por Carlos PISSOLITO
El famoso telegrama transmitido por la compañía norteamericana Western Union. |
Como era de esperarse, la revelación del mismo, enfureció a los estadounidenses, especialmente, cuando el Secretario de Relaciones Exteriores alemán, Arthur Zimmermann, admitió públicamente que el telegrama era real.
El clima que se creó en torno al incidente ayudó, en gran medida, a que los EEUU le declaren la guerra a Alemania poco tiempo después. Pero, lo que no le dijo el gobierno británico al norteamericano, en ese momento, fue que el telegrama no había sido interceptado en Alemania ni en México, sino en una oficina postal de Washington DC.
Se puede afirmar, que en forma análoga, pero inversa, es hoy la inteligencia estratégica norteamericana la que usa un “Telegrama Zimmerman”, respecto del posible espionaje a través de las redes de comunicaciones de 5G de la empresa china Huawei, para obligar a su socio estrateǵico de la Gran Bretaña a unirse en su guerra comercial y tecnológica contra China.
Inicialmente, los servicios de Defensa y de Seguridad del Reino Unido no habían encontrado inconvenientes para que la empresa de comunicaciones china, Huawei, proveyera al reino de sus servicios de telefonía 5G. Pero, luego de presiones que incluyen revelaciones de inteligencia, el presidente de los EEUU, Donald Trump, logró que la Gran Bretaña de su amigo Boris Johnson desista de esa facilidad y que Londres anuncie que prohibirá a los proveedores de telefonía móvil del país comprar nuevos equipos Huawei 5G y estableció al 2027 como la fecha límite para desmantelar los que ya han sido instalados.
Los Estados Unidos argumentan que la Ley de Inteligencia Nacional de China del 2017, permite que las organizaciones como Huawei deben "apoyar, cooperar y colaborar en el trabajo de inteligencia nacional", significa que Pekín podría obligarlas a hacer espionaje.
Por supuesto que Huawei afirma que nunca se le pidió espiar y que "se negaría categóricamente a cumplirlo", si ese fuera el caso. Un argumento, en todo caso creíble, en tanto y cuanto toda empresa china tiene una gran dependencia del Estado chino, el que tiene la forma de un Capitalismo estatal.
Pero, en todo caso, son los EEUU y la Gran Bretaña los que no pueden sorprenderse respecto de que una compañía privada espie para un Estado; pues es lo que las compañías occidentales vienen haciendo desde la invención de la telegrafía sin hilos. De hecho el famoso telegrama alemán, un cable diplomático secreto, emitido por la Cancillería Alemana con destino a su embajada en la ciudad de México, pero que era transmitido por un cable de comunicaciones submarino, fue interceptado en en las instalaciones de Cornwall, justamente, las mismas que décadas después la Inteligencia norteamericana usó para espiar la Internet de Edward Snowden.
Todavía, la sangre no ha llegado al río y la Gran Bretaña, como lo hicieran los EEUU en la 1ra GM, no le ha declarado la guerra a China; pero sí ha dispuesto que su portaaeronaves, el “HMS Queen Elizabeth”, se dirija al Mar del Sur de China, en lo que parece ser un giro copernicano en la postura estratégica de la Gran Bretaña en el conflicto entre los EEUU y China; ya que, previamente, había tratado de trabajar en conjunto con la 2da, especialmente, en cuestiones financieras globales.
Sin lugar a dudas de que debe haber otros factores que han movido al gobierno del Reino Unido a cambiar su postura. Entre los que se destacan el cambio del status quo que ha efectuado China respecto de los ciudadanos de Hong Kong, un antiguo enclave británico que es fundamental para el montaje financiero sinobritánico. Lo que, también, puede haberse visto influenciado por los deseos del gobierno chino de poner en funcionamiento una criptomoneda nacional, la que pondría en peligro la existencia del actual sistema financiero y bancario tradicional y que usa paraísos fiscales como el de Hong Kong.
De todos modos creemos que no está dicha la última palabra, ya que nos llama la atención, no solo la inicial aceptación británica de las redes 5G a cargo de Huawei, también, el extenso plazo concedido para su desinstalación en el 20127.
En definitiva, hay que juzgar a la política exterior del Reino Unido por la sabia sentencia de uno de sus primeros ministros, Lord Palmerston, que supo enseñar y practicar que los países no tienen ni ni aliados ni enemigos permanente, ya que solo tienen intereses de ese carácter.
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