) podrían reducir la demanda máxima de atención médica en 2/3 y muertes a la mitad. Sin embargo, la epidemia mitigada resultante probablemente resultaría en cientos de miles de muertes y sistemas de salud (en particular las unidades de cuidados intensivos) están abrumados veces más. Para los países capaces de lograrlo, esto deja la supresión como la opción de política preferida.
Mostramos que en el contexto de Reino Unido y en los Estados Unidos, la supresión requerirá, mínimamente, de una combinación de distanciamiento de toda la población, aislamiento de casos en el hogar y cuarentena doméstica de sus miembros familiares . Es posible que esto deba complementarse con el cierre de escuelas y universidades, aunque debemos reconocer que tales cierres pueden tener impactos negativos en los sistemas de salud debido al aumento de este absentismo.
El principal desafío de la supresión es que este tipo de paquete de intervención intensiva: o algo equivalente resulte eficaz para reducir la transmisión, deberá mantenerse hasta que la vacuna está disponible (potencialmente 18 meses o más), dado que predecimos que en esta transmisión aumentará rápidamente si las intervenciones son relajadas.
Mostramos que el distanciamiento social intermitente - desencadenado por las tendencias en la vigilancia de enfermedades: puede permitir que las intervenciones se relajen temporalmente en ventanas de tiempo relativamente corto; pero las medidas deberán reintroducirse, cuando los números de casos rebote. Por último, mientras que la experiencia en China y ahora Corea del Sur muestra que la supresión es posible en el corto plazo, queda por ver si es posible a largo plazo y si lo social y los costos económicos de las intervenciones adoptadas hasta ahora pueden reducirse.
Traducción: Carlos Pissolito
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