por Carlos Pissolito
Grabado de Víctor Delhez. |
La llegada de la Peste ha cambiado muchas cosas. Y el proceso disruptivo comenzado por ella, parece estar dando sus primeros pasos, recién. Lo que significa que nos queda mucho por ver y por sorprendernos.
Lo primero es reconocer que los posicionamientos geopolíticos globales cambiarán. Con un Occidente que se disuelve y que se debilita; frente a un Oriente que se coagula y que se fortalece. Con una globalización que se glocaliza y que se fragmenta.
Lo segundo es admitir que el sistema financiero mundial, el que ya venía muy golpeado tras la crisis del 2008/9, está herido de muerte y que será reemplazado por uno nuevo basado en otros paradigmas económicos. Incluido, probablemente, un cambio del sistema monetario. El que podrá ser global y virtual o, tan simple, como volver al viejo y confiable patrón oro.
Lo tercero es saber que las alianzas políticas entre los Estados y dentro de los mismos sufrirán profundos cambios que buscarán reflejar las nuevas realidades geopolíticas.
Finalmente, lo cuarto será un profundo cambio en los usos y costumbres de la Humanidad. Ya que nadie volverá a creer en las repetidas consignas de lo “políticamente correcto”. En forma paralela a esta nueva ponderación de las viejas formas basadas en la familia, en la Nación y en los valores tradicionales; la misma será desafiada por un seguro incremento de las medidas de vigilancia a disposición del Estado y de las megacorporaciones.
Los nuevas cartas han sido repartidas. Aunque no sepamos muy bien quién ha sido el crupier ni quien oficiará de banca. A cada uno le tocará jugar su mano con las cartas que le han caído en suerte. De aquí en más, cada Estado, potestad, comunidad y hasta los individuos tendrán su respectiva supervivencia supeditada a la lucidez de sus próximas jugadas. Estemos atentos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario