De la serie: "El que se aburre en esta cuarentena es porque quiere" VIII.
Hay que seguir cabalgando al tigre.
por Carlos PISSOLITO
Hay que seguir cabalgando al tigre.
por Carlos PISSOLITO
Shoki el matador de demonios chino cabalga un tigre para cumplir con su tarea. |
Siempre se ha sabido de la necesidad de disponer de un buen sistema de inteligencia estratégica para la resolución de los problemas asociados a la toma de decisiones en situaciones de crisis prolongadas.
mediante el seguimiento de los actores considerados estratégicos y de nuestro interés. Sin que ello deba dejarse de lado se impone dos nuevos criterios de selección para el análisis de la inteligencia estratégica.
El 1ro se debe focalizar en una particular agenda, cuya importancia se ha visto reforzada
recientemente. A saber:
1. Las diferentes doctrinas de guerra que usan los diferentes actores estratégicos.
2. Las investigaciones científico-tecnológicas vinculadas con la genética, la nanotecnología y la inteligencia artificial.
3. Los planes económico-financieros globales a cargo grandes entidades bancarias y
financieras, especialmente, los relacionados con los nuevos sistemas monetarios digitales.
4. Las acciones desarrolladas por elementos no estatales de nivel supranacional como la
ONU, el FMI, la FAO, la OMS y el Foro Económico Mundial de Davos, especialmente, en lo
relacionado con la planificación familiar, control de la natalidad, la producción de
alimentos y de energía.
5. Las acciones desarrolladas por elementos no estatales privados como la empresas unicornio como Microsoft, Google, Amazon, Twitter, Facebook, etc. especialmente, en lo relacionado con la vigilancia, el control y la ingeniería social.
En 2do es extender el estudio y las consecuencias de las acciones a mediano y al largo plazo. Lo que implica no focalizarse en el desarrollo de las acciones en desarrollo a corto plazo; ya que las mismas se encuentran influidas y a veces dirigidas desde planes que solo resultan coherentes cuando se consideran sus objetivos a ser cumplidos en un lapso extenso.
Si con los criterios establecidos hasta aquí realizáramos una apreciación de situación de inteligencia estratégica, probablemente, llegaríamos a las siguientes conclusiones provisorias. Y decimos “provisorias”, ya que las únicas fuentes que disponemos para hacerla son la de tipo abierta. Vale decir información de carácter público que se encuentran disponibles en los distintos medios de comunicación social.
Para empezar, se hace necesario distinguir, como lo hemos hecho, entre los actores estatales nacionales, los no organismos supranacionales y los no estatales que interactúan en el marco de esta situación.
En el 1er grupo, habría que diferenciar a las potencias globales: los EEUU, China y Rusia de las regionales: Francia, Gran Bretaña, Alemania, Irán, Turquía, Israel, la India y hasta nuestro vecino Brasil. En este grupo se destaca la actual reticencia de los EEUU para ejercer su caracter de “primus inter pares” y el desafió de China y de Rusia por ocupar el liderazgo mundial. Y con el resto de las potencias regionales alineándose en función de sus intereses con uno o con otro de los bandos en disputa.
En el 2do grupo, el de la ONU y el de sus elementos dependientes como la OMS, la FAO, la UNHCR, el FMI, en 1ra línea y en una 2da a otros organismos como la OTAN, la OEA y otras instituciones menores, pero muy influyentes, como el Forum Económico Mundial y algunos think tanks, especialmente, norteamericanos y británicos.
En el 3er grupo, el de los actores no estatales, hay que distinguir en los decididamente “malos” como el narcotráfico” y a los que se presentan a sí mismos como “buenos”, entre los que se destacan las compañía unicornio de alta tecnología global como Microsoft, Google, Amazon y Tesla. También, habría que considerar en este grupo al sistema financiero global tradicional que expresa sus intereses en las principales bolsas de valores y que tiene como vocero a la revista “The Economist”, entre otros.
Hoy, lo interesante se concentra en las cambiantes y abundantes relaciones entre los grupos mencionados. Por ejemplo, es notable como el 3er grupo de ellos, el de las compañías unicornio, carecen de una absoluta lealtad nacional y se aprecia que muchas de ellas, pese a su sede en territorio norteamericano, tienen estrechas relaciones con el gobierno chino. Lo que se ha intensificado durante la pandemia y a caballo de dos temas fundamentales como lo son la elaboración y producción de una vacuna para el Covid19 y el apoyo de la inteligencia artificial para tareas de vigilancia social y la emisión de criptomonedas.
Fuera de los esquemas de poder descritos queda, básicamente, la masa de los Estado nacionales no mencionados más arriba. Entre los que se encuentra nuestra República Argentina. Lo que no implica que ellos no tengan su cuota de poder o que carezcan, totalmente, de toda posibilidad, de actuar en función de sus propios intereses.
Por ejemplo, queda claro, aunque desconocemos -al menos totalmente- las causas, de porque la República Argentina representa para varios de los grandes jugadores algún tipo de valor que lo lleva a tratar de mantener y/o apoyar a su continuidad histórica.
Esta “protección” se ve en las disputas entre los EEUU que, por un lado, le asegura a la Argentina la prueba de la vacuna contra el Covid19 y a China, por otro lado, que se muestra muy interesada en realizar inversiones en infraestructura de transporte y energética en nuestro país.
Pero, llegado a este punto no podemos engañarnos sobre nuestras propias debilidades. Las que se inician en la ausencia de una verdadera clase dirigente que, en principio, esté en condiciones de comprender la reglas de este Gran Juego global y que la lleva a concentrarse en luchas intestinas inconducentes. Las que luego de décadas de desarrollo han dejado en un estado de desamparo a nuestro país; ya que carece de los instrumentos materiales para su efectiva defensa; así como de un sistema coherente de alianzas que lo refuerce.
El estudio de la evolución de la situación que venimos describiendo nos permite anticipar que en un futuro cercano se van a producir cambios geopolíticos y geoeconómicos de magnitud. Como, por ejemplo, una cambio del sistema financiero y monetario mundial; a la par de una nueva economía orientada hacia la denominada “economía real”, en detrimento de la financiera, en el que la producción de commodities, especialmente, de alimentos tendrá una importancia vital.
Probablemente, en esto último se encuentre el valor geopolítico latente y pasivo de la República Argentina frente a un Mundo que tiene sed y hambre y que tendrá más de ambos. Sus posibilidades de proveer alimento para varios cientos de millones de personas.
Pero, un valor que como todo valor debe encontrar su contraparte, tanto en un sistema inteligente que lo administre como en uno que pueda protegerlo.
En este sentido, siempre nos ha dado cierta trascendencia geopolítica nuestra participación en organismos como la ONU mediante nuestras fuerzas militares de paz; también, mediante expertos en temas QBN, entre otros que podrían destacarse. Aunque, no cabe duda que todo ello se reforzaría y mejoraría, por ejemplo, con la definitiva conformación de la Fuerza de Tareas Stand-by “Cruz del Sur” y mucho más con la disposición de un poder militar acorde con nuestra extensión territorial y variedad de recursos naturales.
En conclusión, se puede decir, en muy pocas palabras, que quienes no estemos invitados a las futuras mesas de negociaciones globales y en las que se sentarán -básicamente- los actores mencionados, es porque integraremos el temario a tratar, sin la posibilidad, siquiera, de alzar nuestra voz. Por lo que no nos queda, por el momento, otra posibilidad que la de seguir cabalgando el tigre, ya que caerse, equivaldrá a ser comido por éste.
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